/ jueves 6 de mayo de 2021

Sopa de letras | El desafío de vacunar al mundo

El mundo necesita en 10.000 y 14.000 millones de dosis de vacunas frente al coronavirus para dejar atrás la peor pandemia en un sigo. Y aunque ya hay una quincena de fármacos distintos y otros 200 están en fase de investigación el objetivo es proteger a los 7.800 millones de habitantes del orbe parece una quimera. La unidad de Inteligencia The Economist prevé que los 85 países más pobres no recibirán las dosis que necesitan hasta 2023.

No alcanzar este fin, alertan los expertos puede tener consecuencias fatales. Aunque los países ricos se vacunen, mientras el virus circule en otras partes se multiplicará el riesgo de que surjan variantes que hagan ineficaces las dosis ya administradas casi 1000 millones, nueve de cada 10 en los países ricos. Nadie está seguro hasta que todos lo estemos. Este problema se ha centralizado en la posibilidad de aprobar en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMS) una exención de patentes sobre las vacunas, algo que nunca se ha hecho globalmente. Algo que a las farmacéuticas no les gustaría por precedente que cra y estas compañías tienen su sede en los países ricos.

Se reunieron en octubre pasado, cuando India y Sudáfrica propusieron en la OMC la exención de patentes para todos los fármacos para hacer frente a la pandemia. Lo rechazaron Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Suiza, entre otros. La organización vuelve a debatir este mes.

Por otro lado se debe estimular los acuerdos entre empresas para aumentar la fabricación. Algunos entre grandes productores han sido ya decisivamente impulsados los gobiernos norteamericanos y europeos. El consorcio de acceso a la tecnología de la OMS (C-TAP) deberá revitalizarse. Desgraciadamente la industria de las vacunas estaba plagada ya antes de la pandemia de fallos del mercado y desabastecimiento. El desarrollo de las vacunas ha sido un logro, apoyado en el sector privado y público con la adecuada financiación y certidumbre y la colaboración entre científicos y empresas se debe preservar en estas líneas incrementar y repartir rápida las vacunas. Este es el gran desafío.

El mundo necesita en 10.000 y 14.000 millones de dosis de vacunas frente al coronavirus para dejar atrás la peor pandemia en un sigo. Y aunque ya hay una quincena de fármacos distintos y otros 200 están en fase de investigación el objetivo es proteger a los 7.800 millones de habitantes del orbe parece una quimera. La unidad de Inteligencia The Economist prevé que los 85 países más pobres no recibirán las dosis que necesitan hasta 2023.

No alcanzar este fin, alertan los expertos puede tener consecuencias fatales. Aunque los países ricos se vacunen, mientras el virus circule en otras partes se multiplicará el riesgo de que surjan variantes que hagan ineficaces las dosis ya administradas casi 1000 millones, nueve de cada 10 en los países ricos. Nadie está seguro hasta que todos lo estemos. Este problema se ha centralizado en la posibilidad de aprobar en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMS) una exención de patentes sobre las vacunas, algo que nunca se ha hecho globalmente. Algo que a las farmacéuticas no les gustaría por precedente que cra y estas compañías tienen su sede en los países ricos.

Se reunieron en octubre pasado, cuando India y Sudáfrica propusieron en la OMC la exención de patentes para todos los fármacos para hacer frente a la pandemia. Lo rechazaron Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Suiza, entre otros. La organización vuelve a debatir este mes.

Por otro lado se debe estimular los acuerdos entre empresas para aumentar la fabricación. Algunos entre grandes productores han sido ya decisivamente impulsados los gobiernos norteamericanos y europeos. El consorcio de acceso a la tecnología de la OMS (C-TAP) deberá revitalizarse. Desgraciadamente la industria de las vacunas estaba plagada ya antes de la pandemia de fallos del mercado y desabastecimiento. El desarrollo de las vacunas ha sido un logro, apoyado en el sector privado y público con la adecuada financiación y certidumbre y la colaboración entre científicos y empresas se debe preservar en estas líneas incrementar y repartir rápida las vacunas. Este es el gran desafío.