/ jueves 17 de enero de 2019

Tierra Adentro

Es tiempo de planear con la voz de la ciudadanía


A poco más de los primeros 100 días del arribo de los nuevos gobiernos municipales, las administraciones locales comienzan a promover y difundir los llamados Planes Municipales de Desarrollo 2018-2021, documentos rectores de lo que será su política de atención y acciones de gobierno.

En este contexto, se supone que en general se pone a disposición el Plan Municipal de Desarrollo 2018-2021, como un documento que marca los objetivos y las líneas de acción que se estarán llevando a cabo para hacer de cada municipalidad un territorio con mejores opciones para vivir.

Se supone o presupone que cada Plan responde a las propuestas expresadas en las consultas ciudadana y en la campaña electoral; así como a las planteadas por especialistas y ciudadanos en general en base a sus necesidades y experiencia en diferentes áreas.

Los gobiernos, cada uno a su manera resaltan que surgen como un “Gobierno abierto y de resultados que da la bienvenida a las observaciones, a las críticas y a las propuestas para alcanzar juntos las metas que nos hemos propuesto”.

De ser cierto este discurso, el Plan Municipal de Desarrollo 2018-2021 es el puente de vinculación entre la demanda social y sus reclamos, y la vocación real de servicio de cada administración, independientemente del partido político.

Así pues, el municipio se forman todos, día con día, en colaboración conjunta entre de sociedad y gobierno para lograr acceder a una municipalidad con mejores oportunidades, mayor equidad, más respeto y superiores niveles de bienestar.

Bajo esta premisa, por ejemplo, los gobernados de la región serrana, como la zona con mayor marginación y necesidades sociales, reclaman gobiernos comprometidos y ligados al quehacer de servicio.

Tema sustantivo también, pero poco atendido es el de las políticas regionales, que vinculen a los gobiernos de la zona norte del estado, que tienen que ver con los problemas de interés común, como son por ejemplo, rellenos sanitarios, plantas tratadoras de aguas residuales, contaminación de ríos y medio ambiente. Y esto último debe ser parte de la agenda intermunicipal.

Es tiempo de planear con la voz de la ciudadanía


A poco más de los primeros 100 días del arribo de los nuevos gobiernos municipales, las administraciones locales comienzan a promover y difundir los llamados Planes Municipales de Desarrollo 2018-2021, documentos rectores de lo que será su política de atención y acciones de gobierno.

En este contexto, se supone que en general se pone a disposición el Plan Municipal de Desarrollo 2018-2021, como un documento que marca los objetivos y las líneas de acción que se estarán llevando a cabo para hacer de cada municipalidad un territorio con mejores opciones para vivir.

Se supone o presupone que cada Plan responde a las propuestas expresadas en las consultas ciudadana y en la campaña electoral; así como a las planteadas por especialistas y ciudadanos en general en base a sus necesidades y experiencia en diferentes áreas.

Los gobiernos, cada uno a su manera resaltan que surgen como un “Gobierno abierto y de resultados que da la bienvenida a las observaciones, a las críticas y a las propuestas para alcanzar juntos las metas que nos hemos propuesto”.

De ser cierto este discurso, el Plan Municipal de Desarrollo 2018-2021 es el puente de vinculación entre la demanda social y sus reclamos, y la vocación real de servicio de cada administración, independientemente del partido político.

Así pues, el municipio se forman todos, día con día, en colaboración conjunta entre de sociedad y gobierno para lograr acceder a una municipalidad con mejores oportunidades, mayor equidad, más respeto y superiores niveles de bienestar.

Bajo esta premisa, por ejemplo, los gobernados de la región serrana, como la zona con mayor marginación y necesidades sociales, reclaman gobiernos comprometidos y ligados al quehacer de servicio.

Tema sustantivo también, pero poco atendido es el de las políticas regionales, que vinculen a los gobiernos de la zona norte del estado, que tienen que ver con los problemas de interés común, como son por ejemplo, rellenos sanitarios, plantas tratadoras de aguas residuales, contaminación de ríos y medio ambiente. Y esto último debe ser parte de la agenda intermunicipal.