/ miércoles 2 de enero de 2019

Sólo para villamelones

Hace tiempo que en el mundo del toro no vemos cosas como éstas, apuestas de esta naturaleza, carteles tan aventureros. Me refiero, claro está, a la corrida del día de ayer, primero de enero, en la queretana plaza Santa María.

Tres toreros queretanos con muy pocas, poquísimas, oportunidades, junto con una ganadería también queretana, en el marco de una plaza de primera categoría y en una fecha tradicionalmente destinada en ella a las novilladas.

Digo que no es común, porque hace muchos ayeres que las empresas taurinas, de aquí y de allá, buscan nombres que sean atractivos para llenar los tendidos, y lo que es peor, empieza a abundar la práctica de los intereses grupales, más que, incluso, los económicos, de tal suerte que vemos ya a los mismos toreros en todas las plazas, funcionen o no en el ruedo.

La apuesta de la empresa de la Santa María, retomada por los descendientes de quienes la hicieron posible, resulta interesante, pero sobre todo, valiente, poniendo en el cartel a Luis Manuel Pérez, El Canelo; Pepe Díaz, y Brandon Campos. Los tres de la tierra; los tres sin la presencia que todos quisiéramos en los muchos carteles que se confeccionan a lo largo y ancho del país.

Pepe Díaz es un torero que ha dado muestras de su poder para con los toros en diversas oportunidades, ahí donde le han dado entrada, pero se ha topado con la burocracia taurina, y con los intereses gremiales, que en algún tiempo le hicieron la vida imposible y le impidieron doctorarse cuando lo planeó.

El Canelo, por su parte, ha estado picando piedra desde hace años, sufriendo incluso una cornada que lo puso al borde de la muerte, y buscando oportunidades en Sudamérica, donde las condiciones de las reses a lidiar no son necesariamente las mejores.

Y Brandon Campos se ha topado con la mala suerte y las pésimas administraciones, lo que le ha cerrado puertas que debía tener muy bien abiertas después de lo que hizo como novillero en España.

Los tres se anunciaron para esta corrida de año nuevo con un encierro de Gonzalo Iturbe, ganadero que tiene su dehesa en tierras amealcenses y que solía enviar novillos a las tradicionales novilladas de esta fecha en la Santa María.

No sé, al momento de redactar esta colaboración, cómo les fue a los toreros queretanos en este compromiso, que más que importante ha sido vital, ni a la empresa con la venta de boletos de entrada, pero el simple hecho de haber confeccionado el cartel es digno de aplauso y reconocimiento.

Lo de los empresarios queretanos es un acto que debería repercutir en el territorio nacional y replicarse en las plazas de primera categoría; es una propuesta de dignidad que demuestra que no todo es conveniencia económica y gremial, a muchos ratos hasta mafiosa, en este mundo del toro que hoy vivimos, y regularmente padecemos.

Hace tiempo que en el mundo del toro no vemos cosas como éstas, apuestas de esta naturaleza, carteles tan aventureros. Me refiero, claro está, a la corrida del día de ayer, primero de enero, en la queretana plaza Santa María.

Tres toreros queretanos con muy pocas, poquísimas, oportunidades, junto con una ganadería también queretana, en el marco de una plaza de primera categoría y en una fecha tradicionalmente destinada en ella a las novilladas.

Digo que no es común, porque hace muchos ayeres que las empresas taurinas, de aquí y de allá, buscan nombres que sean atractivos para llenar los tendidos, y lo que es peor, empieza a abundar la práctica de los intereses grupales, más que, incluso, los económicos, de tal suerte que vemos ya a los mismos toreros en todas las plazas, funcionen o no en el ruedo.

La apuesta de la empresa de la Santa María, retomada por los descendientes de quienes la hicieron posible, resulta interesante, pero sobre todo, valiente, poniendo en el cartel a Luis Manuel Pérez, El Canelo; Pepe Díaz, y Brandon Campos. Los tres de la tierra; los tres sin la presencia que todos quisiéramos en los muchos carteles que se confeccionan a lo largo y ancho del país.

Pepe Díaz es un torero que ha dado muestras de su poder para con los toros en diversas oportunidades, ahí donde le han dado entrada, pero se ha topado con la burocracia taurina, y con los intereses gremiales, que en algún tiempo le hicieron la vida imposible y le impidieron doctorarse cuando lo planeó.

El Canelo, por su parte, ha estado picando piedra desde hace años, sufriendo incluso una cornada que lo puso al borde de la muerte, y buscando oportunidades en Sudamérica, donde las condiciones de las reses a lidiar no son necesariamente las mejores.

Y Brandon Campos se ha topado con la mala suerte y las pésimas administraciones, lo que le ha cerrado puertas que debía tener muy bien abiertas después de lo que hizo como novillero en España.

Los tres se anunciaron para esta corrida de año nuevo con un encierro de Gonzalo Iturbe, ganadero que tiene su dehesa en tierras amealcenses y que solía enviar novillos a las tradicionales novilladas de esta fecha en la Santa María.

No sé, al momento de redactar esta colaboración, cómo les fue a los toreros queretanos en este compromiso, que más que importante ha sido vital, ni a la empresa con la venta de boletos de entrada, pero el simple hecho de haber confeccionado el cartel es digno de aplauso y reconocimiento.

Lo de los empresarios queretanos es un acto que debería repercutir en el territorio nacional y replicarse en las plazas de primera categoría; es una propuesta de dignidad que demuestra que no todo es conveniencia económica y gremial, a muchos ratos hasta mafiosa, en este mundo del toro que hoy vivimos, y regularmente padecemos.