/ viernes 1 de octubre de 2021

Humanitas. Arte y pasión

El pasado día 27 de septiembre se conmemoró la independencia de México. La historia oficial contada desde el siglo XIX, perturbó la figura de Agustín de Iturbide por haberse coronado emperador de México. Ante los aires republicanos que soplaban con mucha fuerza, los insurgentes liberales lo defenestraron y más tarde fusilaron a quien concluyó la independencia. No se reconoció a Iturbide que como militar y político, organizó a los grupos independentistas de la milicia, la aristocracia, la iglesia y al pueblo para evitar más sangre y dejar claro que el enemigo común era la corona española.

El punto que es como sobrevivió la escultura realizada por Manuel Tolsá del rey Carlos IV más conocida como el “Caballito “al triunfo de la independencia.

Cuando llegó a la Nueva España en 1794 el nuevo virrey Don Miguel de la Gruta Talamanca, se le ocurrió realizar un proyecto para erigir una estatua del rey Carlos IV de Borbón en la Plaza Mayor, para congraciarse con el monarca por la fama de corrupto que traía a cuestas. Una vez aceptado dicho proyecto se lo encargo a Manuel Tolsá , quien fungía como director de escultura de la Real Academia de san Carlos desde 1971.

Para cumplir el capricho del virrey se realizó una estatua provisional tallada en madera, con estuco y cubierta de oro de hoja. El 9 de diciembre de 1796 decidió festejar el día develando la estatua ecuestre del rey. El virrey Talamanca fue retirado de su cargo por malos manejos en 1798 y nunca pudo ver la escultura de bronce que Tolsá realizo en un taller del antiguo colegio de San Gregorio.

Fue hasta el año de 1803 cuando el virrey José de Iturrigaray realizó la ceremonia de develación de la estatua ecuestre en bronce instalada en el centro del zócalo de la Plaza Mayor.

El barón Alexander von Humboldt fue testigo del ingenioso traslado que realizó Tolsá desde el colegio de San Gregorio hasta la Plaza Mayor que duró cinco días.

La obra presenta al rey vestido como romano, con corona de laureles y un cetro en la mano, montando un hermoso percherón con paso sincopado al frente, pisando con la pata trasera un carcaj que representa el imperio Azteca.

Cuando el ejército trigarante hace su entrada triunfal a la plaza mayor encabezado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, el caballito tuvo que ser cubierto por una escenografía que simulaba un escenario circular, esto para que la turba no lo destruyera. Más tarde el presidente Guadalupe Victoria propuso fundirla, pero el ilustrado ministro de relaciones Don Lucas Alamán, lo convenció de que era una obra de arte y gestionó que lo trasladaran al antiguo edificio de la pontificia Universidad.

La estatua permaneció veintinueve años enclaustrada en el mismo lugar en donde se encontraba la diosa Coatlicue que había sido descubierta en 1790.

En el año de 1843 Antonio López de Santa Anna dio la orden de derribar el edificio del mercado del Parián que se encontraba en la Plaza Mayor para ampliarla y realizar un gran monumento para conmemorar la independencia de México. Santa Anna solo alcanzó a realizar un enorme basamento o zócalo en la Plaza Mayor y desde entonces la gente le llamó el zócalo.

Hasta el año de 1852 el Caballito vuelve a salir a la calle siendo presidente Mariano Arista y jefe de la ciudad el Arq. Lorenzo de la Hidalga, quienes le hicieron un pedestal y lo trasladaron al inicio del paseo de Bucareli en la ciudad de México, donde permaneció hasta 1979.


bobiglez@gmail.com

El pasado día 27 de septiembre se conmemoró la independencia de México. La historia oficial contada desde el siglo XIX, perturbó la figura de Agustín de Iturbide por haberse coronado emperador de México. Ante los aires republicanos que soplaban con mucha fuerza, los insurgentes liberales lo defenestraron y más tarde fusilaron a quien concluyó la independencia. No se reconoció a Iturbide que como militar y político, organizó a los grupos independentistas de la milicia, la aristocracia, la iglesia y al pueblo para evitar más sangre y dejar claro que el enemigo común era la corona española.

El punto que es como sobrevivió la escultura realizada por Manuel Tolsá del rey Carlos IV más conocida como el “Caballito “al triunfo de la independencia.

Cuando llegó a la Nueva España en 1794 el nuevo virrey Don Miguel de la Gruta Talamanca, se le ocurrió realizar un proyecto para erigir una estatua del rey Carlos IV de Borbón en la Plaza Mayor, para congraciarse con el monarca por la fama de corrupto que traía a cuestas. Una vez aceptado dicho proyecto se lo encargo a Manuel Tolsá , quien fungía como director de escultura de la Real Academia de san Carlos desde 1971.

Para cumplir el capricho del virrey se realizó una estatua provisional tallada en madera, con estuco y cubierta de oro de hoja. El 9 de diciembre de 1796 decidió festejar el día develando la estatua ecuestre del rey. El virrey Talamanca fue retirado de su cargo por malos manejos en 1798 y nunca pudo ver la escultura de bronce que Tolsá realizo en un taller del antiguo colegio de San Gregorio.

Fue hasta el año de 1803 cuando el virrey José de Iturrigaray realizó la ceremonia de develación de la estatua ecuestre en bronce instalada en el centro del zócalo de la Plaza Mayor.

El barón Alexander von Humboldt fue testigo del ingenioso traslado que realizó Tolsá desde el colegio de San Gregorio hasta la Plaza Mayor que duró cinco días.

La obra presenta al rey vestido como romano, con corona de laureles y un cetro en la mano, montando un hermoso percherón con paso sincopado al frente, pisando con la pata trasera un carcaj que representa el imperio Azteca.

Cuando el ejército trigarante hace su entrada triunfal a la plaza mayor encabezado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, el caballito tuvo que ser cubierto por una escenografía que simulaba un escenario circular, esto para que la turba no lo destruyera. Más tarde el presidente Guadalupe Victoria propuso fundirla, pero el ilustrado ministro de relaciones Don Lucas Alamán, lo convenció de que era una obra de arte y gestionó que lo trasladaran al antiguo edificio de la pontificia Universidad.

La estatua permaneció veintinueve años enclaustrada en el mismo lugar en donde se encontraba la diosa Coatlicue que había sido descubierta en 1790.

En el año de 1843 Antonio López de Santa Anna dio la orden de derribar el edificio del mercado del Parián que se encontraba en la Plaza Mayor para ampliarla y realizar un gran monumento para conmemorar la independencia de México. Santa Anna solo alcanzó a realizar un enorme basamento o zócalo en la Plaza Mayor y desde entonces la gente le llamó el zócalo.

Hasta el año de 1852 el Caballito vuelve a salir a la calle siendo presidente Mariano Arista y jefe de la ciudad el Arq. Lorenzo de la Hidalga, quienes le hicieron un pedestal y lo trasladaron al inicio del paseo de Bucareli en la ciudad de México, donde permaneció hasta 1979.


bobiglez@gmail.com