/ viernes 12 de abril de 2019

Humanitas: arte y pasión

En el año de 1788 se proclamó a Carlos IV “el Cazador” como rey de España a la muerte de su padre Carlos III. Su reinado fue muy controvertido particularmente en la figura de Manuel Godoy quien tuvo en sus manos el gobierno y fungió como su principal ministro gracias a la influencia de la esposa del rey María Luisa de Parma (nieta de Luis XV de Francia) de quien siempre se dijo era aficionada a los deleites sexuales sin recato y amante de Godoy. Por capricho de la reina María Luisa Manuel Godoy paso a ser su consejero privado, después Caballero de la Orden de Santiago, Gran Cruz de Carlos III, duque con Grandeza de España, primer ministro y hasta recibió el Toisón de Oro. Con todo esto acabo haciéndose de la corte.

Las resonancias de la revolución francesa hicieron eco durante el reinado de Carlos IV.

La intromisión de Napoleón Bonaparte en la política de Europa y en la corte española modificaron las relaciones internacionales.

Manuel Godoy como jefe del gobierno pactó con Napoleón para luchar contra los ingleses, en 1805 fueron vencidos por la armada británica de Nelson y sus aliados en la batalla de Trafalgar. Más tarde Godoy firmó el tratado para permitir derecho de paso a las tropas francesas para la ocupación de Portugal. La presencia francesa en territorio español aumentó la oposición hacia Godoy. Las cosas estaban tan mal en la corte que el príncipe de Asturias, Fernando conspiró contra su propio padre, aunque luego fue obligado a pedir perdón. En 1808 las circunstancias por la ocupación se agravan y Godoy les propone a los monarcas que partan hacia América. Estando los reyes en Aranjuez los nobles opositores organizaron un levantamiento popular promovido por el príncipe Fernando e hicieron prisionero a Godoy, el rey Carlos IV se enfermó severamente y decidió abdicar en la persona de su hijo Fernando VII (1808)

Napoleón al enterarse de esto convocó a la familia real y los cito en Bayona, en donde hizo que Fernando VII devolviera la corona a su padre, para que este posteriormente la entregara a José Bonaparte quien reinaría España, mejor conocido como Pepe botella por su afición al alcohol. La indignación del pueblo surgiría en los levantamientos de Madrid pintados por Francisco de Goya, quien fue pintor de cámara del rey.

Esta pequeña historia nos sirve para introducirnos en la escultura ecuestre del rey Carlos IV que se realizó en el México novohispano por el arquitecto y escultor Manuel Tolsá.

La primera escultura que realizó Tolsá de acuerdo a su proyecto y por problemas de tiempo, fue de madera estucada y laminada con oro de hoja. La ceremonia inaugural para develar la escultura ecuestre se llevó a cabo en la Plaza Mayor, se construyó un pedestal y una balaustrada oval para que en el centro se encumbrara la figura del nuevo rey de la Nueva España. Fue hasta el día 9 de diciembre en medio de una lujosa ceremonia el virrey Miguel de la Grúa Talamanca, marqués de Branciforte, sacudió su pañuelo blanco en señal de que se dejara caer el terciopelo carmín que cubría la brillante pieza. Entre la algarabía del pueblo las salvas de artillería estallaban junto con las campanas de la catedral. Tolsá tuvo que realizar la escultura en madera porque para su proyecto se requerían 600 quintales de metal para la fundición (un quintal es igual a 46 kg. Por lo que hablamos de varias toneladas) y no existía esa cantidad en la Nueva España, había que esperar a que llegara la materia prima. Para realizar el vaciado tuvo que esperar 3 años. El arquitecto y escultor valenciano trabajo en la figura y el molde teniendo como modelo a un caballo percherín llamado tambor, de la propiedad del marqués del Jaral del Berrio. La escultura guarda perfectas proporciones entre el jinete y el caballo. El rey vestido como romano, con sandalias y armadura al pecho, sentado sobre un paño que le sirve de silla, con sus guarniciones y bellos adornos y sin estribos, en actitud heroica empuñando un centro en la mano derecha levantada en señal de dirigir un ejército y su frente ceñida por una corona de laurel. El caballo lo realizó en un andar pausado, siguiendo un hermoso paso llamado “galanteo”. Tiene la pata delantera izquierda levantada en contraposición al brazo del rey, la pata derecha trasera pisando un carcaj (y se sabe que en la escultura de madera pisaba un águila y un carcaj, símbolo de la dominación del imperio Mexica). El 9 de diciembre de 1803, finalmente la escultura ecuestre del rey Carlos IV en bronce, fue instalada en la plaza mayor e inaugurada por el virrey José de Iturrigaray en una ceremonia que duró tres días de fiesta.

