/ jueves 17 de marzo de 2022

Sopa de letras | El enigmático Yuri Knorozov


El 22 de noviembre se conmemora un siglo del nacimiento del enigmático, misterioso y célebre soldado ucraniano

Yuri Knorozov descifró los códices mayas. En su natal Jarkov, la ciudad ucraniana que estos días ha sido noticia por las atrocidades de la guerra desatada en el viejo continente, admirado por el famoso antropólogo social queretano Ricardo Pozas Arcinieaga autor de la obra “Juan Pérez Jolote”, biografía de un Tzotzil chiapaneco.

Yuri siempre pensó que su habilidad inaudita para los idiomas y la resolución de enigmas se debía a un golpe en la cabeza que se dio a los cinco años y que lo dejó temporalmente ciego. Lo cierto es que Yuri Knorozov fue capaz de desencriptar los códices mayas por primera vez en la historia y todo sin visitar jamás México.

Sirvió al ejército rojo en la II Guerra Mundial, y al término de esta, en 1948 se licenció en historia por la Universidad de Moscú.

Trabajó con tesón más de 8 años en la interpretación de los códices. Ya era conocido por su ensayo publicado en 1952 “La Escritura Antigua de América Central”. Este trabajo fue una gran aportación para los mayistas, todos los investigadores que durante años habían laborado en desovillar la complejidad de la estructura maya. Yuri llegó por deducción a la solución del enigma, autor del enigmático libro “Maya Hieroglyphic Codices”.

Yuri no viajó a Mesoamérica hasta 1991, primero fue a Guatemala, y posteriormente a México. Y fue aquí donde pronunció la frase con la que demostraba su inmenso carisma por la cultura maya. “En mi corazón siempre seré mexicano”. En 1994 recibió la Orden del Águila Azteca y en 2018, se develó una estatua del lingüista con su querida gata “Asya”, coautora de sus obras pero sus editores nunca se lo permitieron, al enigmático y excéntrico mayista , ucraniano Yuri Knorozov, falleció el 31 de marzo de 1999.



El 22 de noviembre se conmemora un siglo del nacimiento del enigmático, misterioso y célebre soldado ucraniano

Yuri Knorozov descifró los códices mayas. En su natal Jarkov, la ciudad ucraniana que estos días ha sido noticia por las atrocidades de la guerra desatada en el viejo continente, admirado por el famoso antropólogo social queretano Ricardo Pozas Arcinieaga autor de la obra “Juan Pérez Jolote”, biografía de un Tzotzil chiapaneco.

Yuri siempre pensó que su habilidad inaudita para los idiomas y la resolución de enigmas se debía a un golpe en la cabeza que se dio a los cinco años y que lo dejó temporalmente ciego. Lo cierto es que Yuri Knorozov fue capaz de desencriptar los códices mayas por primera vez en la historia y todo sin visitar jamás México.

Sirvió al ejército rojo en la II Guerra Mundial, y al término de esta, en 1948 se licenció en historia por la Universidad de Moscú.

Trabajó con tesón más de 8 años en la interpretación de los códices. Ya era conocido por su ensayo publicado en 1952 “La Escritura Antigua de América Central”. Este trabajo fue una gran aportación para los mayistas, todos los investigadores que durante años habían laborado en desovillar la complejidad de la estructura maya. Yuri llegó por deducción a la solución del enigma, autor del enigmático libro “Maya Hieroglyphic Codices”.

Yuri no viajó a Mesoamérica hasta 1991, primero fue a Guatemala, y posteriormente a México. Y fue aquí donde pronunció la frase con la que demostraba su inmenso carisma por la cultura maya. “En mi corazón siempre seré mexicano”. En 1994 recibió la Orden del Águila Azteca y en 2018, se develó una estatua del lingüista con su querida gata “Asya”, coautora de sus obras pero sus editores nunca se lo permitieron, al enigmático y excéntrico mayista , ucraniano Yuri Knorozov, falleció el 31 de marzo de 1999.