/ sábado 20 de marzo de 2021

Lo que no nos define | Juez creador de la historia

En los últimos, días el Poder Judicial ha ocupado especial atención en la esfera pública a raíz de su reciente reforma y también por la posición que deberán asumir en el espacio público de nuestro país en el contexto actual. A todas luces, los jueces se han convertido en actores protagónicos, esenciales y dinámicos en el marco de los recientes cambios legislativos que se han visto notoriamente cuestionados sobre su apego al orden constitucional y a los tratados internacionales, en materia comercial, cómo en materia de cambio climático.

Como bien dice mi maestro Jaime Rodríguez Arana, el temple democrático de la Administración Pública se mide, entre otros factores, por la calidad de las motivaciones del ejercicio de los poderes discrecionales, sobre todo en tiempos de pandemia. Sin embargo, hemos sido testigos de que la responsabilidad del orden constitucional de nuestro país se deberá encontrar en las resoluciones judiciales como último peldaño del balance público en el México de hoy.

Ayer por la mañana se anunció que el juez federal, Juan Pablo Gómez Fierro, en uno de los amparos presentados por las empresas otorgó la suspensión definitiva a la controvertida reforma energética. En total, se habían otorgado 20 suspensiones provisionales y se prevé que pudieran ventilarse aproximadamente 80 amparos. Tarde o temprano se abrirán varios frentes tanto en sede nacionales como en paneles internacionales pese al anuncio del Ejecutivo de una reforma constitucional.

Adicionalmente, hace unos días se presentó en la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma a la Ley de Amparo, con el objetivo de evitar que, a través de los juicios de amparo, se otorguen suspensiones que obstaculicen la operación y el funcionamiento de las empresas productivas del Estado con el claro mensaje que juega la división de poderes de nuestro país.

Retomo un artículo de mi gran amigo y destacado compañero de generación, José Sebastián Gómez Sámano, quien en su artículo Juez creador de historia. El juez como espectador, actor y director de la historia en la modernidad, defiende queEl juez debe dejar que la historia también lo juzgue a él mismo —mediante el lenguaje de la justicia— y con la misma vara que el juez juzgó será juzgado por la generación presente como las que vengan, los cuales deberán ponderar si este modelo es el mejor para la sociedad. La sociedad se constituirá en un tribunal que juzgará la labor del poder judicial.”

Hoy en día, el Poder Judicial desempeña un papel determinante en la vida nacional; es el último eslabón para hacer valer el Estado de derecho, proteger la democracia constitucional y velar por los principios de legalidad y de división de poderes ante las presiones del poder político —y su discrecionalidad—. Esto cobra especial relevancia en el contexto actual, donde los jueces tienen una responsabilidad histórica con México, al ellos poder definir el rumbo del país, no únicamente en el presente, sino en el futuro próximo.

Bajo este panorama, nuestros jueces deben ejercer su función y cumplirla cabalmente con un profundo sentido de responsabilidad histórica, apegándose estrictamente al orden normativo, y motivados por los principios de honestidad, honorabilidad e imparcialidad; para ello, el Estado mexicano debe garantizar que su actuación se desenvuelva en un marco de plena independencia, autonomía y libertad.

Por lo tanto, queda cuestionarnos si ¿será la razón del poder o el poder de la razón lo que nos define?

Aprovecho el espacio para felicitar con gran estima y cariño a Diario de Querétaro en su aniversario. Le extiendo un fuerte abrazo a su director, Mario León Leyva, y a todo su extraordinario equipo de trabajo.


Consultor y profesor universitario

Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina

En los últimos, días el Poder Judicial ha ocupado especial atención en la esfera pública a raíz de su reciente reforma y también por la posición que deberán asumir en el espacio público de nuestro país en el contexto actual. A todas luces, los jueces se han convertido en actores protagónicos, esenciales y dinámicos en el marco de los recientes cambios legislativos que se han visto notoriamente cuestionados sobre su apego al orden constitucional y a los tratados internacionales, en materia comercial, cómo en materia de cambio climático.

Como bien dice mi maestro Jaime Rodríguez Arana, el temple democrático de la Administración Pública se mide, entre otros factores, por la calidad de las motivaciones del ejercicio de los poderes discrecionales, sobre todo en tiempos de pandemia. Sin embargo, hemos sido testigos de que la responsabilidad del orden constitucional de nuestro país se deberá encontrar en las resoluciones judiciales como último peldaño del balance público en el México de hoy.

Ayer por la mañana se anunció que el juez federal, Juan Pablo Gómez Fierro, en uno de los amparos presentados por las empresas otorgó la suspensión definitiva a la controvertida reforma energética. En total, se habían otorgado 20 suspensiones provisionales y se prevé que pudieran ventilarse aproximadamente 80 amparos. Tarde o temprano se abrirán varios frentes tanto en sede nacionales como en paneles internacionales pese al anuncio del Ejecutivo de una reforma constitucional.

Adicionalmente, hace unos días se presentó en la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma a la Ley de Amparo, con el objetivo de evitar que, a través de los juicios de amparo, se otorguen suspensiones que obstaculicen la operación y el funcionamiento de las empresas productivas del Estado con el claro mensaje que juega la división de poderes de nuestro país.

Retomo un artículo de mi gran amigo y destacado compañero de generación, José Sebastián Gómez Sámano, quien en su artículo Juez creador de historia. El juez como espectador, actor y director de la historia en la modernidad, defiende queEl juez debe dejar que la historia también lo juzgue a él mismo —mediante el lenguaje de la justicia— y con la misma vara que el juez juzgó será juzgado por la generación presente como las que vengan, los cuales deberán ponderar si este modelo es el mejor para la sociedad. La sociedad se constituirá en un tribunal que juzgará la labor del poder judicial.”

Hoy en día, el Poder Judicial desempeña un papel determinante en la vida nacional; es el último eslabón para hacer valer el Estado de derecho, proteger la democracia constitucional y velar por los principios de legalidad y de división de poderes ante las presiones del poder político —y su discrecionalidad—. Esto cobra especial relevancia en el contexto actual, donde los jueces tienen una responsabilidad histórica con México, al ellos poder definir el rumbo del país, no únicamente en el presente, sino en el futuro próximo.

Bajo este panorama, nuestros jueces deben ejercer su función y cumplirla cabalmente con un profundo sentido de responsabilidad histórica, apegándose estrictamente al orden normativo, y motivados por los principios de honestidad, honorabilidad e imparcialidad; para ello, el Estado mexicano debe garantizar que su actuación se desenvuelva en un marco de plena independencia, autonomía y libertad.

Por lo tanto, queda cuestionarnos si ¿será la razón del poder o el poder de la razón lo que nos define?

Aprovecho el espacio para felicitar con gran estima y cariño a Diario de Querétaro en su aniversario. Le extiendo un fuerte abrazo a su director, Mario León Leyva, y a todo su extraordinario equipo de trabajo.


Consultor y profesor universitario

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