/ viernes 18 de marzo de 2022

Humanitas. Arte y pasión


En la década de los años cincuenta se dio una singular confrontación contracultural entre el nacionalismo heredado de los gobiernos revolucionarios y la contundente modernidad en México, principalmente en la capital del país, en donde las nuevas generaciones de artistas y creadores como Octavio Paz, descalificaban las formas estéticas y sus estertores nacionalistas. Plantearon una nueva concepción del arte inspirados en las vanguardias: El arte como lugar propicio para desestabilizar el orden social.

Varios artistas plásticos identificados hoy con el llamado movimiento de Ruptura, plasmaron una visión universalista del arte en lienzos, papeles, murales, esculturas, en acciones o performances que se oponía al nacionalismo cultural.

Otros iniciaron la rebelión desde las artes escénicas y el cine, como fue Juan José Gurrola y Alejandro Jodorowsky, el primero provenía de la Casa del Lago de la UNAM del grupo Poesía en Voz alta. Juan José Gurrola era arquitecto y su inquietud de experimentar en el espacio escénico lo llevó a desequilibrar los límites establecidos. Trabajó mucho con el pintor Juan Soriano. El segundo Jodorowsky presentó en México los antecedentes del performance en su puesta en escena en el año de1963, influenciado por el teatro de la crueldad de Antonin Artaud.

Jodorowsky pretendía recuperar el cuerpo como territorio vulnerable e inestable del arte. El cuerpo como un lugar de placer, de risa, de dolor y de horror.

En el año de 1962 Alejandro Jodorowsky realiza “la ópera del orden”, en esta puesta en escena participaron en la escenografía artistas del movimiento contracultural como Manuel Felguérez, Alberto Gironella, Lilia carrillo y Vicente Rojo, pero la obra fue censurada antes del estreno. En este mismo año Manuel Felguérez inauguraba un mural de fierro viejo en el lobby del cine Diana, para esa importante ocasión Jodorowsky presenta el performance en donde la chatarra como desperdicio del mundo moderno, en descomposición, se transforma en una obra de arte, que era la temática del mural. La revista S.nob producida por Gustavo Alatriste se vuelve en un espacio para estas expresiones, los escritores Salvador Elizondo, Juan García Ponce y Emilio García Riera son los responsables del proyecto. En esta provocadora revista participaron escritores de la Casa del Lago, del Movimiento Pánico como Jodorowsky, Roland Topor y Fernando Arrabal, además del grupo de los Surrealistas. Pintores y fotógrafos colaboraron con el tema del cuerpo como objeto de experimentación artística. Manifestaron su “vocación por lo irracional y el absurdo como formas de provocación contra la estrechez patriótica de las décadas anteriores”. Pintores como Caty Horna, Leonora Carrington, José Luis Cuevas, Alberto Gironella entre otros aprovecharon el espacio brindado por la revista S.nob.

En aquellos años se hace del cuerpo un fetiche, un objeto libidinal de extremado atrevimiento, que genera repulsión y atracción. En este sentido recordamos la imagen que George Bataille publicó en su libro “Las lágrimas de Eros”, en la que aparece la fotografía de hombre chino que está recibiendo el suplicio del Leng t’che que consiste en hacerle mil cortes al cuerpo de la víctima. La fotografía es una confrontación con un cuerpo en el instante mismo de la tortura. La imagen representa a un hombre que está sufriendo el martirio, su mirada parece estar en estado de éxtasis, ausente, tal vez por el opio que les hacían consumir antes de esos rituales. Se observan a unos hombres chinos que con la parsimonia de un carnicero hacen cortes en el cuerpo del sujeto, al grado que se le pueden ver las costillas. Es un acto que se realiza en un exterior y se aprecia un número indefinido de espectadores que parecen fascinados por esa pulsión de horror y atracción, el erotismo místico que provoca el sacrificio y la muerte del cuerpo humano.

