/ viernes 19 de junio de 2020

Humanitas: arte y pasión

El romanticismo es un movimiento que se manifiesta hacia el año de 1800.

“La escuela romántica es el sentimiento propio de un nuevo comienzo, el espíritu alado de una nueva generación, que salió a la luz preñada del pensamiento y a la vez con ánimo, dispuesta a llevar el temple de la revolución al mundo del espíritu y de la poesía”.

La historia nos explica los antecedentes de este movimiento en la Alemania del siglo XVIII. Hacia el año de1769, Johann Gottfried Herder se hizo a la mar en el puerto de Riga, atravesó la noche y su oscuridad navegando en su mismidad, a un mundo lejos de la realidad: su puerto era el romanticismo: “En cuantas esferas hace pensar una nave que fluctúa entre el cielo y el mar” cantaba. El Sturm und Drag es el preludio del romanticismo, la tempestad y el ímpetu. La aventura del viaje del espíritu, la libertad es aquella en la se que rasga la pantalla tamiz para irrumpir en la terrible existencia.

Acontece lo traumático es ese encuentro fallido con lo real. Por ello, el artista romántico necesita del arte para no morir de la verdad. El espíritu romántico según Novalis “es una actitud que consiste en conferir a lo ordinario un sentido de extraordinario; a lo conocido dignidad de desconocido y a lo finito apariencia de infinitud”. En Alemania una década antes de la revolución francesa se lleva a cabo un ímpetu regenerador de la cultura, que pretendía superar la ilustración, es decir, era una reacción al logo centrismo de la época. La huida del mundo o la huida del ratio. Esta actitud se llamó Sturm und Drag, tempestad e ímpetu, tormenta interior, el termino fue tomado del título de una obra de teatro de Friedrich Klinger.

El Sturm und Drag reunió a célebres pensadores y escritores alemanes como fue el caso del propio Herder, Goethe, Schiller, entre otros. No fue un caso aislado el Sturm und Drag, fue una expresión espiritual colectiva que emergió del pueblo alemán. Una revolución pre-romántica, la reacción contra la ilustración fue uno de los antecedentes de la revolución francesa. En la pintura Francisco de Goya con sus pinturas negras y los desastres de la guerra. Johan Heinrich Füsli con su obra La pesadilla, son un ejemplo del espíritu romántico de aquellos albores.

El movimiento romántico como tal inicia a principios del siglo XIX y no sabemos bien cuando termina, algunos autores como Rüdiger Safranski, opinan que el espíritu romántico permanece, tal vez de manera subrepticia. A veces aparece de cara contra la secularización del mundo; lo romántico nunca se mantienen idéntico, se transforma y es contradictorio. Safranski advierte que “lo romántico es bueno para la poesía y malo para la política”. El mesianismo político y el nacionalismo son su expresión más decadente y peligrosa. Advierte el autor que el romanticismo también a padecido en el siglo XX los efectos contrarios, como son : el desencanto de la postguerra, el escepticismo, el nihilismo. La hipermodernidad, la digitalización de la representación de la realidad, la virtualidad del deseo y la pasión, todo esto pareciera dejar al espíritu romántico en el cementerio de la historia.

Cuando Goethe conoció a Herder su maestro, hizo que Werther, su personaje de su novela “Las desventuras del joven Werther” exclamara: “Por doquier encuentro vida y nada más que vida…” Más tarde siendo ya un viejo enfermo Goethe afirmaba: que lo romántico era enfermizo.

Friedrich Hölderlin el poeta de la existencia y la locura nos legó grandes pensamientos de aquella época como aquel que dice: “El hombre es un Dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona...Hay un olvido de toda existencia, un callar de nuestro ser que es como si lo hubiéramos encontrado todo” Scardanelli. bobiglez@gmail.com

El romanticismo es un movimiento que se manifiesta hacia el año de 1800.

“La escuela romántica es el sentimiento propio de un nuevo comienzo, el espíritu alado de una nueva generación, que salió a la luz preñada del pensamiento y a la vez con ánimo, dispuesta a llevar el temple de la revolución al mundo del espíritu y de la poesía”.

La historia nos explica los antecedentes de este movimiento en la Alemania del siglo XVIII. Hacia el año de1769, Johann Gottfried Herder se hizo a la mar en el puerto de Riga, atravesó la noche y su oscuridad navegando en su mismidad, a un mundo lejos de la realidad: su puerto era el romanticismo: “En cuantas esferas hace pensar una nave que fluctúa entre el cielo y el mar” cantaba. El Sturm und Drag es el preludio del romanticismo, la tempestad y el ímpetu. La aventura del viaje del espíritu, la libertad es aquella en la se que rasga la pantalla tamiz para irrumpir en la terrible existencia.

Acontece lo traumático es ese encuentro fallido con lo real. Por ello, el artista romántico necesita del arte para no morir de la verdad. El espíritu romántico según Novalis “es una actitud que consiste en conferir a lo ordinario un sentido de extraordinario; a lo conocido dignidad de desconocido y a lo finito apariencia de infinitud”. En Alemania una década antes de la revolución francesa se lleva a cabo un ímpetu regenerador de la cultura, que pretendía superar la ilustración, es decir, era una reacción al logo centrismo de la época. La huida del mundo o la huida del ratio. Esta actitud se llamó Sturm und Drag, tempestad e ímpetu, tormenta interior, el termino fue tomado del título de una obra de teatro de Friedrich Klinger.

El Sturm und Drag reunió a célebres pensadores y escritores alemanes como fue el caso del propio Herder, Goethe, Schiller, entre otros. No fue un caso aislado el Sturm und Drag, fue una expresión espiritual colectiva que emergió del pueblo alemán. Una revolución pre-romántica, la reacción contra la ilustración fue uno de los antecedentes de la revolución francesa. En la pintura Francisco de Goya con sus pinturas negras y los desastres de la guerra. Johan Heinrich Füsli con su obra La pesadilla, son un ejemplo del espíritu romántico de aquellos albores.

El movimiento romántico como tal inicia a principios del siglo XIX y no sabemos bien cuando termina, algunos autores como Rüdiger Safranski, opinan que el espíritu romántico permanece, tal vez de manera subrepticia. A veces aparece de cara contra la secularización del mundo; lo romántico nunca se mantienen idéntico, se transforma y es contradictorio. Safranski advierte que “lo romántico es bueno para la poesía y malo para la política”. El mesianismo político y el nacionalismo son su expresión más decadente y peligrosa. Advierte el autor que el romanticismo también a padecido en el siglo XX los efectos contrarios, como son : el desencanto de la postguerra, el escepticismo, el nihilismo. La hipermodernidad, la digitalización de la representación de la realidad, la virtualidad del deseo y la pasión, todo esto pareciera dejar al espíritu romántico en el cementerio de la historia.

Cuando Goethe conoció a Herder su maestro, hizo que Werther, su personaje de su novela “Las desventuras del joven Werther” exclamara: “Por doquier encuentro vida y nada más que vida…” Más tarde siendo ya un viejo enfermo Goethe afirmaba: que lo romántico era enfermizo.

Friedrich Hölderlin el poeta de la existencia y la locura nos legó grandes pensamientos de aquella época como aquel que dice: “El hombre es un Dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona...Hay un olvido de toda existencia, un callar de nuestro ser que es como si lo hubiéramos encontrado todo” Scardanelli. bobiglez@gmail.com