/ viernes 28 de mayo de 2021

Humanitas. Arte y Pasión

La eterna lucha entre el bien y el mal ha sido descrita e interpretada por todas las tradiciones desde los tiempos primitivos. La representación de dichas fuerzas varía de acuerdo a la cultura y la región. En el mundo griego fueron los dioses olímpicos quienes crearon el cosmos, es decir, impusieron el orden frente al caos del mundo.

En otras tradiciones como la persa, Mani fue un profeta y fundador del maniqueísmo en el siglo III, siguiendo el camino de Zoroastro, identificó el bien y el mal en una lucha permanente representando el bien con el Dios Ormuz y el mal con Ahriman.

En el Egipto arcaico, la lucha entre el bien y el mal se describe en el mito de Osiris, en donde el dios Osiris es asesinado y despedazo por su hermano Seth para usurpar el poder.

Más tarde su esposa la diosa Isis recuperó todos los pedazos del cuerpo y logró procrear un hijo llamado Horus, quien vengó la ofensa a su padre contra Seth, es decir, imponiendo nuevamente el orden y la ley sobre el caos.

En la tradición judía será Moisés quien llegaría a liberar e imponer el orden y las leyes al pueblo de Israel. Más tarde será Jesucristo quien establezca un nuevo pacto con Dios y más tarde Mahoma quienes revelaran nuevas leyes para sus respectivos pueblos. En el oriente la figura más singular es sin duda es Buda.

Sabemos que el concepto de katechon palabra de origen griego que significa retener, impedir o contener, es la acción de la contención del mal en el mundo. Los rituales sagrados, las religiones, la ética y las leyes son las fuerzas del orden para contener el mal, o en mejor dicho el desbordamiento del caos.

Esta idea la menciona San Pablo en su carta a los tesalonicenses como el impedimento o el obstáculo a la distopía del mundo, es decir la lucha permanente contra el mal.

Muchos artistas como el pintor Jan van Eyck (Bélgica, 1390-1441) ilustran el fin de los tiempos y el reordenamiento del mundo a través de su obra, como es el caso del díptico de van Eyck en el que aparece una crucifixión en la primera tabla, y el juicio final en la segunda tabla fechados en 1430. Con delirantes escenas del juicio final la obra está plagada de personajes y símbolos, entre otros aparece una cruz que soporta un Cristo en majestad, la imagen de San Miguel Arcángel lleva una inscripción en la armadura del pecho que dice: Tetgramathon, que no se ha podido definir pero que contiene al final el conjunto cabalístico mágico de protección “AGLA” (Atta Gibborim Le Olam Adonai) que significa “El señor es siempre todo poderoso”.

Esta palabra mágica también aparece en la obra “El cordero místico” de 1430 del mismo autor. La cultura nos transforma y el arte nos salvará.


bobiglez@gmail.com

La eterna lucha entre el bien y el mal ha sido descrita e interpretada por todas las tradiciones desde los tiempos primitivos. La representación de dichas fuerzas varía de acuerdo a la cultura y la región. En el mundo griego fueron los dioses olímpicos quienes crearon el cosmos, es decir, impusieron el orden frente al caos del mundo.

En otras tradiciones como la persa, Mani fue un profeta y fundador del maniqueísmo en el siglo III, siguiendo el camino de Zoroastro, identificó el bien y el mal en una lucha permanente representando el bien con el Dios Ormuz y el mal con Ahriman.

En el Egipto arcaico, la lucha entre el bien y el mal se describe en el mito de Osiris, en donde el dios Osiris es asesinado y despedazo por su hermano Seth para usurpar el poder.

Más tarde su esposa la diosa Isis recuperó todos los pedazos del cuerpo y logró procrear un hijo llamado Horus, quien vengó la ofensa a su padre contra Seth, es decir, imponiendo nuevamente el orden y la ley sobre el caos.

En la tradición judía será Moisés quien llegaría a liberar e imponer el orden y las leyes al pueblo de Israel. Más tarde será Jesucristo quien establezca un nuevo pacto con Dios y más tarde Mahoma quienes revelaran nuevas leyes para sus respectivos pueblos. En el oriente la figura más singular es sin duda es Buda.

Sabemos que el concepto de katechon palabra de origen griego que significa retener, impedir o contener, es la acción de la contención del mal en el mundo. Los rituales sagrados, las religiones, la ética y las leyes son las fuerzas del orden para contener el mal, o en mejor dicho el desbordamiento del caos.

Esta idea la menciona San Pablo en su carta a los tesalonicenses como el impedimento o el obstáculo a la distopía del mundo, es decir la lucha permanente contra el mal.

Muchos artistas como el pintor Jan van Eyck (Bélgica, 1390-1441) ilustran el fin de los tiempos y el reordenamiento del mundo a través de su obra, como es el caso del díptico de van Eyck en el que aparece una crucifixión en la primera tabla, y el juicio final en la segunda tabla fechados en 1430. Con delirantes escenas del juicio final la obra está plagada de personajes y símbolos, entre otros aparece una cruz que soporta un Cristo en majestad, la imagen de San Miguel Arcángel lleva una inscripción en la armadura del pecho que dice: Tetgramathon, que no se ha podido definir pero que contiene al final el conjunto cabalístico mágico de protección “AGLA” (Atta Gibborim Le Olam Adonai) que significa “El señor es siempre todo poderoso”.

Esta palabra mágica también aparece en la obra “El cordero místico” de 1430 del mismo autor. La cultura nos transforma y el arte nos salvará.


bobiglez@gmail.com