/ viernes 8 de noviembre de 2019

Humanitas: arte y pasión

El pintor Saturnino Herrán fue un representante del simbolismo mexicano. Nació en Aguascalientes en el año de 1887 y murió prematuramente en 1918. Artista reconocido como modernista o simbolista (recordemos que en Latinoamérica al simbolismo se le llamo modernismo) además nunca pudo viajar a Europa, su madre padecía una enfermedad y no quería dejarla sola. En su obra “La ofrenda” muchos teóricos encuentran señales como el precursor del nacionalismo moderno mexicano. Sin embargo, hay críticos que no comparten ésta idea. Si bien en su obra hay notas de un nacionalismo incipiente, siempre fue considerado un modernista, tal y como sus pinturas los demuestran. Podemos apreciar en algunas de sus obras figuras ataviadas con elementos prehispánicos como en la en la obra “Nuestros dioses antiguos” de 1916. En las elites del porfiriato el mundo prehispánico estaba tomando enorme interés y presencia, es el caso del monumento a “Cuauhtémoc” de Miguel Noreña en Paseo de la Reforma y los “indios verdes” de Alejandro Casarín, que ocuparon un lugar en el Paseo de la Reforma en 1887.

También Saturnino Herrán pintó situaciones de la vida del pueblo, de los campesinos, en sus fiestas, las flores, las chinampas y mujeres mestizas. Igualmente realizó una interpretación del sincretismo indígena-cristiano, como es el caso del dibujo “Coatlicue transformada” de 1918, en la que la madre de los dioses, se ve forzada a parecer un cristo crucificado. También en su obra aparecen mujeres, no solo mestizas, también criollas que eran muy de su gusto, obras como “La Criolla del rebozo” que es una mujer desnuda sosteniendo un fruto en la mano y un rebozo sobre la espalda.

Recordando a los prolegómenos del muralismo mexicano, bastaría con evocar a Gerardo Murillo alías Dr. Atl (agua en náhuatl) quien fue el primero en montar andamios para realizar pintura mural en México, pero el estallido de la revolución en 1910 no permitió su realización.

Herrán puso un acento en la pintura utilizando modelos mestizos que le dieron a sus pinturas y dibujos el tono una de mexicanidad que no se manifestaba durante el porfiriato. Esta mexicanidad pictórica que más tarde se hizo presente con enorme fuerza durante el periodo post-revolucionario a partir del movimiento muralista y el nacionalismo cultural, impulsado por José Vasconcelos desde 1922. Cabe decir aquí, que no será Diego Rivera quien pinte la primera obra del muralismo mexicano nacionalista, solo hay que mirar su primer mural hecho a la encáustica y titulado “La creación” que se encuentra en el paraninfo de la que fue la Escuela nacional Preparatoria en el edificio de San Idelfonso, en el que se aprecian una serie de figuras más cercanas al arte bizantino con un halo casi religioso. Mientras que la obra de otro titán del muralismo, que tampoco ha tenido el debido reconocimiento que es Fernando Leal, quien pintó en el mismo edifico, un mural con el tema de “La fiesta del Señor de Chalma” obra en la que se plasma por primera vez al pueblo en sus verdaderas expresiones festivas, culturales y religiosas.

Por ello podemos decir que Herrán es un precursor de la pintura mexicana, pintó a los personajes y la cultura del pueblo de México, que más tarde aparecería en el movimiento muralista para reforzar la identidad de un país que había padecido más de un millón de muertos en una guerra fratricida.

bobiglez@gmail.com

El pintor Saturnino Herrán fue un representante del simbolismo mexicano. Nació en Aguascalientes en el año de 1887 y murió prematuramente en 1918. Artista reconocido como modernista o simbolista (recordemos que en Latinoamérica al simbolismo se le llamo modernismo) además nunca pudo viajar a Europa, su madre padecía una enfermedad y no quería dejarla sola. En su obra “La ofrenda” muchos teóricos encuentran señales como el precursor del nacionalismo moderno mexicano. Sin embargo, hay críticos que no comparten ésta idea. Si bien en su obra hay notas de un nacionalismo incipiente, siempre fue considerado un modernista, tal y como sus pinturas los demuestran. Podemos apreciar en algunas de sus obras figuras ataviadas con elementos prehispánicos como en la en la obra “Nuestros dioses antiguos” de 1916. En las elites del porfiriato el mundo prehispánico estaba tomando enorme interés y presencia, es el caso del monumento a “Cuauhtémoc” de Miguel Noreña en Paseo de la Reforma y los “indios verdes” de Alejandro Casarín, que ocuparon un lugar en el Paseo de la Reforma en 1887.

También Saturnino Herrán pintó situaciones de la vida del pueblo, de los campesinos, en sus fiestas, las flores, las chinampas y mujeres mestizas. Igualmente realizó una interpretación del sincretismo indígena-cristiano, como es el caso del dibujo “Coatlicue transformada” de 1918, en la que la madre de los dioses, se ve forzada a parecer un cristo crucificado. También en su obra aparecen mujeres, no solo mestizas, también criollas que eran muy de su gusto, obras como “La Criolla del rebozo” que es una mujer desnuda sosteniendo un fruto en la mano y un rebozo sobre la espalda.

Recordando a los prolegómenos del muralismo mexicano, bastaría con evocar a Gerardo Murillo alías Dr. Atl (agua en náhuatl) quien fue el primero en montar andamios para realizar pintura mural en México, pero el estallido de la revolución en 1910 no permitió su realización.

Herrán puso un acento en la pintura utilizando modelos mestizos que le dieron a sus pinturas y dibujos el tono una de mexicanidad que no se manifestaba durante el porfiriato. Esta mexicanidad pictórica que más tarde se hizo presente con enorme fuerza durante el periodo post-revolucionario a partir del movimiento muralista y el nacionalismo cultural, impulsado por José Vasconcelos desde 1922. Cabe decir aquí, que no será Diego Rivera quien pinte la primera obra del muralismo mexicano nacionalista, solo hay que mirar su primer mural hecho a la encáustica y titulado “La creación” que se encuentra en el paraninfo de la que fue la Escuela nacional Preparatoria en el edificio de San Idelfonso, en el que se aprecian una serie de figuras más cercanas al arte bizantino con un halo casi religioso. Mientras que la obra de otro titán del muralismo, que tampoco ha tenido el debido reconocimiento que es Fernando Leal, quien pintó en el mismo edifico, un mural con el tema de “La fiesta del Señor de Chalma” obra en la que se plasma por primera vez al pueblo en sus verdaderas expresiones festivas, culturales y religiosas.

Por ello podemos decir que Herrán es un precursor de la pintura mexicana, pintó a los personajes y la cultura del pueblo de México, que más tarde aparecería en el movimiento muralista para reforzar la identidad de un país que había padecido más de un millón de muertos en una guerra fratricida.

bobiglez@gmail.com