Esta imagen del ritual de Leng T’che provocó que Salvador Elizondo publicara en 1965 la novela “Farabeuf”. Una narrativa renovadora en la que el escritor dialoga con la intuición del instante “ la memoria como único recurso para atrapar ese instante” Om.


bobiglez@gmail.com



En la década de los años cincuenta se dio una singular confrontación contracultural entre el nacionalismo heredado de los gobiernos revolucionarios y la contundente modernidad en México, principalmente en la capital del país, en donde las nuevas generaciones de artistas y creadores como Octavio Paz, descalificaban las formas estéticas y sus estertores nacionalistas. Plantearon una nueva concepción del arte inspirados en las vanguardias: El arte como lugar propicio para desestabilizar el orden social.

Varios artistas plásticos identificados hoy con el llamado movimiento de Ruptura, plasmaron una visión universalista del arte en lienzos, papeles, murales, esculturas, en acciones o performances que se oponía al nacionalismo cultural.

Otros iniciaron la rebelión desde las artes escénicas y el cine, como fue Juan José Gurrola y Alejandro Jodorowsky, el primero provenía de la Casa del Lago de la UNAM del grupo Poesía en Voz alta. Juan José Gurrola era arquitecto y su inquietud de experimentar en el espacio escénico lo llevó a desequilibrar los límites establecidos. Trabajó mucho con el pintor Juan Soriano. El segundo Jodorowsky presentó en México los antecedentes del performance en su puesta en escena en el año de1963, influenciado por el teatro de la crueldad de Antonin Artaud.

Jodorowsky pretendía recuperar el cuerpo como territorio vulnerable e inestable del arte. El cuerpo como un lugar de placer, de risa, de dolor y de horror.

En el año de 1962 Alejandro Jodorowsky realiza “la ópera del orden”, en esta puesta en escena participaron en la escenografía artistas del movimiento contracultural como Manuel Felguérez, Alberto Gironella, Lilia carrillo y Vicente Rojo, pero la obra fue censurada antes del estreno. En este mismo año Manuel Felguérez inauguraba un mural de fierro viejo en el lobby del cine Diana, para esa importante ocasión Jodorowsky presenta el performance en donde la chatarra como desperdicio del mundo moderno, en descomposición, se transforma en una obra de arte, que era la temática del mural. La revista S.nob producida por Gustavo Alatriste se vuelve en un espacio para estas expresiones, los escritores Salvador Elizondo, Juan García Ponce y Emilio García Riera son los responsables del proyecto. En esta provocadora revista participaron escritores de la Casa del Lago, del Movimiento Pánico como Jodorowsky, Roland Topor y Fernando Arrabal, además del grupo de los Surrealistas. Pintores y fotógrafos colaboraron con el tema del cuerpo como objeto de experimentación artística. Manifestaron su “vocación por lo irracional y el absurdo como formas de provocación contra la estrechez patriótica de las décadas anteriores”. Pintores como Caty Horna, Leonora Carrington, José Luis Cuevas, Alberto Gironella entre otros aprovecharon el espacio brindado por la revista S.nob.

En aquellos años se hace del cuerpo un fetiche, un objeto libidinal de extremado atrevimiento, que genera repulsión y atracción. En este sentido recordamos la imagen que George Bataille publicó en su libro “Las lágrimas de Eros”, en la que aparece la fotografía de hombre chino que está recibiendo el suplicio del Leng t’che que consiste en hacerle mil cortes al cuerpo de la víctima. La fotografía es una confrontación con un cuerpo en el instante mismo de la tortura. La imagen representa a un hombre que está sufriendo el martirio, su mirada parece estar en estado de éxtasis, ausente, tal vez por el opio que les hacían consumir antes de esos rituales. Se observan a unos hombres chinos que con la parsimonia de un carnicero hacen cortes en el cuerpo del sujeto, al grado que se le pueden ver las costillas. Es un acto que se realiza en un exterior y se aprecia un número indefinido de espectadores que parecen fascinados por esa pulsión de horror y atracción, el erotismo místico que provoca el sacrificio y la muerte del cuerpo humano.

Esta imagen del ritual de Leng T’che provocó que Salvador Elizondo publicara en 1965 la novela “Farabeuf”. Una narrativa renovadora en la que el escritor dialoga con la intuición del instante “ la memoria como único recurso para atrapar ese instante” Om.


bobiglez@gmail.com