/ sábado 15 de mayo de 2021

Lo que no nos define | Entre generaciones

Los jóvenes son los arquitectos del mañana. Con el entusiasmo, la creatividad, el dinamismo y la valentía que los caracteriza, han comenzado a trazar su propio camino así como a romper una larga cadena de paradigmas históricos. Sin duda alguna, serán los protagonistas de los grandes cambios en los próximos años. En sus hombros recae la esperanza de hacer de este mundo un lugar más solidario, justo y armónico.

Pero la juventud también supone tropiezos y deslices; contrario a lo que muchos jóvenes asumen, los fracasos son formativos. Nos enseñan el valor de reconocer nuestros errores y actuar en consecuencia. Bien decía Francisco de Quevedo: “Lo que en la juventud se aprende, toda la vida dura.” ¡Vaya que sí!

En México, aproximadamente el 30% de la población total pertenecen a la llamada Generación Z. Estos nacieron después de 1995, y actualmente cursan la preparatoria o una carrera universitaria. A diferencia de los multicitados millennials, son nativos digitales. Crecieron en el universo de las redes sociales y las plataformas electrónicas. Lo anterior acredita que con el paso de los años, las generaciones evolucionan y maduran.

En reuniones familiares habitualmente escuchamos a nuestros abuelos, tíos y padres afirmar que a esta “generación de cristal” la distingue un síntoma de indiferencia. No obstante, diversos estudios apuntan que estos jóvenes se ven movidos por una genuina preocupación hacia las problemáticas sociales, tales como: el impacto al medio ambiente, la brecha entre el hombre y la mujer, la discriminación estructural o las injusticias de cualquier índole, por mencionar algunos ejemplos.

En comparación con otras épocas, la juventud del siglo XXI cuestiona sin rodeos el orden establecido; quizá porque hay mayor libertad de expresión que antes. Por otro lado, resalta su curiosidad por descubrir lo desconocido; así como por sufrir, vivir y amar. Es más crítica e incisiva. Y, por lo tanto, más consciente de los desafíos titánicos del presente. La Generación Z está habituada a hacer múltiples tareas; es más autodidacta y muestra interés por realizar actividades de voluntariado.

Los jóvenes cuentan con las herramientas tecnológicas para interactuar y desenvolverse en la esfera digital, destacando su inclinación por la innovación y el emprendimiento. Asimismo, buscan crear lazos de conexión interpersonal a través de estos canales. Por otro lado, es una generación que exige el reconocimiento de una agenda de derechos, al tiempo que señalan firmemente los abusos de las autoridades. Alzan la voz. Nada ni nadie los calla.

Actualmente, tengo la fortuna de ser profesor. Día a día aprendo algo nuevo de mis alumnos. En definitiva, uno de los aspectos que más admiro de ellos es su profundo amor por México y su ánimo por sacar adelante a este país. Son y serán siempre motivo de inspiración y orgullo. ¡Apoyemos a la juventud en sus batallas!


Consultor y profesor universitario

Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina

Los jóvenes son los arquitectos del mañana. Con el entusiasmo, la creatividad, el dinamismo y la valentía que los caracteriza, han comenzado a trazar su propio camino así como a romper una larga cadena de paradigmas históricos. Sin duda alguna, serán los protagonistas de los grandes cambios en los próximos años. En sus hombros recae la esperanza de hacer de este mundo un lugar más solidario, justo y armónico.

Pero la juventud también supone tropiezos y deslices; contrario a lo que muchos jóvenes asumen, los fracasos son formativos. Nos enseñan el valor de reconocer nuestros errores y actuar en consecuencia. Bien decía Francisco de Quevedo: “Lo que en la juventud se aprende, toda la vida dura.” ¡Vaya que sí!

En México, aproximadamente el 30% de la población total pertenecen a la llamada Generación Z. Estos nacieron después de 1995, y actualmente cursan la preparatoria o una carrera universitaria. A diferencia de los multicitados millennials, son nativos digitales. Crecieron en el universo de las redes sociales y las plataformas electrónicas. Lo anterior acredita que con el paso de los años, las generaciones evolucionan y maduran.

En reuniones familiares habitualmente escuchamos a nuestros abuelos, tíos y padres afirmar que a esta “generación de cristal” la distingue un síntoma de indiferencia. No obstante, diversos estudios apuntan que estos jóvenes se ven movidos por una genuina preocupación hacia las problemáticas sociales, tales como: el impacto al medio ambiente, la brecha entre el hombre y la mujer, la discriminación estructural o las injusticias de cualquier índole, por mencionar algunos ejemplos.

En comparación con otras épocas, la juventud del siglo XXI cuestiona sin rodeos el orden establecido; quizá porque hay mayor libertad de expresión que antes. Por otro lado, resalta su curiosidad por descubrir lo desconocido; así como por sufrir, vivir y amar. Es más crítica e incisiva. Y, por lo tanto, más consciente de los desafíos titánicos del presente. La Generación Z está habituada a hacer múltiples tareas; es más autodidacta y muestra interés por realizar actividades de voluntariado.

Los jóvenes cuentan con las herramientas tecnológicas para interactuar y desenvolverse en la esfera digital, destacando su inclinación por la innovación y el emprendimiento. Asimismo, buscan crear lazos de conexión interpersonal a través de estos canales. Por otro lado, es una generación que exige el reconocimiento de una agenda de derechos, al tiempo que señalan firmemente los abusos de las autoridades. Alzan la voz. Nada ni nadie los calla.

Actualmente, tengo la fortuna de ser profesor. Día a día aprendo algo nuevo de mis alumnos. En definitiva, uno de los aspectos que más admiro de ellos es su profundo amor por México y su ánimo por sacar adelante a este país. Son y serán siempre motivo de inspiración y orgullo. ¡Apoyemos a la juventud en sus batallas!


Consultor y profesor universitario

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