/ miércoles 9 de mayo de 2018

¿Reorientando la campaña?

Las voces de alarma alcanzaron su punto culminante el pasado dos de mayo y el Partido Revolucionario Institucional decidió cambiar a su dirigente nacional; René Juárez Cisneros sustituyó a Enrique Ochoa Reza, quien duró en el cargo un año once meses. Si bien no hubo una declaración sobre los motivos que llevaron al ajuste, la medida se entiende como un golpe de timón para tratar de cambiar algunas cosas de la campaña de su candidato a la presidencia de la república, quien figura en un lejano tercer lugar en las encuestas.

La preocupación no es para menos, las encuestas y las percepciones respecto al camino que se está delineando, indican que el PRI puede perder no sólo la presidencia de la república, sino los gobiernos estatales que están en disputa y quedar como tercera fuerza tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores.

Pocos argumentos se vertieron respecto a la medida tomada, situación que ha agudizado el debate en medios de comunicación y redes sociales. Especulaciones aparte, lo cierto es que una modificación de dirigente cuando faltan menos de 60 días para la jornada electoral, no parece ser la mejor opción para mejorar significativamente en el gusto de la ciudadanía.

Para algunos expertos la decisión llega tarde, otros opinan que es una decisión desesperada para intentar cambiar las cosas, otros más afirman que se trata de un acuerdo correcto que permitirá acercar la campaña de José Antonio Meade a las bases sociales; hay quien lo entiende como una decisión de José Antonio Meade para tener el control total de la campaña, lo cual constituye una clara señal de la fuerza del partido y el inicio del repunte en esta última etapa del proceso electoral.

René Juárez cuenta con más de 20 años de experiencia en la función pública, en 1990 asumió la presidencia municipal de Acapulco, Guerrero, desde entonces ha sido diputado federal, gobernador del estado de Guerrero y senador de la república. Esa trayectoria lo coloca como un político con habilidades para crear las relaciones necesarias e impulsar la campaña, generar acuerdos entre los grupos al interior del partido y, si es necesario, tiene el perfil de un buen negociador para alcanzar los acuerdos con las otras fuerzas nacionales y que sean de beneficio para el partido que dirige. Además, se debe mencionar que cuenta con el visto bueno de personajes como Manlio Fabio Beltrones y Miguel Ángel Osorio Chong.

En mi opinión, hay dos posibles lecturas del cambio de dirigente, en las dos el punto de partida es el reconocimiento de la inminente derrota electoral y el propósito de que la caída no sea tan fuerte. Una primera lectura nos dice que la tarea encomendada a René Juárez es la de reorganizar al partido desde ahora para posicionarse con fuerza en su nuevo papel de oposición y para ello se le dan todo tipo de atribuciones para tomar las decisiones pertinentes; los nombramientos de Manuel Cavazos Lerma (72 años) y José Encarnación Alfaro Cázares (61 años), ambos de muy larga trayectoria en el PRI, apuntan en este sentido.

La segunda lectura que tiene se asocia a la necesidad de establecer alianzas implícitas en el corto plazo. Y aquí se abren dos caminos, el primero consiste en que René Juárez sea el operador directo para instrumentar el llamado “voto útil” en favor de Ricardo Anaya; el segundo camino supone que aprovechando su experiencia y conocimiento de personajes políticos que antes militaron en su partido, concrete acuerdos con MORENA. Pronto conoceremos el desenlace.

Las voces de alarma alcanzaron su punto culminante el pasado dos de mayo y el Partido Revolucionario Institucional decidió cambiar a su dirigente nacional; René Juárez Cisneros sustituyó a Enrique Ochoa Reza, quien duró en el cargo un año once meses. Si bien no hubo una declaración sobre los motivos que llevaron al ajuste, la medida se entiende como un golpe de timón para tratar de cambiar algunas cosas de la campaña de su candidato a la presidencia de la república, quien figura en un lejano tercer lugar en las encuestas.

La preocupación no es para menos, las encuestas y las percepciones respecto al camino que se está delineando, indican que el PRI puede perder no sólo la presidencia de la república, sino los gobiernos estatales que están en disputa y quedar como tercera fuerza tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores.

Pocos argumentos se vertieron respecto a la medida tomada, situación que ha agudizado el debate en medios de comunicación y redes sociales. Especulaciones aparte, lo cierto es que una modificación de dirigente cuando faltan menos de 60 días para la jornada electoral, no parece ser la mejor opción para mejorar significativamente en el gusto de la ciudadanía.

Para algunos expertos la decisión llega tarde, otros opinan que es una decisión desesperada para intentar cambiar las cosas, otros más afirman que se trata de un acuerdo correcto que permitirá acercar la campaña de José Antonio Meade a las bases sociales; hay quien lo entiende como una decisión de José Antonio Meade para tener el control total de la campaña, lo cual constituye una clara señal de la fuerza del partido y el inicio del repunte en esta última etapa del proceso electoral.

René Juárez cuenta con más de 20 años de experiencia en la función pública, en 1990 asumió la presidencia municipal de Acapulco, Guerrero, desde entonces ha sido diputado federal, gobernador del estado de Guerrero y senador de la república. Esa trayectoria lo coloca como un político con habilidades para crear las relaciones necesarias e impulsar la campaña, generar acuerdos entre los grupos al interior del partido y, si es necesario, tiene el perfil de un buen negociador para alcanzar los acuerdos con las otras fuerzas nacionales y que sean de beneficio para el partido que dirige. Además, se debe mencionar que cuenta con el visto bueno de personajes como Manlio Fabio Beltrones y Miguel Ángel Osorio Chong.

En mi opinión, hay dos posibles lecturas del cambio de dirigente, en las dos el punto de partida es el reconocimiento de la inminente derrota electoral y el propósito de que la caída no sea tan fuerte. Una primera lectura nos dice que la tarea encomendada a René Juárez es la de reorganizar al partido desde ahora para posicionarse con fuerza en su nuevo papel de oposición y para ello se le dan todo tipo de atribuciones para tomar las decisiones pertinentes; los nombramientos de Manuel Cavazos Lerma (72 años) y José Encarnación Alfaro Cázares (61 años), ambos de muy larga trayectoria en el PRI, apuntan en este sentido.

La segunda lectura que tiene se asocia a la necesidad de establecer alianzas implícitas en el corto plazo. Y aquí se abren dos caminos, el primero consiste en que René Juárez sea el operador directo para instrumentar el llamado “voto útil” en favor de Ricardo Anaya; el segundo camino supone que aprovechando su experiencia y conocimiento de personajes políticos que antes militaron en su partido, concrete acuerdos con MORENA. Pronto conoceremos el desenlace.

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