/ miércoles 6 de octubre de 2021

Sólo para villamelones | Morante a La México

Desde la noche del lunes pasado, las redes sociales de la empresa de la Plaza México, la más grande del mundo, anunciaron la contratación de Morante de la Puebla. Así de escueto fue el comunicado, con una fotografía de diestro que acaba de realizar una de las más importantes faenas de su vida en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

Desde luego, y como era de esperarse, el conciso comunicado causó una enorme reacción entre los aficionados taurinos mexicanos, no sólo por el simple hecho de que es probable que puedan ver a este torero de época en la capital del país, sino también porque eso representa igualmente el anuncio de que habrá temporada en una plaza ayuna de espectáculo desde hace ya mucho tiempo.

La México, el llamado “embudo de Insurgentes”, es el coso taurino más importante de nuestro país, y hubo tiempos en que lo fue también de toda América, pero ya no es lo mismo que aquellos ayeres en los que las figuras españolas la tomaban en serio. La “monumental plaza” es casi siempre una mole de concreto que domina sobre el colorido de los espectadores en el tendido.

Nada ha dicho la empresa de una posible temporada, ni de sus características, dadas las condiciones sanitarias que nos dominan. Nada, hasta ahora, donde el anuncio de contratación de Morante da pie a pensar que puede haber corridas de toros antes de que concluya el año.

Pero, ¿cómo y cuándo viene el maestro de La Puebla? Y sobre todo, ¿quiénes son los diestros que complementarán el serial, para que éste resulte interesante?

Es tiempo de ver partir plaza en el coso citadino a toreros de la talla de Emilio de Justo, el contundente triunfador de Las Ventas, o a Juan Ortega o a Diego Urdiales. Y también, claro está, de ver lo mejor de la torería nacional, que encabeza, desde mi muy particular punto de vista, Octavio García, “El Payo”, pero donde figuran otros relevantes toreros, como José Mauricio.

Es tiempo de una temporada, aunque sea corta, que desacredite la “regalitis” de toros preparados, y fortalezca las decisiones serias de los jueces de plaza; una temporada que nos haga reivindicarnos con el toreo, y que represente mucho más que el simple, llano y triste negocio.

Desde la noche del lunes pasado, las redes sociales de la empresa de la Plaza México, la más grande del mundo, anunciaron la contratación de Morante de la Puebla. Así de escueto fue el comunicado, con una fotografía de diestro que acaba de realizar una de las más importantes faenas de su vida en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

Desde luego, y como era de esperarse, el conciso comunicado causó una enorme reacción entre los aficionados taurinos mexicanos, no sólo por el simple hecho de que es probable que puedan ver a este torero de época en la capital del país, sino también porque eso representa igualmente el anuncio de que habrá temporada en una plaza ayuna de espectáculo desde hace ya mucho tiempo.

La México, el llamado “embudo de Insurgentes”, es el coso taurino más importante de nuestro país, y hubo tiempos en que lo fue también de toda América, pero ya no es lo mismo que aquellos ayeres en los que las figuras españolas la tomaban en serio. La “monumental plaza” es casi siempre una mole de concreto que domina sobre el colorido de los espectadores en el tendido.

Nada ha dicho la empresa de una posible temporada, ni de sus características, dadas las condiciones sanitarias que nos dominan. Nada, hasta ahora, donde el anuncio de contratación de Morante da pie a pensar que puede haber corridas de toros antes de que concluya el año.

Pero, ¿cómo y cuándo viene el maestro de La Puebla? Y sobre todo, ¿quiénes son los diestros que complementarán el serial, para que éste resulte interesante?

Es tiempo de ver partir plaza en el coso citadino a toreros de la talla de Emilio de Justo, el contundente triunfador de Las Ventas, o a Juan Ortega o a Diego Urdiales. Y también, claro está, de ver lo mejor de la torería nacional, que encabeza, desde mi muy particular punto de vista, Octavio García, “El Payo”, pero donde figuran otros relevantes toreros, como José Mauricio.

Es tiempo de una temporada, aunque sea corta, que desacredite la “regalitis” de toros preparados, y fortalezca las decisiones serias de los jueces de plaza; una temporada que nos haga reivindicarnos con el toreo, y que represente mucho más que el simple, llano y triste negocio.