/ martes 12 de abril de 2022

Neurona Ciudadana | #YoDefiendoAlINE

Siempre serán entendibles los cambios al diseño institucional en el ánimo de renovación y actualización. Siempre será entendible que las instituciones viven y sobreviven gracias a su adaptación. Siempre serán bienvenidas nuevas instituciones, organismos o movimientos que signifiquen afrontar desde la política pública nuevos retos y realidades que el país y el mundo demanden. Siempre será bienvenida la innovación en todos los ámbitos de la vida.

Así han nacido innumerables instituciones, organismos y movimientos mundiales y locales. Así se fundó la ONU como respuesta urgente de las naciones a los dolores de la Segunda Guerra Mundial, y así lo hizo Peter Benenson cuando publicó un primer llamado a la acción ciudadana para defender a aquellos estudiantes portugueses presos por pensar diferente y que a la postre se materializó en un movimiento internacional pro derechos humanos llamado Amnistía Internacional. Así surgió la UNESCO, para salvaguardar las culturas y apuntalar la educación y las ciencias, o Greenpeace, que si bien no es una institución fundada o auspiciada por los gobiernos, si es un movimiento ampliamente legitimado que integra ya en acciones a favor del medio ambiente en 55 países.

Así surgen los movimientos y así se fundan los organismos. Así se crea ciudadanía. Así se preservan los derechos y las libertades y, es así, en esa voluntad comunitaria que los gobiernos han sabido corresponder y celebrar las iniciativas ciudadanas respetando su presencia, su consolidación, su organización interna y su misión y visión.

En México, el INE surge en la misma lógica de principios: ser garantes de un derecho y voluntad ciudadanas. El INE fue resultado de un consenso ciudadano que transitó como presión hacia el PRI a principios de 1990 para quitarle el control de los procesos electorales al gobierno. Surgió como un organismo de y para la transición política mexicana de un régimen autoritario de partido hegemónico a uno de opciones partidistas con elecciones limpias y transparentes. Ha sido un esfuerzo descomunal de voluntad y aprendizaje ciudadano y de construcción y consolidación de nuestra democracia.

El saldo de este esfuerzo en conjunto, es -a vista de casi todos- positivo. México cuenta hoy con un organismo generador de certidumbre que ha sabido organizar procesos electorales que han permitido reconocer a las diferentes fuerzas políticas sus victorias y sus derrotas, que ha hecho que los ciudadanos cuenten los votos, que ha permitido multar a los partidos por malas prácticas y que ha generado una mesa fundamental para el debate sobre la democracia mexicana. México ha logrado gracias al INE pasar en 30 años del oscurantismo electoral a ser un experto consultado mundialmente en la materia.

Por ello, sorprende que desde el poder (el cual goza del mismo indiscutiblemente porque el INE pudo realizar una elección de altura en 2018) se busque modificar ahora el diseño del organismo electoral bajo el fundamento de mejoras necesarias que pocos vemos. Sorprende que se quiera modificar la composición y la forma de elegir al Consejo General con argumentos bastante cuestionables. Preocupan los constantes ataques a los que ha sido sometido, desde una reducción a su presupuesto, pasando por denuncias penales en contra de diversos consejeros electorales, hasta violaciones constantes a la veda electoral por parte del mismo presidente y de varios funcionarios afines a la 4T.

Claro que todo se puede mejorar, pero con lo anterior, invariablemente percibimos una voluntad de interferir en el organismo y vulnerar su independencia, pero sobre todo, se percibe un desconocimiento del impacto de los cambios que tirarían de tajo un esfuerzo ciudadano que ha llevado tiempo consolidar, pues derrumbaría la credibilidad del organismo y la de los procesos electorales venideros - especialmente el del 2024 - y crearía una espiral de incertidumbre que tardaríamos décadas en revertir. La misma dosis de intervencionismo ya la hemos visto en otros organismos independientes que hoy son cuestionadas por impulsar perfiles poco independientes del ejecutivo.

Preocupa lo que podría venir para el INE después de la tan cuestionada y para muchos innecesaria consulta de revocación de mandato, pues ya se ha anunciado que empujarán una reforma que busca debilitar a este organismo y eso no se puede permitir.

A pesar de todo el panorama adverso, el INE volvió a demostrar su valía, su profesionalismo y su eficiencia en esta consulta de revocación de mandato y demostró que está a la altura de las circunstancias y que es parte fundamental de nuestra democracia.

El INE no es propiedad de los partidos ni de sus líderes, tampoco es propiedad del poder ejecutivo ni del legislativo. El INE es de y para los ciudadanos. Por ello, es momento de defender y apoyar al INE, a su origen, a su historia y a su compromiso con la transparencia, la legalidad y el desarrollo de ciudadanía en democracia. Por eso, #YoDefiendoAlINE.


