/ viernes 3 de diciembre de 2021

Humanitas | Arte y pasión


Nietzsche fue un profeta que describió el sino del siglo XX. La cultura de la vieja europea fue cuestionada por ser arrogante y encontrarse en plena decadencia. Las dos grandes guerras fueron un descomunal ejemplo.

En estos tiempos estamos destruyéndonos, también nuestros valores, la cultura se ha frivolizado y el planeta lo estamos acabando sin pensar. ¿Vivimos en el nihilismo?

Es necesario saber de dónde venimos y quienes somos. No es suficiente hacer marchas y escribir carteles, lanzar consignas por twitter y redes sociales a favor de la paz, la causa verde o en ficciones políticas.

Somos seres más complejos, salvajes y crueles al mismo tiempo, como Dionisio y Apolo en la metáfora nietzschiana.

El nihilismo significa que se desvalorizan los más altos valores humanos, la falta de metas, se necesita una crítica de los valores morales que nos enseñaron desde antaño y que seguimos como rebaño. No dudamos en nada de lo que nos enseñaron. Tenemos que actualizar nuestros valores en tiempos de la Posverdad. Imaginemos por un momento que todo lo que creíamos verdadero es falso y viceversa. Parece que las buenas personas ahora siempre pierden, y los malos, corruptos y crueles son los que ganan, es decir, los malos parecen hoy los vencedores, los admirados. Esto se tiene que reflexionar en la educación que recibimos e impartimos a través del pensamiento crítico.

Todo esto que cuento es consecuencia del nihilismo que Nietzsche predijo para nuestra época, que esta relacionado con el racionalismo apolíneo y cosificador, que nos convirtió en cosa, en carne, en máquinas de trabajo y guerra y no en seres humanos. Es por ello que hemos estado en este oscuro y peligroso nihilismo que procede del abuso del instinto apolíneo y que cree que puede alcanzar verdades absolutas tanto en la religión como en la ciencia, la política. Se ha producido el desprecio del hombre por la humanidad.

Esto es un síntoma del fracaso de la moral y de nuestras creencias que no han logrado hacernos felices, y también de la arrogancia del exceso de razón que mostro su más vil rostro durante la segunda guerra mundial, que fue una carnicería impulsada por asuntos políticos que hundió a Europa en la miseria y la guerra.

Occidente es una amenaza peligrosa que sigue llevando a cabo prácticas inhumanas (migrantes). No podemos olvidar los campos de exterminio, los bombardeos brutales sobre ciudades y civiles, y las explosiones atómicas en Japón. Como fue posible que esas personas tan racionales, educadas, cultas, llegaran a esa monstruosidad, que generó el pesimismo y nihilismo. La máxima racionalidad y la máxima barbarie al mismo tiempo de la impostura de moralidad y corrección ética. Esto lo predijo Nietzsche en el siglo XIX.

Él nos dice en “La voluntad y poder” que este nihilismo es un estado psicológico, que surge del malestar en la cultura, tal como lo interpretó Freud, malestar que tenemos todos y no sabemos porque, “el nihilismo dice Nietzsche surgirá cuando hallamos buscado un sentido a un suceso que no lo tenga, de manera qué, el que lo busca acaba perdiendo el ánimo en este intento moderno de racionacionalizar todo y darle sentido.

“El nihilismo es un desperdicio de fuerzas, la tortura, la falta de oportunidad de rehacerse de alguna manera; a veces la vergüenza de sí mismo.

Cuando el hombre se consideraba hijo de Dios, no se devaluaba a sí mismo, a pesar de ser el héroe de la tragedia, se respetaba y tenía dignidad, además todo estaba ya revelado por la moral imperante. Dar por hecho hoy en día que no existe una verdad, ¿que es lo bueno o malo? El nihilismo piensa que toda creencia o fe es falsa, porque cree en un mundo que no es verdadero. Es una diátesis contagiosa en la era de la posverdad. OM.


bobiglez@gmail.com


Nietzsche fue un profeta que describió el sino del siglo XX. La cultura de la vieja europea fue cuestionada por ser arrogante y encontrarse en plena decadencia. Las dos grandes guerras fueron un descomunal ejemplo.

