/ miércoles 19 de septiembre de 2018

Sólo para villamelones

La México ya no es lo que era, y cada temporada se empeñan en reafirmarlo. La México ya no parece ser la catedral del toreo mexicano, sino una plaza más, que a duras penas atiende las necesidades de los aficionados taurinos de una ciudad de varios millones de habitantes.

Si bien es cierto que en el mundo del toro siempre ha pesado más lo que se resuelve en los despachos, también lo es que los toreros, los buenos toreros, solían ganarse un lugar con base en sus resultados frente al toro. ¿Y qué mayor resultado en esta compleja profesión que la de salir por la puerta grande, cortar apéndices y ganar certámenes en tierras españolas y francesas?

Hace unos días se dieron a conocer los carteles de novilladas en la Monumental de Insurgentes, que se reducen a cuatro, pues el quinto será confeccionado con los triunfadores de las apariciones anteriores. En ellos solo se descubren tres jóvenes mexicanos que han dado la lucha en tierras europeas: André Lagravere, “El Galo”, Juan Pedro Llaguno y Héctor Gutiérrez, aunque los dos primeros están anunciados sólo una tarde.

A diferencia, Héctor Gutiérrez está colocado en los tres primeros festejos, y tanto Francisco Martínez como Roberto Román, partirán plaza en dos ocasiones.

Nada de los nombres de Diego Sanromán, José María Pastor, Alejandro Adame, Isaac Fonseca, ni Miguel Aguilar, quienes han dado la cara por nuestro país en la Madre Patria, y lo han hecho lustrosamente. Aguilar, por ejemplo, fue el absoluto ganador del certamen “Camino a la Glorieta”; Sanromán ha despertado una evidente expectación; Pastor, Adame y Fonseca han cortado orejas de manera insistente y contundente.

Seguramente habrá razones, o quizá excusas, para no contratarlos en el supuesto mayor escaparate taurino del país: el que están en temporada allá, en que alguno aún no debuta con picadores, o hasta el que otro está herido. Nada parece fundamento lo suficientemente sólido, sobre todo si, en contraste, Gutiérrez partirá plaza en tres de los cuatro festejos anunciados, y quizá podrá aparecer en el quinto.

¿O es que podrá creerse que los novilleros triunfadores en Europa puedan ponerle peros a viajar hasta nuestro país para cumplir un compromiso a todas luces importante para su presencia aquí? ¿O será, como decía, que ya el coso taurino de la capital mexicana ya no es lo que era y no tiene mucho caso?

De cualquier forma, viendo los carteles novilleriles anunciados por los empresarios de la México uno no deja de descubrir en su confección, al menos, pobreza, y hasta un toque de mediocridad. Y sí, es que la México ya no es, ni remotamente, lo que era. Hoy, ahí parece servir de poco el triunfar rotundamente. Hoy, ahí parece que lo que se desarrolla en los despachos es más poderoso que nunca.

La México ya no es lo que era, y cada temporada se empeñan en reafirmarlo. La México ya no parece ser la catedral del toreo mexicano, sino una plaza más, que a duras penas atiende las necesidades de los aficionados taurinos de una ciudad de varios millones de habitantes.

Si bien es cierto que en el mundo del toro siempre ha pesado más lo que se resuelve en los despachos, también lo es que los toreros, los buenos toreros, solían ganarse un lugar con base en sus resultados frente al toro. ¿Y qué mayor resultado en esta compleja profesión que la de salir por la puerta grande, cortar apéndices y ganar certámenes en tierras españolas y francesas?

Hace unos días se dieron a conocer los carteles de novilladas en la Monumental de Insurgentes, que se reducen a cuatro, pues el quinto será confeccionado con los triunfadores de las apariciones anteriores. En ellos solo se descubren tres jóvenes mexicanos que han dado la lucha en tierras europeas: André Lagravere, “El Galo”, Juan Pedro Llaguno y Héctor Gutiérrez, aunque los dos primeros están anunciados sólo una tarde.

A diferencia, Héctor Gutiérrez está colocado en los tres primeros festejos, y tanto Francisco Martínez como Roberto Román, partirán plaza en dos ocasiones.

Nada de los nombres de Diego Sanromán, José María Pastor, Alejandro Adame, Isaac Fonseca, ni Miguel Aguilar, quienes han dado la cara por nuestro país en la Madre Patria, y lo han hecho lustrosamente. Aguilar, por ejemplo, fue el absoluto ganador del certamen “Camino a la Glorieta”; Sanromán ha despertado una evidente expectación; Pastor, Adame y Fonseca han cortado orejas de manera insistente y contundente.

Seguramente habrá razones, o quizá excusas, para no contratarlos en el supuesto mayor escaparate taurino del país: el que están en temporada allá, en que alguno aún no debuta con picadores, o hasta el que otro está herido. Nada parece fundamento lo suficientemente sólido, sobre todo si, en contraste, Gutiérrez partirá plaza en tres de los cuatro festejos anunciados, y quizá podrá aparecer en el quinto.

¿O es que podrá creerse que los novilleros triunfadores en Europa puedan ponerle peros a viajar hasta nuestro país para cumplir un compromiso a todas luces importante para su presencia aquí? ¿O será, como decía, que ya el coso taurino de la capital mexicana ya no es lo que era y no tiene mucho caso?

De cualquier forma, viendo los carteles novilleriles anunciados por los empresarios de la México uno no deja de descubrir en su confección, al menos, pobreza, y hasta un toque de mediocridad. Y sí, es que la México ya no es, ni remotamente, lo que era. Hoy, ahí parece servir de poco el triunfar rotundamente. Hoy, ahí parece que lo que se desarrolla en los despachos es más poderoso que nunca.