/ miércoles 5 de enero de 2022

Solo para villamelones

No quiero criticar los carteles para la segunda parte de la temporada de la Plaza México. Finalmente, quien los confecciona es una empresa, y como tal, tendrá todo el derecho, digo yo, a hacer lo que le plazca con su inversión. Tan sólo diré algo que salta a la vista, sobre todo a los ojos de los viejos aficionados taurinos: El embudo de Insurgentes, como coloquialmente se le conoce al coso taurino de la capital del país, ha dejado de ser, desde hace tiempo, lo que era; lo mucho que era.

Desde siempre hubo intereses, personales y económicos, en las empresas de la México. Es algo inherente a esa responsabilidad. Pero, al menos, otrora la máxima plaza mexicana solía tener temporadas más amplias, y representaba, como Madrid para España, un parte aguas en la carrera profesional de los toreros; era el escaparate hasta donde llegaban los mejores para dar el campanazo y sentar sus reales. Esas características, está visto, están bastante diluidas en la actualidad.

Y no, no se trata, como decía, de criticar los carteles de la “temporada grande”, que ya es “mediana”, y que al paso que vamos, acaso se convierta en “pequeña”. Se trata, simplemente, de puntualizar que, más allá de la aparición en los anuncios de un par de alternativas significativas, la presentación de otro de los ahora matadores mexicanos que formaron parte de una, por demás, interesante generación de novilleros, y un par de carteles bien rematados, lo anunciado tiene algunas ausencias significativas, y quizá, alguna otra injusticia.

Las ausencias, claro está, son de dos diestros españoles: Morante de la Puebla y Emilio de Justo. El primero llevó a cuestas la remontada de la temporada 2021 en España, incluso enfrentándose a las corridas “duras” y arriesgando triunfos en pos de sacar adelante una fiesta que pasaba por sus peores momentos; el segundo es el triunfador indiscutible de la temporada europea, y también de ruedos sudamericanos; el torero más interesante de los que puedan anunciarse en cualquier cartel del mundo en la actualidad.

Y la injusticia, desde mi punto muy particular de vista, la negación de incluir en un cartel de más polendas a José Mauricio, después de lo que ha hecho en los ruedos nacionales, y sobre todo, precisamente, en la plaza más grande del mundo.

Será interesante, sin embargo, volver a ver al Payo en la México, lo mismo que a Héctor Gutiérrez en su etapa de matador de toros y a los doctorantes Juan Pedro Llaguno y Miguel Aguilar. Resulta obvio, desde luego y por otra parte, el anuncio de Antonio Ferrera y su espectáculo dramático, infaltable después del revuelo levantado en su anterior aparición.

En fin, que no quiero criticar los carteles de la segunda parte de la temporada capitalina; tan solo hacer algunas precisiones, que no estarán nunca de más.

No quiero criticar los carteles para la segunda parte de la temporada de la Plaza México. Finalmente, quien los confecciona es una empresa, y como tal, tendrá todo el derecho, digo yo, a hacer lo que le plazca con su inversión. Tan sólo diré algo que salta a la vista, sobre todo a los ojos de los viejos aficionados taurinos: El embudo de Insurgentes, como coloquialmente se le conoce al coso taurino de la capital del país, ha dejado de ser, desde hace tiempo, lo que era; lo mucho que era.

Desde siempre hubo intereses, personales y económicos, en las empresas de la México. Es algo inherente a esa responsabilidad. Pero, al menos, otrora la máxima plaza mexicana solía tener temporadas más amplias, y representaba, como Madrid para España, un parte aguas en la carrera profesional de los toreros; era el escaparate hasta donde llegaban los mejores para dar el campanazo y sentar sus reales. Esas características, está visto, están bastante diluidas en la actualidad.

Y no, no se trata, como decía, de criticar los carteles de la “temporada grande”, que ya es “mediana”, y que al paso que vamos, acaso se convierta en “pequeña”. Se trata, simplemente, de puntualizar que, más allá de la aparición en los anuncios de un par de alternativas significativas, la presentación de otro de los ahora matadores mexicanos que formaron parte de una, por demás, interesante generación de novilleros, y un par de carteles bien rematados, lo anunciado tiene algunas ausencias significativas, y quizá, alguna otra injusticia.

Las ausencias, claro está, son de dos diestros españoles: Morante de la Puebla y Emilio de Justo. El primero llevó a cuestas la remontada de la temporada 2021 en España, incluso enfrentándose a las corridas “duras” y arriesgando triunfos en pos de sacar adelante una fiesta que pasaba por sus peores momentos; el segundo es el triunfador indiscutible de la temporada europea, y también de ruedos sudamericanos; el torero más interesante de los que puedan anunciarse en cualquier cartel del mundo en la actualidad.

Y la injusticia, desde mi punto muy particular de vista, la negación de incluir en un cartel de más polendas a José Mauricio, después de lo que ha hecho en los ruedos nacionales, y sobre todo, precisamente, en la plaza más grande del mundo.

Será interesante, sin embargo, volver a ver al Payo en la México, lo mismo que a Héctor Gutiérrez en su etapa de matador de toros y a los doctorantes Juan Pedro Llaguno y Miguel Aguilar. Resulta obvio, desde luego y por otra parte, el anuncio de Antonio Ferrera y su espectáculo dramático, infaltable después del revuelo levantado en su anterior aparición.

En fin, que no quiero criticar los carteles de la segunda parte de la temporada capitalina; tan solo hacer algunas precisiones, que no estarán nunca de más.