/ miércoles 27 de marzo de 2019

Sólo para Villamelones

De entre los muchos nombres de toreros anunciados en los carteles de la ya próxima feria de San Marcos, en Aguascalientes, destaca uno que, por sus características, llama la atención y mueve al morbo. Se trata, desde luego, de Guillermo Capetillo, que la tarde de su presentación hidrocálida, el 27 de abril, estará apenas a tres días de cumplir los sesenta y un años.

¿Qué pretenden los organizadores de la feria taurina más importante de México al programar en su serial la presencia del también actor de telenovelas y cintas cinematográficas? Y, sobre todo, ¿qué pretensión mueve al diestro, hijo de una de las figuras taurinas mexicanas de antaño, a ponerse frente a un toro bravo a su edad y sus circunstancias?

Guillermo Eduardo Capetillo de Florez nació el treinta de abril de 1958 en la Ciudad de México, y decidió arropar la profesión taurina de su padre, iniciándose en esas lides desde niño y alcanzando el doctorado en la plaza “El Paseo”, de San Luis Potosí, el 22 de noviembre de 1977, teniendo en aquella ocasión como padrino de la ceremonia a Manolo Martínez, y como testigo a José Mari Manzanares padre. El toro de su alternativa se llamó “Cumplidor”, de la ganadería de Santiago.

Casi seis años más tarde, confirmó su doctorada en la Monumental México de manos de Rafael Gil, Rafaelillo, siendo testigo de la ceremonia Ernesto Belmont, con un toro, también de Santiago, de nombre “Tejedor”.

No fue Guillermo un torero importante, si apelamos sin tapujos a lo desarrollado por él en el ruedo, carrera que llevó a la par de sus intervenciones, como actor, en telenovelas como “Los ricos también lloran” o “La Colorina”; apenas la ocasión de obtener la “oreja de oro” una tarde en el embudo de Insurgentes, o una faena al toro “Gallero”, de Cerro Viejo, pueden contarse como sus más relevantes triunfos.

Ahora el hijo del gran muletero Manuel Capetillo regresa a los ruedos para alternar, la tarde del próximo 30 de abril, con Morante de la Puebla y Joselito Adame, lidiando un encierro de la ganadería queretana de Teófilo Gómez.

¿Por qué? ¿Para qué?, son las preguntas que todos nos hacemos. ¿Con qué intención la empresa aguascalentense se anima a tamaño despropósito? A saber. Se trata de una de esas decisiones, evidentemente fuera de tono, que tenemos que aguantar los aficionados taurinos.

De entre los muchos nombres de toreros anunciados en los carteles de la ya próxima feria de San Marcos, en Aguascalientes, destaca uno que, por sus características, llama la atención y mueve al morbo. Se trata, desde luego, de Guillermo Capetillo, que la tarde de su presentación hidrocálida, el 27 de abril, estará apenas a tres días de cumplir los sesenta y un años.

¿Qué pretenden los organizadores de la feria taurina más importante de México al programar en su serial la presencia del también actor de telenovelas y cintas cinematográficas? Y, sobre todo, ¿qué pretensión mueve al diestro, hijo de una de las figuras taurinas mexicanas de antaño, a ponerse frente a un toro bravo a su edad y sus circunstancias?

Guillermo Eduardo Capetillo de Florez nació el treinta de abril de 1958 en la Ciudad de México, y decidió arropar la profesión taurina de su padre, iniciándose en esas lides desde niño y alcanzando el doctorado en la plaza “El Paseo”, de San Luis Potosí, el 22 de noviembre de 1977, teniendo en aquella ocasión como padrino de la ceremonia a Manolo Martínez, y como testigo a José Mari Manzanares padre. El toro de su alternativa se llamó “Cumplidor”, de la ganadería de Santiago.

Casi seis años más tarde, confirmó su doctorada en la Monumental México de manos de Rafael Gil, Rafaelillo, siendo testigo de la ceremonia Ernesto Belmont, con un toro, también de Santiago, de nombre “Tejedor”.

No fue Guillermo un torero importante, si apelamos sin tapujos a lo desarrollado por él en el ruedo, carrera que llevó a la par de sus intervenciones, como actor, en telenovelas como “Los ricos también lloran” o “La Colorina”; apenas la ocasión de obtener la “oreja de oro” una tarde en el embudo de Insurgentes, o una faena al toro “Gallero”, de Cerro Viejo, pueden contarse como sus más relevantes triunfos.

Ahora el hijo del gran muletero Manuel Capetillo regresa a los ruedos para alternar, la tarde del próximo 30 de abril, con Morante de la Puebla y Joselito Adame, lidiando un encierro de la ganadería queretana de Teófilo Gómez.

¿Por qué? ¿Para qué?, son las preguntas que todos nos hacemos. ¿Con qué intención la empresa aguascalentense se anima a tamaño despropósito? A saber. Se trata de una de esas decisiones, evidentemente fuera de tono, que tenemos que aguantar los aficionados taurinos.