/ jueves 28 de julio de 2022

Sopa de letras | Los 525 gramos de las Cenizas de Luis Barragán


¿Cómo intimar lo que motivó al artista Jill Magig (connecticut, 1973) para convertir las cenizas del arquitecto Luis Barragán en diamante?

Este acontecimiento fue uno de los más controvertidos del arte contemporáneo en México, resonó con fuerza en el mundo. Aunque es un hecho relativamente reciente, de apenas seis años, en la sociedad civil sólo perdura la imagen del anillo desaprobado, pero ahora se publica, 525 gramos.

Jill Magid: la transformación de Luis Barragán. Laura Ayala Castellanos (Artes de Mexico). El primer libro que hace un análisis profundo pero accesible. En una edición bilingüe de 74 páginas, la curadora y gestora cultural relata los actores, hechos y obras de arte relacionados con Barragán que antecedieron al célebre diamante de Barragán.

El anillo fue creado por Magid con la idea de canjearlo por la repatriación de los archivos del arquitecto, que tras ser comprado por el empresario Rolf Fehlbaum, como regalo de bodas para la arquitecta Federica Zanco (rumor que promovió Magid), se mudó a Suiza donde se fundó Fundación Barragán y hace dos meses se mudó a Alemania.

El viaje de Magid con la obra de Barragán comenzó en 2012, cuando conoció la Casa Estudio de Luis Barragán. Desde entonces se ha sumergido en la vida y obra del arquitecto mexicano. Ha realizado obras plásticas reproduciendo objetos del archivo de Barragán, pero añadiendo su toque para eludir los derechos de autor registrados por la Fundación y en protesta porque Zanco no le dio acceso a la colección.

La idea de transformar las cenizas de Luis Barragán en un diamante; montarlo sobre una sortija para lograr su obra de arte, la artista obtuvo la autorización de varios miembros de la familia Barragán, y con el visto bueno también de las autoridades de Jalisco, sacó una cuarta parte de las cenizas del creative de la Rotonda de los Hombres Ilustres y mandó hacer el anillo. El costo de producir el diamante fue aproximadamente de 30 mil dólares.

La proposición, es decir, el anillo de diamantes también fue una actuación. En 2017, el anillo se exhibió en el MUAC..

En México la exposición generó encontradas críticas, tanto de familiares de Barragán como del gremio cultural. Juan Villoro el escritor calificó la obra como digna de un museo del horror.

Hoy el debate sigue abierto. Es justificable la creación del anillo como medio para cuestionar que el legado de un artista mexicano sea propiedad de una empresa Suiza y ahora Alemana. Y por lo tanto inaccesible.



¿Cómo intimar lo que motivó al artista Jill Magig (connecticut, 1973) para convertir las cenizas del arquitecto Luis Barragán en diamante?

Este acontecimiento fue uno de los más controvertidos del arte contemporáneo en México, resonó con fuerza en el mundo. Aunque es un hecho relativamente reciente, de apenas seis años, en la sociedad civil sólo perdura la imagen del anillo desaprobado, pero ahora se publica, 525 gramos.

Jill Magid: la transformación de Luis Barragán. Laura Ayala Castellanos (Artes de Mexico). El primer libro que hace un análisis profundo pero accesible. En una edición bilingüe de 74 páginas, la curadora y gestora cultural relata los actores, hechos y obras de arte relacionados con Barragán que antecedieron al célebre diamante de Barragán.

El anillo fue creado por Magid con la idea de canjearlo por la repatriación de los archivos del arquitecto, que tras ser comprado por el empresario Rolf Fehlbaum, como regalo de bodas para la arquitecta Federica Zanco (rumor que promovió Magid), se mudó a Suiza donde se fundó Fundación Barragán y hace dos meses se mudó a Alemania.

El viaje de Magid con la obra de Barragán comenzó en 2012, cuando conoció la Casa Estudio de Luis Barragán. Desde entonces se ha sumergido en la vida y obra del arquitecto mexicano. Ha realizado obras plásticas reproduciendo objetos del archivo de Barragán, pero añadiendo su toque para eludir los derechos de autor registrados por la Fundación y en protesta porque Zanco no le dio acceso a la colección.

La idea de transformar las cenizas de Luis Barragán en un diamante; montarlo sobre una sortija para lograr su obra de arte, la artista obtuvo la autorización de varios miembros de la familia Barragán, y con el visto bueno también de las autoridades de Jalisco, sacó una cuarta parte de las cenizas del creative de la Rotonda de los Hombres Ilustres y mandó hacer el anillo. El costo de producir el diamante fue aproximadamente de 30 mil dólares.

La proposición, es decir, el anillo de diamantes también fue una actuación. En 2017, el anillo se exhibió en el MUAC..

En México la exposición generó encontradas críticas, tanto de familiares de Barragán como del gremio cultural. Juan Villoro el escritor calificó la obra como digna de un museo del horror.

Hoy el debate sigue abierto. Es justificable la creación del anillo como medio para cuestionar que el legado de un artista mexicano sea propiedad de una empresa Suiza y ahora Alemana. Y por lo tanto inaccesible.