En los últimos meses, Rusia ha sido concebida como el mal del mundo. Se le ha castigado de manera ejemplar tanto financiera como económicamente, con poco más de 3 mil sanciones internacionales. El tema escaló hasta la Corte Penal Internacional, la cual informó que abriría una carpeta de investigación por presuntos crímenes de guerra y lesa humanidad; por otro lado, la Corte Internacional de Justicia ordenó a Rusia suspender de forma inmediata las operaciones militares en territorio ucraniano.
En medio de la disputa, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha captado la atención de la opinión pública en virtud de sus declaraciones. A casi dos meses de distancia desde que se detonó la invasión, algunos califican anticipadamente a Occidente como el ganador, sin embargo, no está claro hacia dónde desembocará el conflicto. Día con día, el Kremlin reafirma su estrategia: avanzar frontalmente al costo que sea. Un claro ejemplo fue la masacre cometida contra civiles en la ciudad de Bucha. Derivado de éste y otros acontecimientos, Rusia fue suspendida este jueves del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
En el desenlace de la Segunda Guerra Mundial, el triunfo de la URSS y los Aliados sobre la Alemania nazi se alcanzó el 9 de mayo de 1945. Desde entonces, ese día se denomina el “Día de la Victoria”. Esta fecha se conmemora con un desfile militar en la Plaza Roja de Moscú. Dentro de un mes, Putin protagonizará este evento en el marco del 77° aniversario del “Día de la Victoria”. Se antoja que sea un acto profundamente simbólico, donde el presidente ruso se proclamará vencedor y enviará señales al resto del orbe.
Putin ha procurado mantener cubiertas geopolíticamente las salidas a los mares con el propósito de colocar límites a la expansión de sus adversarios. Si bien Estados Unidos y la Unión Europea no han recurrido al uso de la fuerza, han impactado a Rusia en otros aspectos, como el económico, lo cual ha producido desequilibrios a nivel internacional —concretamente, inflación y escasez—. La ambivalencia de la política china ante Occidente es otro de los rasgos distintivos de esta coyuntura.
Esta columna se titula Matrioshka, haciendo referencia a los microproblemas que se esconden en los macroproblemas mediáticos. La matrioshka de problemas radica en que, de manera paralela a la tensión entre Rusia y Ucrania, hay otros asuntos alarmantes. Tal es el caso de la oleada populista, la cual ha permeado en distintas latitudes. Baste señalar el cuarto triunfo consecutivo de Viktor Orban en Hungría, así como las recientes elecciones en Costa Rica y Serbia. Se trata de una de las cuestiones que están quedando fuera del análisis internacional. Del otro lado del tablero tenemos a una Europa debilitada, una OTAN reflexiva y una América Latina invertebrada a causa del populismo y del predominio de discursos antagónicos.
¿Será la matrioshka de problemas lo que no nos define?
Consultor y profesor universitario
Twitter: Petaco10marina
Facebook: Petaco Diez Marina
Instagram: Petaco10marina
