/ martes 19 de enero de 2021

Psicología para todos | Duelo entre el viejo mundo y el nuevo digital

Es difícil admitir que la pandemia es un escenario que nos hemos buscado, que de alguna manera esperábamos y que incluso hemos generado instintivamente, sin duda para mí, otro tema es el mal manejo por autoridades federales de la pandemia. Y otro muy lejos de ser un castigo caído del cielo, es claramente la consecuencia de una inercia que a nivel inconsciente y colectivo, buscaba un colapso, o al menos un salto de fase más equitativo.

Había demasiadas cosas sumidas en una prolongada y exasperante agonía: el débil sistema democrático, la sociedad de consumo, el sistema capitalista y socialista que no responden a las necesidades. Un salto en capacitación con visión tecnológica hacía falta. Aunque a cambio, este gobierno amenaza con el registro de celulares para que nuestros datos queden expuestos; cambios a leyes de derechos de autor para cobrarnos por usar aparatos inteligentes, desde celulares hasta impresoras; impuesto a las herencias, lo que significará pagar por lo que ya se pagó.

Todo en el mundo llevaba ya bastante oscilando, además, aunque todo siguiera colgando del árbol, solo una conmoción podía sacarnos de esa coyuntura; podría haber sido una guerra, una revuelta social, una vieja y querida guerra de religión: al final ha resultado ser una pandemia, y nadie dejará de apreciar la sabiduría de la elección, o la suerte del azar. Ahora por fin ocurrirá algo, la ficción de la inmovilidad ya no resulta sostenible.

Por más avalanchas de dinero público que intenten frenar el alud, o vacuna gratuita con tinte electoral será mucho lo que sea arrastrado, mucho lo que desaparezca, mucho lo que nazca, mucho lo que habrá que inventar, en una feroz aceleración que llevábamos tiempo buscando. Por resumirlo de forma sintética y brutal, vivimos, desde hace cincuenta años por lo menos, un duelo latente entre el viejo mundo y el nuevo digital: la pandemia decidirá quién gana.

Puedo equivocarme, pero solo hay dos posibilidades: por un lado, la restauración de un orden social que se estaba derrumbando, la revancha de una limpieza moral y social intransigente, la creación de un nuevo Estado moderno y convocando a la unidad al centro del campo de juego. Por otro lado, la victoria del mundo nuevo, el advenimiento de la inteligencia digital, el declive de la política populista rebajada a deporte popular, y la propagación de una supuesta moralidad ya de si inmoral en todo.

Es difícil admitir que la pandemia es un escenario que nos hemos buscado, que de alguna manera esperábamos y que incluso hemos generado instintivamente, sin duda para mí, otro tema es el mal manejo por autoridades federales de la pandemia. Y otro muy lejos de ser un castigo caído del cielo, es claramente la consecuencia de una inercia que a nivel inconsciente y colectivo, buscaba un colapso, o al menos un salto de fase más equitativo.

Había demasiadas cosas sumidas en una prolongada y exasperante agonía: el débil sistema democrático, la sociedad de consumo, el sistema capitalista y socialista que no responden a las necesidades. Un salto en capacitación con visión tecnológica hacía falta. Aunque a cambio, este gobierno amenaza con el registro de celulares para que nuestros datos queden expuestos; cambios a leyes de derechos de autor para cobrarnos por usar aparatos inteligentes, desde celulares hasta impresoras; impuesto a las herencias, lo que significará pagar por lo que ya se pagó.

Todo en el mundo llevaba ya bastante oscilando, además, aunque todo siguiera colgando del árbol, solo una conmoción podía sacarnos de esa coyuntura; podría haber sido una guerra, una revuelta social, una vieja y querida guerra de religión: al final ha resultado ser una pandemia, y nadie dejará de apreciar la sabiduría de la elección, o la suerte del azar. Ahora por fin ocurrirá algo, la ficción de la inmovilidad ya no resulta sostenible.

Por más avalanchas de dinero público que intenten frenar el alud, o vacuna gratuita con tinte electoral será mucho lo que sea arrastrado, mucho lo que desaparezca, mucho lo que nazca, mucho lo que habrá que inventar, en una feroz aceleración que llevábamos tiempo buscando. Por resumirlo de forma sintética y brutal, vivimos, desde hace cincuenta años por lo menos, un duelo latente entre el viejo mundo y el nuevo digital: la pandemia decidirá quién gana.

Puedo equivocarme, pero solo hay dos posibilidades: por un lado, la restauración de un orden social que se estaba derrumbando, la revancha de una limpieza moral y social intransigente, la creación de un nuevo Estado moderno y convocando a la unidad al centro del campo de juego. Por otro lado, la victoria del mundo nuevo, el advenimiento de la inteligencia digital, el declive de la política populista rebajada a deporte popular, y la propagación de una supuesta moralidad ya de si inmoral en todo.