/ martes 28 de julio de 2020

La apuesta equivocada

Nuestro país comenzó a jugar un rol mediático relevante en la carrera presidencial de Estados Unidos a partir de la visita que López Obrador hizo a Washington para celebrar el T-MEC y dar un respaldo tácito a las aspiraciones de reelección de Donald Trump.

Vale la pena analizar este hecho bajo estos cuatro elementos:

En 2016, Enrique Peña Nieto invitó al candidato Donald Trump a Los Pinos bajo el argumento de construir un diálogo que permitiera promover los intereses de México. Era sabido que dicha administración construía una apuesta arriesgada por el candidato republicano, al tiempo que rompía con la “tradición” previa de no involucrarse en los procesos electorales de su vecino.

Al paso de los días la apuesta funcionó con pagos diferenciados. A Trump le dio un voto latino relevante, a la administración Peña le abrió puentes que -aún hoy- siguen funcionando para varios miembros de ese gabinete, y a México, muy poco, pues la retórica antimexicana continuó.

Trump sabe que el costo de conseguir un “endorsement” del presidente mexicano en turno es casi igual a cero, y puede, en el corto plazo, desvincularse de dicha administración para continuar su consigna antiinmigrante y pro arancelaria. Aprendió que le sale barato ganarse algunos segmentos del voto latino usando como comparsa al gobierno mexicano.

Pero, la apuesta mexicana tiene hoy al menos cuatro bemoles que no presagian un resultado similar al de 2016.

1. No existe al momento un escenario en el que Trump obtenga más votos que Joe Biden y, por el contrario, el candidato demócrata ha mantenido, al menos en los últimos 10 meses (en 170 encuestas publicadas por diferentes medios de comunicación y consultoras de opinión pública) una ventaja promedio de +9.1%.

2. Es cierto que el sistema electoral americano no es de voto directo sino de colegios electorales y que en la elección pasada Hilary Clinton obtuvo más sufragios, pero Trump ganó más colegios.

Al momento, de los 538 votos electorales (se gana la elección con 270), Biden mantiene ventaja en 222, mientras que Trump lo hace en 115 y existen 201 muy cerrados, que se concentran en 15 estados de la unión americana.

En 11 de estos estados competidos Biden mantiene ventaja, Trump sólo gana en tres. Texas está cerrado con una ventaja variable para uno u otro de menos de 1%.

3. Biden está conquistando nichos electorales muy diversos. 1) 80% de la comunidad afroamericana prefiere a Biden vs 6% que prefiere a Trump. 2) 62% de los votantes debajo de 35 años prefieren a Biden, vs 23% que optan por Trump. 3) 58% de las mujeres votarían por el demócrata, vs 35% que lo harían por el republicano. El único grupo en el que Trump mantiene amplia ventaja es en de la gente blanca sin estudios universitarios, con 57% a favor de Trump vs 35% a favor de Biden.

4. En 2017, Trump arrancó su administración con un ligero balance favorable de aprobación a su administración que reflejaba el desgaste de las campañas electorales, con un 44.3% a favor vs un 44.2% que lo desaprobaba. Hoy esos porcentajes tienen una clara tendencia de distanciamiento: 56% desaprueba al presidente y el 42% lo aprueba. Recordemos que, quienes más desaprueban parecen tener más incentivos a ir a las urnas.

Aunque bien sabemos que en un proceso electoral todo puede cambiar en horas, la pregunta es si la 4T le apostó al “caballo” equivocado.


*Presidenta de COPARMEX

Nuestro país comenzó a jugar un rol mediático relevante en la carrera presidencial de Estados Unidos a partir de la visita que López Obrador hizo a Washington para celebrar el T-MEC y dar un respaldo tácito a las aspiraciones de reelección de Donald Trump.

Vale la pena analizar este hecho bajo estos cuatro elementos:

En 2016, Enrique Peña Nieto invitó al candidato Donald Trump a Los Pinos bajo el argumento de construir un diálogo que permitiera promover los intereses de México. Era sabido que dicha administración construía una apuesta arriesgada por el candidato republicano, al tiempo que rompía con la “tradición” previa de no involucrarse en los procesos electorales de su vecino.

Al paso de los días la apuesta funcionó con pagos diferenciados. A Trump le dio un voto latino relevante, a la administración Peña le abrió puentes que -aún hoy- siguen funcionando para varios miembros de ese gabinete, y a México, muy poco, pues la retórica antimexicana continuó.

Trump sabe que el costo de conseguir un “endorsement” del presidente mexicano en turno es casi igual a cero, y puede, en el corto plazo, desvincularse de dicha administración para continuar su consigna antiinmigrante y pro arancelaria. Aprendió que le sale barato ganarse algunos segmentos del voto latino usando como comparsa al gobierno mexicano.

Pero, la apuesta mexicana tiene hoy al menos cuatro bemoles que no presagian un resultado similar al de 2016.

1. No existe al momento un escenario en el que Trump obtenga más votos que Joe Biden y, por el contrario, el candidato demócrata ha mantenido, al menos en los últimos 10 meses (en 170 encuestas publicadas por diferentes medios de comunicación y consultoras de opinión pública) una ventaja promedio de +9.1%.

2. Es cierto que el sistema electoral americano no es de voto directo sino de colegios electorales y que en la elección pasada Hilary Clinton obtuvo más sufragios, pero Trump ganó más colegios.

Al momento, de los 538 votos electorales (se gana la elección con 270), Biden mantiene ventaja en 222, mientras que Trump lo hace en 115 y existen 201 muy cerrados, que se concentran en 15 estados de la unión americana.

En 11 de estos estados competidos Biden mantiene ventaja, Trump sólo gana en tres. Texas está cerrado con una ventaja variable para uno u otro de menos de 1%.

3. Biden está conquistando nichos electorales muy diversos. 1) 80% de la comunidad afroamericana prefiere a Biden vs 6% que prefiere a Trump. 2) 62% de los votantes debajo de 35 años prefieren a Biden, vs 23% que optan por Trump. 3) 58% de las mujeres votarían por el demócrata, vs 35% que lo harían por el republicano. El único grupo en el que Trump mantiene amplia ventaja es en de la gente blanca sin estudios universitarios, con 57% a favor de Trump vs 35% a favor de Biden.

4. En 2017, Trump arrancó su administración con un ligero balance favorable de aprobación a su administración que reflejaba el desgaste de las campañas electorales, con un 44.3% a favor vs un 44.2% que lo desaprobaba. Hoy esos porcentajes tienen una clara tendencia de distanciamiento: 56% desaprueba al presidente y el 42% lo aprueba. Recordemos que, quienes más desaprueban parecen tener más incentivos a ir a las urnas.

Aunque bien sabemos que en un proceso electoral todo puede cambiar en horas, la pregunta es si la 4T le apostó al “caballo” equivocado.


*Presidenta de COPARMEX