Estamos a 252 días exactos de la elección. El 2 de julio de 2024 habrá 20 mil 262 puestos por elegir. Difícilmente un ciudadano se podrá colar ahí.
Por más (probada) capacidad, experiencia y conocimiento que tengan. Si usted es un ciudadano común, está muy lejos de estar en las boletas y más cerca de terminar votando por el menos malo.
Los políticos, de todos los partidos, acomodan las cosas para no soltar el poder. Para colmo, hoy están bendecidos con la posibilidad de reelegirse. ¿Sabe que mató los nuevos liderazgos jóvenes y la formación de cuadros? Esa propia reelección.
Tan sólo a nivel federal los senadores podrán reelegirse hasta por 2 períodos consecutivos y los diputados hasta por 4. Ellos pueden estar 12 años en la nómina legislativa.
En Querétaro los diputados locales pueden quedarse 4 periodos, los regidores y los alcaldes 2. Hay muchos funcionarios competitivos que merecen la continuidad, pero hay una larga lista de incompetentes.
Ahí cabrían cientos de ciudadanos sobradamente capacitados para ocupar esa silla, pero no los dejan llegar.
Los partidos se quedan solos, sin membresía, pero con poder y prerrogativas. Los líderes ejercen un cacicazgo absoluto, se gastan el dinero de los impuestos de los ciudadanos a discreción, y saltan de uno a otro puesto. Son una veleta, su metamorfosis ideológica se acomoda al cliente.
Aquí tenemos muchos, pero hay ejemplos que destacan: Ricardo Astudillo tiene viviendo del Partido Verde más de 15 años. Se ha beneficiado de ser diputado local, federal y regidor, y nada más en los últimos 2 años se gastará 24 MDP del dinero de todos los queretanos.
En 2022 y 2023 los partidos con registro en Querétaro han recibido 221.5 MDP. Entre todos se gastan 9.2 MDP mensuales.
Dejar ese nivel de vida no es fácil. Los políticos les cierran las puertas a los ciudadanos, no quieren irse.
En las elecciones siguientes hay 230 vacantes locales por cubrir en Querétaro: 25 legisladores locales (10 de ellos puris), 18 alcaldes, 36 síndicos y 148 regidores (65 pluris); más las posiciones federales al Senado y la Cámara de Diputados.
La oferta es mucha, pero la demanda más. Nunca cabe la clase política. Todos quieren, y todos (dicen) tener méritos.
Y muchos los tienen, pero ¿cuándo los ciudadanos podrán tener acceso al poder? ¿Cuándo se jubilarán los Botellos, los Zapatas o los Astudillos?
¿Hay lugar para los ciudadanos dentro de cualquier partido? ¿Cuándo o quién acabará con el reciclaje político?
Los partidos fueron creados como instrumento para que los ciudadanos llegaran al poder. Los dirigentes corrieron a los ciudadanos y monopolizaron el poder. Son los dueños.
Para la democracia no es bueno que los partidos estén tan desacreditados y derrumbándose, al grado que muchos ciudadanos consideran que la lucha política, hoy, sería mejor sin ellos. Le estorban a una sociedad con legítimos deseos de cambio.
El problema de los partidos no son los ideales que los crearon, sino sus dirigentes que corrompieron la legítima lucha ciudadana por el poder.
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