Día a día, millones de mexicanos y mexicanas trabajamos fuertemente para tener mejores condiciones de vida. Lo hacemos desde diferentes trincheras y todas muy valiosas e importantes.
En este sentido, y hablando de los que somos parte del universo empresarial de Coparmex, tenemos claro nuestro compromiso con el desarrollo inclusivo de México, por eso siempre nos pronunciamos como un organismo altamente político -promotor de la participación y corresponsabilidad ciudadana - pero apartidista, donde nuestra misión principal es promover el bien común impulsando el emprendimiento y la innovación para generar condiciones que coadyuven en la prosperidad y bienestar de las y los mexicanos, sin excepción.
En nuestros 71 centros empresariales, reunimos a más de 36 mil socios activos que generamos casi 5 millones de empleos directos y otros indirectos. Buscamos que cada vez más haya empresarios conscientes de su entorno y las formas para mejorarlo.
Por ello manifiesto mi incomodidad y malestar con las voces que han desprestigiado con falsas generalizaciones a los empresarios en los últimos años. En cualquier ámbito, las expresiones totalitarias no son justas ni sanas. Sin embargo, muchos se han empeñado en tratar de dañar la imagen del empresariado, el cual, cabe aclarar, no son sólo aquellos dueños de las grandes corporaciones o empresas, sino todo aquel que genere una actividad económica y eso incluye a los emprendedores, micros, pequeños, medianos y claro, a las grandes empresas que están dentro de la formalidad.
Más que una relación distante y polarizada entre patrones y empleados, hemos sentado las bases para fortalecer y consolidar un sistema laboral sano y productivo del cual somos parte directivos, accionistas y colaboradores.
Una mayoría considerable trabaja por ser socialmente responsable a través de diversos indicadores como la equidad de oportunidades, el equilibrio trabajo-familia, el combate a la discriminación, la equidad salarial, la protección al medio ambiente etcétera, y lo hacemos con inversión en infraestructura y en capacitación para alinearnos a las normativas municipales, estatales, federales e incluso internacionales. Un esfuerzo que no se ve y no se valora, pero que marca una gran diferencia, como el hecho de que, además de pagar las cuotas de seguridad social, muchas veces tenemos que establecer programas de atención privadas para los colaboradores, pues el sistema de salud pública nos queda a deber en atención y calidad. O qué me dicen de todos los programas de capacitación que ofrecen las empresas para tratar de compensar el deteriorado sistema de educación pública y ahí están los recientes resultados de la Prueba Pisa, en la que México registró retrocesos preocupantes.
También está el deficiente sistema de comunicaciones y transporte público en todo el país que ha orillado a los empresarios a contratar transporte privado de personal, un gasto extra, igual que el de seguridad privada, que no tendríamos si tuviéramos la efectividad de esos servicios.
Además, hemos luchado por incrementar el salario mínimo o las pensiones, pero todo debe ser cautelosamente analizado, gradual y no de golpe como se pretende realizar, pues eso generaría escenarios caóticos, no sólo para los empresarios, sino para la economía general.
Por eso, más allá de replicar sin sustento una mala campaña en contra de los empresarios, queremos que sepan qué es lo que sí estamos haciendo, insisto, en favor no sólo de los negocios, sino de las personas; en favor de México. Pues cada vez somos más las y los empresarios conscientes de la realidad, necesidades y retos del país, por lo que seguiremos trabajando fuertemente para resignificar las relaciones laborales y crear economías que inspiren.
*Presidenta de Coparmex Querétaro