/ jueves 29 de noviembre de 2018

Tierra Adentro

Juntos haremos historia


Luego de cinco meses de haber obtenido el voto mayoritario de los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, asumirá este primero de diciembre el máximo cargo de gobierno como representante del Poder Ejecutivo federal de nuestro país.

Así, después de tres intentos por llegar a la Presidencia de la República, AMLO logra vencer al PRI y al PAN, como sus principales adversarios, pero sobre todo al Poder factico, con el apoyo innegable del más del 53 % de la lista nominal que en total representó una concurrencia de más del 63 % de los 89 millones de mexicanos registrados en el padrón electoral, según datos del INE.

Tras su triunfo electoral del primero de julio pasado, López Obrador ha sido objeto de innumerable cuestionamiento, unos bienes argumentados y otros, los más, con harto rencor insano y fanatismo trasnochado.

Sin lugar a duda, el relevo en el Poder Ejecutivo federal, esta vez encabezado por un personaje que logró sumar a favor del proyecto “Juntos haremos historia”, la inconformidad de millones de mexicanos, es un duro golpe para los que de una u otra forma serán afectados o “descobijados”.

Tendremos a partir del primero de diciembre un gobierno con un alto margen de apoyo social, pese a lo que se diga en las redes sociales, redes que queramos o no aceptar, están bombardeadas por hordas de coraje y cerrazón.

Desde luego, no se puede negar que el próximo Presidente de la República tiene una importante terea por atender, sobre todo en el tema de obtener una estabilidad social que evite una mayor confrontación social.

AMLO recibe una nación con un marcado encono social, dividido, confrontado y polarizado, por fortuna para él, con una mayoría que le brindó su confianza para conducir a un país habido de una transformación político económica.

Es hora de aprender de nuestro pasado, un pasado que lejos de enorgullecernos nos avergüenza y confronta precisamente por el bajo nivel ético de la política partidaria y también por el deterioro de valores, principios y de civilidad.

Imposible e ingenuo resulta pensar que AMLO “va a resolver” estos temas, incluso que pueda por sí solo acabar con la corrupción, por ejemplo, pero más de 25 millones de votos y/o ciudadanos seguramente tendrán algo que hacer a favor de una nación justa, generoso y solidaria.

Inicia un nuevo gobierno, estemos atentos de que cumpla su compromiso, su responsabilidad y su ideario, pero sobre todo, hagamos de nuestro pensamiento una herramienta que aporte sin la visión destructiva de la venganza perdedora.

Juntos haremos historia


Luego de cinco meses de haber obtenido el voto mayoritario de los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, asumirá este primero de diciembre el máximo cargo de gobierno como representante del Poder Ejecutivo federal de nuestro país.

Así, después de tres intentos por llegar a la Presidencia de la República, AMLO logra vencer al PRI y al PAN, como sus principales adversarios, pero sobre todo al Poder factico, con el apoyo innegable del más del 53 % de la lista nominal que en total representó una concurrencia de más del 63 % de los 89 millones de mexicanos registrados en el padrón electoral, según datos del INE.

Tras su triunfo electoral del primero de julio pasado, López Obrador ha sido objeto de innumerable cuestionamiento, unos bienes argumentados y otros, los más, con harto rencor insano y fanatismo trasnochado.

Sin lugar a duda, el relevo en el Poder Ejecutivo federal, esta vez encabezado por un personaje que logró sumar a favor del proyecto “Juntos haremos historia”, la inconformidad de millones de mexicanos, es un duro golpe para los que de una u otra forma serán afectados o “descobijados”.

Tendremos a partir del primero de diciembre un gobierno con un alto margen de apoyo social, pese a lo que se diga en las redes sociales, redes que queramos o no aceptar, están bombardeadas por hordas de coraje y cerrazón.

Desde luego, no se puede negar que el próximo Presidente de la República tiene una importante terea por atender, sobre todo en el tema de obtener una estabilidad social que evite una mayor confrontación social.

AMLO recibe una nación con un marcado encono social, dividido, confrontado y polarizado, por fortuna para él, con una mayoría que le brindó su confianza para conducir a un país habido de una transformación político económica.

Es hora de aprender de nuestro pasado, un pasado que lejos de enorgullecernos nos avergüenza y confronta precisamente por el bajo nivel ético de la política partidaria y también por el deterioro de valores, principios y de civilidad.

Imposible e ingenuo resulta pensar que AMLO “va a resolver” estos temas, incluso que pueda por sí solo acabar con la corrupción, por ejemplo, pero más de 25 millones de votos y/o ciudadanos seguramente tendrán algo que hacer a favor de una nación justa, generoso y solidaria.

Inicia un nuevo gobierno, estemos atentos de que cumpla su compromiso, su responsabilidad y su ideario, pero sobre todo, hagamos de nuestro pensamiento una herramienta que aporte sin la visión destructiva de la venganza perdedora.