Si quieres sumarte a esta defensa, te invito a registrarte en https://yodefiendoaline.mx

Siempre serán entendibles los cambios al diseño institucional en el ánimo de renovación y actualización. Siempre será entendible que las instituciones viven y sobreviven gracias a su adaptación. Siempre serán bienvenidas nuevas instituciones, organismos o movimientos que signifiquen afrontar desde la política pública nuevos retos y realidades que el país y el mundo demanden. Siempre será bienvenida la innovación en todos los ámbitos de la vida.

Así han nacido innumerables instituciones, organismos y movimientos mundiales y locales. Así se fundó la ONU como respuesta urgente de las naciones a los dolores de la Segunda Guerra Mundial, y así lo hizo Peter Benenson cuando publicó un primer llamado a la acción ciudadana para defender a aquellos estudiantes portugueses presos por pensar diferente y que a la postre se materializó en un movimiento internacional pro derechos humanos llamado Amnistía Internacional. Así surgió la UNESCO, para salvaguardar las culturas y apuntalar la educación y las ciencias, o Greenpeace, que si bien no es una institución fundada o auspiciada por los gobiernos, si es un movimiento ampliamente legitimado que integra ya en acciones a favor del medio ambiente en 55 países.

Así surgen los movimientos y así se fundan los organismos. Así se crea ciudadanía. Así se preservan los derechos y las libertades y, es así, en esa voluntad comunitaria que los gobiernos han sabido corresponder y celebrar las iniciativas ciudadanas respetando su presencia, su consolidación, su organización interna y su misión y visión.

En México, el INE surge en la misma lógica de principios: ser garantes de un derecho y voluntad ciudadanas. El INE fue resultado de un consenso ciudadano que transitó como presión hacia el PRI a principios de 1990 para quitarle el control de los procesos electorales al gobierno. Surgió como un organismo de y para la transición política mexicana de un régimen autoritario de partido hegemónico a uno de opciones partidistas con elecciones limpias y transparentes. Ha sido un esfuerzo descomunal de voluntad y aprendizaje ciudadano y de construcción y consolidación de nuestra democracia.

El saldo de este esfuerzo en conjunto, es -a vista de casi todos- positivo. México cuenta hoy con un organismo generador de certidumbre que ha sabido organizar procesos electorales que han permitido reconocer a las diferentes fuerzas políticas sus victorias y sus derrotas, que ha hecho que los ciudadanos cuenten los votos, que ha permitido multar a los partidos por malas prácticas y que ha generado una mesa fundamental para el debate sobre la democracia mexicana. México ha logrado gracias al INE pasar en 30 años del oscurantismo electoral a ser un experto consultado mundialmente en la materia.

Por ello, sorprende que desde el poder (el cual goza del mismo indiscutiblemente porque el INE pudo realizar una elección de altura en 2018) se busque modificar ahora el diseño del organismo electoral bajo el fundamento de mejoras necesarias que pocos vemos. Sorprende que se quiera modificar la composición y la forma de elegir al Consejo General con argumentos bastante cuestionables. Preocupan los constantes ataques a los que ha sido sometido, desde una reducción a su presupuesto, pasando por denuncias penales en contra de diversos consejeros electorales, hasta violaciones constantes a la veda electoral por parte del mismo presidente y de varios funcionarios afines a la 4T.

Claro que todo se puede mejorar, pero con lo anterior, invariablemente percibimos una voluntad de interferir en el organismo y vulnerar su independencia, pero sobre todo, se percibe un desconocimiento del impacto de los cambios que tirarían de tajo un esfuerzo ciudadano que ha llevado tiempo consolidar, pues derrumbaría la credibilidad del organismo y la de los procesos electorales venideros - especialmente el del 2024 - y crearía una espiral de incertidumbre que tardaríamos décadas en revertir. La misma dosis de intervencionismo ya la hemos visto en otros organismos independientes que hoy son cuestionadas por impulsar perfiles poco independientes del ejecutivo.

Preocupa lo que podría venir para el INE después de la tan cuestionada y para muchos innecesaria consulta de revocación de mandato, pues ya se ha anunciado que empujarán una reforma que busca debilitar a este organismo y eso no se puede permitir.

A pesar de todo el panorama adverso, el INE volvió a demostrar su valía, su profesionalismo y su eficiencia en esta consulta de revocación de mandato y demostró que está a la altura de las circunstancias y que es parte fundamental de nuestra democracia.

El INE no es propiedad de los partidos ni de sus líderes, tampoco es propiedad del poder ejecutivo ni del legislativo. El INE es de y para los ciudadanos. Por ello, es momento de defender y apoyar al INE, a su origen, a su historia y a su compromiso con la transparencia, la legalidad y el desarrollo de ciudadanía en democracia. Por eso, #YoDefiendoAlINE.


Si quieres sumarte a esta defensa, te invito a registrarte en https://yodefiendoaline.mx