/ viernes 13 de diciembre de 2019

Humanitas. Arte y Pasión

Una estrategia publicitaria reveló como un acto desmesurado en ArtBasel 2019 en Miami se vuelve viral. El provocador escultor italiano Maurizio Cattelan exhibió un plátano pegando con cinta adhesiva plateada sobre una mampara de la galería francesa de Emmanuel Perrotin, que tituló “Comediante” y se vendió en ciento veinte mil dólares.

En algún momento apareció un artista georgiano residente en N.Y. llamado David Datuna y frente a un nutrido grupo de espectadores que estaba grabando la obra, desprende la banana y se la come definiendo su acción como “una actuación artística de un artista hambriento”. El sujeto fue expulsado de la feria de arte y el responsable de la galería no quiso levantar denuncia contra el atrevido artista. Pusieron otro platano.

¿Toda esta narrativa que significa en el marco de la feria de arte-mercancía más importantes de américa? Pues eso, buscar la publicidad a través del escándalo y el desafío a los límites del “deber ser” del mercado del arte.

Maurizio Cattelan ha sido un artista provocador, rebelde y un bocadillo para la crítica, pues su obra siempre ha causado controversia. En el año de 1999 en la feria de Basilea presento su obra “La nona ora” que representaba a el Papa Juan Pablo II derribado por un meteorito. También presentó un caballo de carreras disecado colgado del techo de un palacio (los animales disecados y la cinta adhesiva plateada son muy comunes en su obra); en el 2004 colgó tres maniquís de niños ahorcados de un árbol en Milán; en el 2016 remplazó el retrete del baño del museo de Guggenheim en N.Y. por uno de oro de 18 quilates para uso disponible del público, que por cierto esta obra se la robaron en el mes de septiembre en la capital inglesa.

Cattelan es un artista irreverente, satírico y divertido, tal vez el mismo artista es más famoso que su obra. Lo atractivo de su trabajo además de ser casi siempre un escándalo, es que cobra sentido para casi todo el mundo. Su crítica a veces aguda al orden en el que vivimos en Occidente es como una navaja de bisturí trasquilando un mapamundi. Los personajes que utiliza y el humor que imprime en sus esculturas es lo que lo ha convertido en uno de los artistas contemporáneos más afamados del siglo XXI. Por supuesto que el arte de Maurizio Cattelan tienen que vivir del escándalo como fue este caso de ArtBasel en Miami, que francamente pareció que todo había sido fríamente planeado.

Los espacios feriales de Miami como ArtBasel y Context Art entre otros, presumen tomarle el pulso al arte contemporáneo para posicionar artistas en el mercado del arte internacional y regional. Los artistas y galeristas que saben aprovechar este aparador del arte son los que como la galería Perrotin provocan un shock mediático del que todo mundo habla y el precio de las obras aumente considerablemente.

Después de todo las reglas del mercado han sido oferta y demanda, valor de uso y valor de cambio. Aquí aplica la paradoja del valor de Adam Smith, cuando advierte que la adquisición de bienes innecesarios es para conseguir reconocimiento y aprobación social. La diferencia entre el valor y el precio se explica con el ejemplo del agua y el diamante, el agua es de uso necesario su valor de uso es muy alto, pero su precio o valor de cambio es bajo porque no requiere tanto trabajo obtenerla (cuando menos en el Primer mundo) mientras que el diamante es innecesario su valor de uso no es importante pero su valor cambio es muy alto por el trabajo que ocupa obtenerlo.

Algo así ocurre con el mercado del arte, que es un bien innecesario sin mucho valor de uso, pero con un valor de cambio muy alto, además el precio actualmente obedece más a la idea que al trabajo.

El galerista Emmanuel Perrotin explicó que el verdadero valor del “Comediante” la banana de ArtBasel, reside en el certificado que avala la idea original del artista que logró un precio de más de cien mil dólares.

bobiglez@gmail.com

Una estrategia publicitaria reveló como un acto desmesurado en ArtBasel 2019 en Miami se vuelve viral. El provocador escultor italiano Maurizio Cattelan exhibió un plátano pegando con cinta adhesiva plateada sobre una mampara de la galería francesa de Emmanuel Perrotin, que tituló “Comediante” y se vendió en ciento veinte mil dólares.

En algún momento apareció un artista georgiano residente en N.Y. llamado David Datuna y frente a un nutrido grupo de espectadores que estaba grabando la obra, desprende la banana y se la come definiendo su acción como “una actuación artística de un artista hambriento”. El sujeto fue expulsado de la feria de arte y el responsable de la galería no quiso levantar denuncia contra el atrevido artista. Pusieron otro platano.

¿Toda esta narrativa que significa en el marco de la feria de arte-mercancía más importantes de américa? Pues eso, buscar la publicidad a través del escándalo y el desafío a los límites del “deber ser” del mercado del arte.

Maurizio Cattelan ha sido un artista provocador, rebelde y un bocadillo para la crítica, pues su obra siempre ha causado controversia. En el año de 1999 en la feria de Basilea presento su obra “La nona ora” que representaba a el Papa Juan Pablo II derribado por un meteorito. También presentó un caballo de carreras disecado colgado del techo de un palacio (los animales disecados y la cinta adhesiva plateada son muy comunes en su obra); en el 2004 colgó tres maniquís de niños ahorcados de un árbol en Milán; en el 2016 remplazó el retrete del baño del museo de Guggenheim en N.Y. por uno de oro de 18 quilates para uso disponible del público, que por cierto esta obra se la robaron en el mes de septiembre en la capital inglesa.

Cattelan es un artista irreverente, satírico y divertido, tal vez el mismo artista es más famoso que su obra. Lo atractivo de su trabajo además de ser casi siempre un escándalo, es que cobra sentido para casi todo el mundo. Su crítica a veces aguda al orden en el que vivimos en Occidente es como una navaja de bisturí trasquilando un mapamundi. Los personajes que utiliza y el humor que imprime en sus esculturas es lo que lo ha convertido en uno de los artistas contemporáneos más afamados del siglo XXI. Por supuesto que el arte de Maurizio Cattelan tienen que vivir del escándalo como fue este caso de ArtBasel en Miami, que francamente pareció que todo había sido fríamente planeado.

Los espacios feriales de Miami como ArtBasel y Context Art entre otros, presumen tomarle el pulso al arte contemporáneo para posicionar artistas en el mercado del arte internacional y regional. Los artistas y galeristas que saben aprovechar este aparador del arte son los que como la galería Perrotin provocan un shock mediático del que todo mundo habla y el precio de las obras aumente considerablemente.

Después de todo las reglas del mercado han sido oferta y demanda, valor de uso y valor de cambio. Aquí aplica la paradoja del valor de Adam Smith, cuando advierte que la adquisición de bienes innecesarios es para conseguir reconocimiento y aprobación social. La diferencia entre el valor y el precio se explica con el ejemplo del agua y el diamante, el agua es de uso necesario su valor de uso es muy alto, pero su precio o valor de cambio es bajo porque no requiere tanto trabajo obtenerla (cuando menos en el Primer mundo) mientras que el diamante es innecesario su valor de uso no es importante pero su valor cambio es muy alto por el trabajo que ocupa obtenerlo.

Algo así ocurre con el mercado del arte, que es un bien innecesario sin mucho valor de uso, pero con un valor de cambio muy alto, además el precio actualmente obedece más a la idea que al trabajo.

El galerista Emmanuel Perrotin explicó que el verdadero valor del “Comediante” la banana de ArtBasel, reside en el certificado que avala la idea original del artista que logró un precio de más de cien mil dólares.

bobiglez@gmail.com