/ lunes 19 de agosto de 2024

Letras universitarias / Una experiencia muy humana dentro del oficio del historiador

Por: MEH Francisco Iván Hipólito Estrada*


En 2017, fui invitado a investigar la biografía de don Álvaro Robles Rubio, un político muy querido en el municipio de Landa de Matamoros, Sierra Gorda queretana, quien había fallecido recientemente en un accidente automovilístico. Dado que no tenía acceso a la documentación de archivo ni a bibliografía relevante, decidí utilizar la metodología de la historia oral. Así, reconstruí la vida de don Álvaro a partir de los recuerdos de amigos, vecinos, miembros de la comunidad y familiares, una experiencia que resultó particularmente satisfactoria por la carga sentimental involucrada.

La invitación a involucrarme en este proyecto no fue una casualidad, pocos años antes había realizado mi tesis de licenciatura sobre quien fuera el abuelo de don Álvaro, el revolucionario serrano Porfirio Rubio Rubio, investigación que más tarde se convertiría en un libro. Lo anterior generó la confianza necesaria para que esta conocida familia de la región me invitara a incursionar nuevamente en su historia.

La experiencia fue increíble, me aventuré en las comunidades acompañado del señor Jorge Castillo, vecino de Agua Zarca, era un hombre bastante conocido en el municipio y me guió por los lugares en donde mi personaje de estudio había dejado una profunda huella. Me encontré con todo tipo de reacciones y sentimientos, vecinos y vecinas me refirieron el profundo agradecimiento que sentían por el serrano. Sin embargo, el momento más emotivo e impactante en lo personal vino de la madre de don Álvaro, la señora Julia Rubio, quien fuera a su vez hija del revolucionario Porfirio Rubio Rubio.

La entrevista fue algo extensa, ya que incluyó a la hija, hijo y nieta de don Álvaro. En ese momento, me sentí profundamente satisfecho, tanto como historiador como persona. Mi trabajo logró reconectar a una señora mayor con su infancia y su padre, quien había fallecido hacía más de 60 años. Estos recuerdos, revividos en un momento crucial, le dieron fuerzas para levantarse y seguir adelante. Aunque la señora Julieta Rubio falleció en 2020 debido a su avanzada edad, tuvo la oportunidad de leer los libros sobre su padre y su hijo antes de morir.

Aunque esta anécdota pueda parecer personal o incluso trivial para algunos, plantea una reflexión importante sobre el valor de las disciplinas sociales. En una época donde lo material a menudo domina, es relevante considerar si estas disciplinas aún pueden ofrecer contribuciones significativas a la sociedad más allá de los enfoques académicos tradicionales.


*Coordinación Administrativa Facultad de Filosofía

Por: MEH Francisco Iván Hipólito Estrada*


En 2017, fui invitado a investigar la biografía de don Álvaro Robles Rubio, un político muy querido en el municipio de Landa de Matamoros, Sierra Gorda queretana, quien había fallecido recientemente en un accidente automovilístico. Dado que no tenía acceso a la documentación de archivo ni a bibliografía relevante, decidí utilizar la metodología de la historia oral. Así, reconstruí la vida de don Álvaro a partir de los recuerdos de amigos, vecinos, miembros de la comunidad y familiares, una experiencia que resultó particularmente satisfactoria por la carga sentimental involucrada.

La invitación a involucrarme en este proyecto no fue una casualidad, pocos años antes había realizado mi tesis de licenciatura sobre quien fuera el abuelo de don Álvaro, el revolucionario serrano Porfirio Rubio Rubio, investigación que más tarde se convertiría en un libro. Lo anterior generó la confianza necesaria para que esta conocida familia de la región me invitara a incursionar nuevamente en su historia.

La experiencia fue increíble, me aventuré en las comunidades acompañado del señor Jorge Castillo, vecino de Agua Zarca, era un hombre bastante conocido en el municipio y me guió por los lugares en donde mi personaje de estudio había dejado una profunda huella. Me encontré con todo tipo de reacciones y sentimientos, vecinos y vecinas me refirieron el profundo agradecimiento que sentían por el serrano. Sin embargo, el momento más emotivo e impactante en lo personal vino de la madre de don Álvaro, la señora Julia Rubio, quien fuera a su vez hija del revolucionario Porfirio Rubio Rubio.

La entrevista fue algo extensa, ya que incluyó a la hija, hijo y nieta de don Álvaro. En ese momento, me sentí profundamente satisfecho, tanto como historiador como persona. Mi trabajo logró reconectar a una señora mayor con su infancia y su padre, quien había fallecido hacía más de 60 años. Estos recuerdos, revividos en un momento crucial, le dieron fuerzas para levantarse y seguir adelante. Aunque la señora Julieta Rubio falleció en 2020 debido a su avanzada edad, tuvo la oportunidad de leer los libros sobre su padre y su hijo antes de morir.

Aunque esta anécdota pueda parecer personal o incluso trivial para algunos, plantea una reflexión importante sobre el valor de las disciplinas sociales. En una época donde lo material a menudo domina, es relevante considerar si estas disciplinas aún pueden ofrecer contribuciones significativas a la sociedad más allá de los enfoques académicos tradicionales.


*Coordinación Administrativa Facultad de Filosofía