En estos tiempos estamos destruyéndonos, también nuestros valores, la cultura se ha frivolizado y el planeta lo estamos acabando sin pensar. ¿Vivimos en el nihilismo?

Es necesario saber de dónde venimos y quienes somos. No es suficiente hacer marchas y escribir carteles, lanzar consignas por twitter y redes sociales a favor de la paz, la causa verde o en ficciones políticas.

Somos seres más complejos, salvajes y crueles al mismo tiempo, como Dionisio y Apolo en la metáfora nietzschiana.

El nihilismo significa que se desvalorizan los más altos valores humanos, la falta de metas, se necesita una crítica de los valores morales que nos enseñaron desde antaño y que seguimos como rebaño. No dudamos en nada de lo que nos enseñaron. Tenemos que actualizar nuestros valores en tiempos de la Posverdad. Imaginemos por un momento que todo lo que creíamos verdadero es falso y viceversa. Parece que las buenas personas ahora siempre pierden, y los malos, corruptos y crueles son los que ganan, es decir, los malos parecen hoy los vencedores, los admirados. Esto se tiene que reflexionar en la educación que recibimos e impartimos a través del pensamiento crítico.

Todo esto que cuento es consecuencia del nihilismo que Nietzsche predijo para nuestra época, que esta relacionado con el racionalismo apolíneo y cosificador, que nos convirtió en cosa, en carne, en máquinas de trabajo y guerra y no en seres humanos. Es por ello que hemos estado en este oscuro y peligroso nihilismo que procede del abuso del instinto apolíneo y que cree que puede alcanzar verdades absolutas tanto en la religión como en la ciencia, la política. Se ha producido el desprecio del hombre por la humanidad.

Esto es un síntoma del fracaso de la moral y de nuestras creencias que no han logrado hacernos felices, y también de la arrogancia del exceso de razón que mostro su más vil rostro durante la segunda guerra mundial, que fue una carnicería impulsada por asuntos políticos que hundió a Europa en la miseria y la guerra.

Occidente es una amenaza peligrosa que sigue llevando a cabo prácticas inhumanas (migrantes). No podemos olvidar los campos de exterminio, los bombardeos brutales sobre ciudades y civiles, y las explosiones atómicas en Japón. Como fue posible que esas personas tan racionales, educadas, cultas, llegaran a esa monstruosidad, que generó el pesimismo y nihilismo. La máxima racionalidad y la máxima barbarie al mismo tiempo de la impostura de moralidad y corrección ética. Esto lo predijo Nietzsche en el siglo XIX.

Él nos dice en “La voluntad y poder” que este nihilismo es un estado psicológico, que surge del malestar en la cultura, tal como lo interpretó Freud, malestar que tenemos todos y no sabemos porque, “el nihilismo dice Nietzsche surgirá cuando hallamos buscado un sentido a un suceso que no lo tenga, de manera qué, el que lo busca acaba perdiendo el ánimo en este intento moderno de racionacionalizar todo y darle sentido.

“El nihilismo es un desperdicio de fuerzas, la tortura, la falta de oportunidad de rehacerse de alguna manera; a veces la vergüenza de sí mismo.

Cuando el hombre se consideraba hijo de Dios, no se devaluaba a sí mismo, a pesar de ser el héroe de la tragedia, se respetaba y tenía dignidad, además todo estaba ya revelado por la moral imperante. Dar por hecho hoy en día que no existe una verdad, ¿que es lo bueno o malo? El nihilismo piensa que toda creencia o fe es falsa, porque cree en un mundo que no es verdadero. Es una diátesis contagiosa en la era de la posverdad. OM.


bobiglez@gmail.com