La renovación de la educación y la cultura del siglo XX fueron promovidos en un principio por los miembros del Ateneo de la Juventud, que se fundó oficialmente un 27 de octubre de 1909 bajo la dirección de Antonio Caso. Su origen se remonta a 1906 con la fundación de la revista Savia Moderna, de Alfonso Oñate en donde también participó el joven Diego Rivera entre otros artistas. El Ateneo de la Juventud fue conformado por un grupo de jóvenes aproximándose en edad promedio al cuarto de siglo. Su misión fue la de combatir y derrumbar el positivismo decimonónico en la educación, que ya no respondía a los nuevos tiempos y al pensamiento que se estaba gestando en el otoño del patriarca, es decir, de la dictadura de Porfirio Díaz.
El Ateneo de la juventud rompió con la generación del XIX, aquella que había impulsado el positivismo y expulsado de las aulas a las humanidades.
Según cuenta Vasconcelos, en la Escuela Nacional Preparatoria fundada por Gabino Barrera se eliminó del plan de estudios el griego y el latín. Cuenta también que los estudiantes en los pasillos discutían sobre temas de Schopenhauer, Nietzsche, Kant, Oscar Wilde o Ruskin, muchas veces a espaldas de sus maestros.
La revista Savia Moderna impulsó al grupo de jóvenes que promulgaban un cambio en la cultura y en el pensamiento de la juventud mexicana. En las oficinas de la revista se hicieron exposiciones de arte, en las que participaron artistas jóvenes como Diego Rivera, Joaquín Clausell, Sóstenes Ortega, Alberto Garduño y Rafael Ponce de León entre otros.
Algunos artistas modernistas que estaban con un pie en Europa y otro en México como lo fueron Julio Ruelas y el escultor Jesús F. Contreras aportaron al arte mexicano de principio del siglo XX sangre nueva.
Fue Justo Sierra (1848-1912) un benefactor del Ateneo de la juventud, y de la educación en México, fue él quien restituyó las humanidades a los programas de estudio, hombre de inteligencia singular, escritor, abogado, poeta y maestro orientador de las nuevas generaciones.
Esta nueva generación que forjó los cambios en el pensamiento y la educación en México, transmutó del positivismo al vitalismo; de lo apolíneo a lo dionisiaco, de la razón instrumental a la poética, del autoritarismo del progreso a la revolución y de esta a la incipiente democracia posrevolucionaria.
Una de las propuestas novedosas de Jesús T. Acevedo fue impulsar una Sociedad de Conferencias en 1907 en las que participaron renombrados miembros del Ateneo. El 12 de junio del mismo año Antonio Caso dictó una conferencia sobre “La significación y la influencia de Nietzsche en el pensamiento moderno”. El ciclo lo cerró en el mes de agosto de 1907, Ricardo Gómez Robelo con una conferencia sobre Allan Poe. Además, en dichas conferencias se realizaban declamaciones de poesía, tocaban piezas de música de Chopin, Bach y Beethoven entre otros.
Fue tal el éxito de dichas conferencias, que se renovaron más tarde en el Teatro del Conservatorio Nacional. Justo Sierra apoyó este proyecto de conferencias lo cual les dio nuevo aliento a los jóvenes ateneístas.
Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña impartieron conferencias sobre Grecia, intentando restaurar el conocimiento del mundo clásico. Con esto propiciaron una forma de pensar a través de la lectura de los clásicos, de ahí surge el término de ateneístas, que son los que integran el Ateneo. Recordemos que Alfonso Reyes fue un respetado conocedor del mundo clásico.
Este retorno a los clásicos y la comprensión del pensamiento finisecular, renovaron la concepción filosófica de los jóvenes en los años por venir, así como la concepción de la universidad pública como un espacio en el que se cristalizaran dichos cambios.
Recordemos que cuando José Vasconcelos regalaba libros de los clásicos por todo el país Álvaro Obregón se burlaba de él, y le decía:” los libros no dan de comer”.
Entre la constelación que formó el Ateneo de la juventud se encontraban Antonio Caso, Alfonso Reyes, Martín Luis Guzmán, José Vasconcelos, Julio Torri, Ricardo Gómez Robelo y Pedro Henríquez Ureña, entre otros, que propulsaron el cambio generacional en la política, la cultura y la sociedad del México de las primeras décadas del siglo XX.
Para saber más sobre este tema le recomendamos: “Nosotros. La juventud del Ateneo de México”. Quintanilla, Susana. Ed. Tusquets. México.