La figura en un singular periplo por la ciudad de México se encuentra hoy en la calle de Tacuba frente al Museo nacional de Arte y apuntando al palacio de Minería obra del gran arquitecto Manuel Tolsá y que todos conocemos como el “Caballito”. Continuará….

bobiglez@gmail.com

En el año de 1788 se proclamó a Carlos IV “el Cazador” como rey de España a la muerte de su padre Carlos III. Su reinado fue muy controvertido particularmente en la figura de Manuel Godoy quien tuvo en sus manos el gobierno y fungió como su principal ministro gracias a la influencia de la esposa del rey María Luisa de Parma (nieta de Luis XV de Francia) de quien siempre se dijo era aficionada a los deleites sexuales sin recato y amante de Godoy. Por capricho de la reina María Luisa Manuel Godoy paso a ser su consejero privado, después Caballero de la Orden de Santiago, Gran Cruz de Carlos III, duque con Grandeza de España, primer ministro y hasta recibió el Toisón de Oro. Con todo esto acabo haciéndose de la corte.

Las resonancias de la revolución francesa hicieron eco durante el reinado de Carlos IV.

La intromisión de Napoleón Bonaparte en la política de Europa y en la corte española modificaron las relaciones internacionales.

Manuel Godoy como jefe del gobierno pactó con Napoleón para luchar contra los ingleses, en 1805 fueron vencidos por la armada británica de Nelson y sus aliados en la batalla de Trafalgar. Más tarde Godoy firmó el tratado para permitir derecho de paso a las tropas francesas para la ocupación de Portugal. La presencia francesa en territorio español aumentó la oposición hacia Godoy. Las cosas estaban tan mal en la corte que el príncipe de Asturias, Fernando conspiró contra su propio padre, aunque luego fue obligado a pedir perdón. En 1808 las circunstancias por la ocupación se agravan y Godoy les propone a los monarcas que partan hacia América. Estando los reyes en Aranjuez los nobles opositores organizaron un levantamiento popular promovido por el príncipe Fernando e hicieron prisionero a Godoy, el rey Carlos IV se enfermó severamente y decidió abdicar en la persona de su hijo Fernando VII (1808)

Napoleón al enterarse de esto convocó a la familia real y los cito en Bayona, en donde hizo que Fernando VII devolviera la corona a su padre, para que este posteriormente la entregara a José Bonaparte quien reinaría España, mejor conocido como Pepe botella por su afición al alcohol. La indignación del pueblo surgiría en los levantamientos de Madrid pintados por Francisco de Goya, quien fue pintor de cámara del rey.

Esta pequeña historia nos sirve para introducirnos en la escultura ecuestre del rey Carlos IV que se realizó en el México novohispano por el arquitecto y escultor Manuel Tolsá.

La primera escultura que realizó Tolsá de acuerdo a su proyecto y por problemas de tiempo, fue de madera estucada y laminada con oro de hoja. La ceremonia inaugural para develar la escultura ecuestre se llevó a cabo en la Plaza Mayor, se construyó un pedestal y una balaustrada oval para que en el centro se encumbrara la figura del nuevo rey de la Nueva España. Fue hasta el día 9 de diciembre en medio de una lujosa ceremonia el virrey Miguel de la Grúa Talamanca, marqués de Branciforte, sacudió su pañuelo blanco en señal de que se dejara caer el terciopelo carmín que cubría la brillante pieza. Entre la algarabía del pueblo las salvas de artillería estallaban junto con las campanas de la catedral. Tolsá tuvo que realizar la escultura en madera porque para su proyecto se requerían 600 quintales de metal para la fundición (un quintal es igual a 46 kg. Por lo que hablamos de varias toneladas) y no existía esa cantidad en la Nueva España, había que esperar a que llegara la materia prima. Para realizar el vaciado tuvo que esperar 3 años. El arquitecto y escultor valenciano trabajo en la figura y el molde teniendo como modelo a un caballo percherín llamado tambor, de la propiedad del marqués del Jaral del Berrio. La escultura guarda perfectas proporciones entre el jinete y el caballo. El rey vestido como romano, con sandalias y armadura al pecho, sentado sobre un paño que le sirve de silla, con sus guarniciones y bellos adornos y sin estribos, en actitud heroica empuñando un centro en la mano derecha levantada en señal de dirigir un ejército y su frente ceñida por una corona de laurel. El caballo lo realizó en un andar pausado, siguiendo un hermoso paso llamado “galanteo”. Tiene la pata delantera izquierda levantada en contraposición al brazo del rey, la pata derecha trasera pisando un carcaj (y se sabe que en la escultura de madera pisaba un águila y un carcaj, símbolo de la dominación del imperio Mexica). El 9 de diciembre de 1803, finalmente la escultura ecuestre del rey Carlos IV en bronce, fue instalada en la plaza mayor e inaugurada por el virrey José de Iturrigaray en una ceremonia que duró tres días de fiesta.

La figura en un singular periplo por la ciudad de México se encuentra hoy en la calle de Tacuba frente al Museo nacional de Arte y apuntando al palacio de Minería obra del gran arquitecto Manuel Tolsá y que todos conocemos como el “Caballito”. Continuará….

bobiglez@gmail.com