/ viernes 9 de agosto de 2019

Humanitas. Arte y Pasión

Un caso de Terrorismo Cultural le ocurrió a la obra titulada “Ronda nocturna” de Rembrandt que fue atacada por un hombre con un puñal en el año de 1911, lesionando solo el barniz; luego en 1975 otro agresor le propinó varias rasgaduras a la obra, declarando que Jesús le ordenó atacar la pintura. En 1990 un paciente que escapó del hospital psiquiátrico le roció a la misma obra de Rembrandt ácido sulfúrico y tuvo que ser nuevamente restaurada en el Rijksmuseum de Ámsterdam.

En 1914 Mary Richardson integrante del movimiento “suffragettes” mujeres que luchaban por obtener el derecho a votar, manifestó su malestar por el arresto de una compañera y con un cuchillo de carnicero le realizo 7 cortes a la pintura “Venus del espejo” de Diego Velázquez, en el Museo Nacional de Londres, convirtió su protesta en terrorismo cultural al atacar una obra patrimonio de la humanidad y de las generaciones venideras.

Otro caso fue la obra emblemática y polémica de Marcel Duchamp titulada “La Fuente” (un urinario invertido) que también fue atacada con un martillo en el año 2006 en el interior del museo Georges Pompidou de París, por un ciudadano llamado Pierre Pinoncelli, quien fue multado y sentenciado. El agresor advirtió que su agresión fue una acción artística.

Este tipo de acciones o actos de destrucción nos recuerdan cuando los nazis destruyeron gran cantidad de obras de arte moderno y además lo prohibieron, bajo el pretexto de que representaba la decadencia de las culturas inferiores. El nazi Joseph Goebbels ministro de Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, fue uno de los inspiradores y promotores de la destrucción, al grado que organizó una exposición llamada “Arte Degenerado” que se presentó en el Haus der Kunst en 1937, con la encomienda de ridiculizar el arte moderno y exhibir los precios a los que se vendía, mientras el pueblo tenía que sufrir las consecuencias ingentes de la pobreza. Había que prohibir el arte moderno en favor de un arte del pueblo heroico.

Las obras maestras siempre han estado en peligro de ser destruidas por psicóticos y terroristas culturales, el patrimonio artístico y cultural de la humanidad siempre estará en riesgo mientras siga existiendo actos violentos y mentalidades al estilo Joseph Goebbels. Parafraseando a Luis Rius : “No se puede vivir como si la belleza no existiera”. La belleza no debe atender al prejuicio ni al prestigio.

bobiglez@gmail.com

Un caso de Terrorismo Cultural le ocurrió a la obra titulada “Ronda nocturna” de Rembrandt que fue atacada por un hombre con un puñal en el año de 1911, lesionando solo el barniz; luego en 1975 otro agresor le propinó varias rasgaduras a la obra, declarando que Jesús le ordenó atacar la pintura. En 1990 un paciente que escapó del hospital psiquiátrico le roció a la misma obra de Rembrandt ácido sulfúrico y tuvo que ser nuevamente restaurada en el Rijksmuseum de Ámsterdam.

En 1914 Mary Richardson integrante del movimiento “suffragettes” mujeres que luchaban por obtener el derecho a votar, manifestó su malestar por el arresto de una compañera y con un cuchillo de carnicero le realizo 7 cortes a la pintura “Venus del espejo” de Diego Velázquez, en el Museo Nacional de Londres, convirtió su protesta en terrorismo cultural al atacar una obra patrimonio de la humanidad y de las generaciones venideras.

Otro caso fue la obra emblemática y polémica de Marcel Duchamp titulada “La Fuente” (un urinario invertido) que también fue atacada con un martillo en el año 2006 en el interior del museo Georges Pompidou de París, por un ciudadano llamado Pierre Pinoncelli, quien fue multado y sentenciado. El agresor advirtió que su agresión fue una acción artística.

Este tipo de acciones o actos de destrucción nos recuerdan cuando los nazis destruyeron gran cantidad de obras de arte moderno y además lo prohibieron, bajo el pretexto de que representaba la decadencia de las culturas inferiores. El nazi Joseph Goebbels ministro de Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, fue uno de los inspiradores y promotores de la destrucción, al grado que organizó una exposición llamada “Arte Degenerado” que se presentó en el Haus der Kunst en 1937, con la encomienda de ridiculizar el arte moderno y exhibir los precios a los que se vendía, mientras el pueblo tenía que sufrir las consecuencias ingentes de la pobreza. Había que prohibir el arte moderno en favor de un arte del pueblo heroico.

Las obras maestras siempre han estado en peligro de ser destruidas por psicóticos y terroristas culturales, el patrimonio artístico y cultural de la humanidad siempre estará en riesgo mientras siga existiendo actos violentos y mentalidades al estilo Joseph Goebbels. Parafraseando a Luis Rius : “No se puede vivir como si la belleza no existiera”. La belleza no debe atender al prejuicio ni al prestigio.

bobiglez@gmail.com