/ viernes 20 de noviembre de 2020

Humanitas: arte y pasión

Constantemente la condición de estar en la vida es un desafío permanente. Como afirma la filósofa Ana Conde “la vida como tal no existe, no es ni un sustantivo, lo que existe es vivir”. Cuando estamos existiendo y no nos percatamos de que estamos viviendo, ocurre que nuestro estado de falta se manifiesta y nos atormenta. El estado de falta es la consecuencia del deseo, siempre estamos en un estado de angustia, con inquietud por tener más de lo que tenemos.

Pero lo que nos acontece es la ausencia, la falta del Ser, sí del Ser mismo, de quiénes somos, de esa condición que hemos olvidado como seres existenciales, yo soy, y al mismo tiempo estoy siendo en el otro. Nos convertimos en seres cuantitativos y no cualitativos, nos preocupamos más por tener cosas, objetos, que por reconocer y disfrutar lo que nos rodea y que realmente tenemos.

Hablamos de la posibilidad de sublimación a través del arte, que como dispositivo nos permite aproximarnos al encuentro con el ser a través del cambio de estado, es decir, del estado físico y material al estado espiritual aproximándose a los bordes de la experiencia.

La ciencia define la sublimación al acto y consecuencia de sublimar, es decir, pasar de forma directa del estado sólido al de vapor. Hacer que la materia pase del estado sólido al gaseoso, sin pasar en ningún momento por el estado líquido, es la acción de sublimar.

El arte en cualquiera de sus manifestaciones es un activador de regiones o dispositivos de la mente y el espíritu humano. Cotidianamente tenemos estas regiones apagadas porque estamos más pendientes de los deseos que se presentan diariamente.

Por ello es que el arte nos posibilita esa desconexión con lo banal, lo superficial y hasta insignificante. El arte permite abrir el umbral en donde acontece la aparición del ser y nos aproxima a la energía espiritual del todo.

Otra de las virtudes de la experiencia con el arte es el sentido comunitario, es decir, el reconocimiento del otro. Lo otro y el otro se funden en esta experiencia artística y única en la que muestra el ser. La belleza del nosotros.

Esta reflexión me convoca a invitarlos a visitar la exposición “Tres de Tres” en el Museo de arte de Querétaro, en la que tres mujeres artistas establecen una relación de cuerpo, alma y mente, una triada que las conecta entre ellas para producir una muestra de la experiencia de pintarse a sí mismas y de pintar a la otras, y en la que el espectador encontrará los secretos de ese hilo de Ariadna que estas mujeres han hilvanado en las salas del museo. En Tres de Tres participan Camila Muñoz-ledo, Zayda Ascencio y Karla Mancilla. Los esperamos haciendo previa cita para visitar la exposición.

bobiglez@gmail.com

Constantemente la condición de estar en la vida es un desafío permanente. Como afirma la filósofa Ana Conde “la vida como tal no existe, no es ni un sustantivo, lo que existe es vivir”. Cuando estamos existiendo y no nos percatamos de que estamos viviendo, ocurre que nuestro estado de falta se manifiesta y nos atormenta. El estado de falta es la consecuencia del deseo, siempre estamos en un estado de angustia, con inquietud por tener más de lo que tenemos.

Pero lo que nos acontece es la ausencia, la falta del Ser, sí del Ser mismo, de quiénes somos, de esa condición que hemos olvidado como seres existenciales, yo soy, y al mismo tiempo estoy siendo en el otro. Nos convertimos en seres cuantitativos y no cualitativos, nos preocupamos más por tener cosas, objetos, que por reconocer y disfrutar lo que nos rodea y que realmente tenemos.

Hablamos de la posibilidad de sublimación a través del arte, que como dispositivo nos permite aproximarnos al encuentro con el ser a través del cambio de estado, es decir, del estado físico y material al estado espiritual aproximándose a los bordes de la experiencia.

La ciencia define la sublimación al acto y consecuencia de sublimar, es decir, pasar de forma directa del estado sólido al de vapor. Hacer que la materia pase del estado sólido al gaseoso, sin pasar en ningún momento por el estado líquido, es la acción de sublimar.

El arte en cualquiera de sus manifestaciones es un activador de regiones o dispositivos de la mente y el espíritu humano. Cotidianamente tenemos estas regiones apagadas porque estamos más pendientes de los deseos que se presentan diariamente.

Por ello es que el arte nos posibilita esa desconexión con lo banal, lo superficial y hasta insignificante. El arte permite abrir el umbral en donde acontece la aparición del ser y nos aproxima a la energía espiritual del todo.

Otra de las virtudes de la experiencia con el arte es el sentido comunitario, es decir, el reconocimiento del otro. Lo otro y el otro se funden en esta experiencia artística y única en la que muestra el ser. La belleza del nosotros.

Esta reflexión me convoca a invitarlos a visitar la exposición “Tres de Tres” en el Museo de arte de Querétaro, en la que tres mujeres artistas establecen una relación de cuerpo, alma y mente, una triada que las conecta entre ellas para producir una muestra de la experiencia de pintarse a sí mismas y de pintar a la otras, y en la que el espectador encontrará los secretos de ese hilo de Ariadna que estas mujeres han hilvanado en las salas del museo. En Tres de Tres participan Camila Muñoz-ledo, Zayda Ascencio y Karla Mancilla. Los esperamos haciendo previa cita para visitar la exposición.

bobiglez@gmail.com