/ viernes 20 de septiembre de 2019

Humanitas. Arte y Pasión

El Museo de Arte de Querétaro en su 31 aniversario presenta la exposición “Chucho Reyes Tiempo de color”, un artista nacido en Jalisco en el año de 1880 y muerto un 6 de agosto de 1977 en la ciudad de México.

Chucho Reyes fue un artista que rindió homenaje al color y al arte popular mexicano con una patente pincelada expresionista. Sus obras o papeles presentan temáticas en las que aparecen juguetes mexicanos, payasos, el circo, bailarinas, calaveras y esqueletos con flores, caballos, gallos, tigres (fauna festiva) y por supuesto sus famosos cristos y retablos realizados con un carácter místico y un espíritu celebrativo.

Su obra tiene una marcada influencia de los artistas mexicanos José Guadalupe Posada y José Clemente Orozco, y de los europeos Marc Chagall y Georges Rouault. Sin embargo, el tema de lo sagrado y la muerte abunda en su producción. Carlo Pellicer decía que el pueblo mexicano tenía dos obsesiones: la muerte y las flores.

Chucho Reyes trabajó como anticuario (herencia de su padre), decorador de salones de fiestas, de altares de dolores y hasta de plaza de toros; también amortajó muertos como fue el caso de su admirado J. Clemente Orozco, muerto en 1949.

Sus primeros trabajos aparecieron en hojas de papel de china que el manchaba con motivos para envolver los objetos que vendía en su tienda de antigüedades. En la ciudad de Guadalajara en donde radicaba, asistió a reuniones de grupos de artistas en donde se enteraba del pulso del arte de la época.

En la década de los años treinta (1938) se instala definitivamente en la ciudad de México en su domicilio de la calle de Milán # 20. Ya en la capital su círculo estuvo conformado por artistas e intelectuales como Juan Soriano, Diego Rivera, Xavier Guerrero, Frida Kahlo, Siqueiros y O´Gorman entre otros y por supuesto los arquitectos Luis Barragán y Mathias Goeritz; lo mismo poetas como Elías Nandino, Carlos Pellicer y Salvador Novo.

Chucho Reyes fue un consejero y asesor de arquitectos, su influencia no solo fue en la concepción del color, sino también del espacio arquitectónico. Con Luis Barragán trabajo en el Pedregal y con la dupla Mathias Goeritz-Barragán colaboró en las torres de Satélite, se le atribuye el color de estos cinco prismas que se levantan al norte de la ciudad de México a las que pintó con la paleta del neoplasticismo de Mondrian.

En el año de 1942 trabaja con Inés Amor y realiza escenografías para el ballet ruso, ahí conoce a Marc Chagall quien en señal de admiración le advierte: “Usted es el Chagall mexicano “.

Su primera exposición individual la realizó en 1967 en el Palacio de Bellas Artes.

La técnica que utilizó en sus papeles fue el temple o gouache que consistía en la mezcla de anilinas con cola vegetal en agua hirviendo, aplicaba barniz sobre el papel de seda o de china y manchaba con colores el formato alcanzando texturas y brillantez. Su paleta la realizaba con tierras de color azul, rosa, ocre, rojo y amarillo, que mezclaba como un alquimista sus ponciones, con aglutinantes calientes que preparaba en tazones de barro.

En el Museo de Arte se podrán admirar a partir de hoy 29 piezas de este emblemático artista mexicano, esperamos que visiten el museo y disfruten de esta muestra conmemorativa.

bobiglez@gmail.com

El Museo de Arte de Querétaro en su 31 aniversario presenta la exposición “Chucho Reyes Tiempo de color”, un artista nacido en Jalisco en el año de 1880 y muerto un 6 de agosto de 1977 en la ciudad de México.

Chucho Reyes fue un artista que rindió homenaje al color y al arte popular mexicano con una patente pincelada expresionista. Sus obras o papeles presentan temáticas en las que aparecen juguetes mexicanos, payasos, el circo, bailarinas, calaveras y esqueletos con flores, caballos, gallos, tigres (fauna festiva) y por supuesto sus famosos cristos y retablos realizados con un carácter místico y un espíritu celebrativo.

Su obra tiene una marcada influencia de los artistas mexicanos José Guadalupe Posada y José Clemente Orozco, y de los europeos Marc Chagall y Georges Rouault. Sin embargo, el tema de lo sagrado y la muerte abunda en su producción. Carlo Pellicer decía que el pueblo mexicano tenía dos obsesiones: la muerte y las flores.

Chucho Reyes trabajó como anticuario (herencia de su padre), decorador de salones de fiestas, de altares de dolores y hasta de plaza de toros; también amortajó muertos como fue el caso de su admirado J. Clemente Orozco, muerto en 1949.

Sus primeros trabajos aparecieron en hojas de papel de china que el manchaba con motivos para envolver los objetos que vendía en su tienda de antigüedades. En la ciudad de Guadalajara en donde radicaba, asistió a reuniones de grupos de artistas en donde se enteraba del pulso del arte de la época.

En la década de los años treinta (1938) se instala definitivamente en la ciudad de México en su domicilio de la calle de Milán # 20. Ya en la capital su círculo estuvo conformado por artistas e intelectuales como Juan Soriano, Diego Rivera, Xavier Guerrero, Frida Kahlo, Siqueiros y O´Gorman entre otros y por supuesto los arquitectos Luis Barragán y Mathias Goeritz; lo mismo poetas como Elías Nandino, Carlos Pellicer y Salvador Novo.

Chucho Reyes fue un consejero y asesor de arquitectos, su influencia no solo fue en la concepción del color, sino también del espacio arquitectónico. Con Luis Barragán trabajo en el Pedregal y con la dupla Mathias Goeritz-Barragán colaboró en las torres de Satélite, se le atribuye el color de estos cinco prismas que se levantan al norte de la ciudad de México a las que pintó con la paleta del neoplasticismo de Mondrian.

En el año de 1942 trabaja con Inés Amor y realiza escenografías para el ballet ruso, ahí conoce a Marc Chagall quien en señal de admiración le advierte: “Usted es el Chagall mexicano “.

Su primera exposición individual la realizó en 1967 en el Palacio de Bellas Artes.

La técnica que utilizó en sus papeles fue el temple o gouache que consistía en la mezcla de anilinas con cola vegetal en agua hirviendo, aplicaba barniz sobre el papel de seda o de china y manchaba con colores el formato alcanzando texturas y brillantez. Su paleta la realizaba con tierras de color azul, rosa, ocre, rojo y amarillo, que mezclaba como un alquimista sus ponciones, con aglutinantes calientes que preparaba en tazones de barro.

En el Museo de Arte se podrán admirar a partir de hoy 29 piezas de este emblemático artista mexicano, esperamos que visiten el museo y disfruten de esta muestra conmemorativa.

bobiglez@gmail.com