/ jueves 21 de febrero de 2019

Tierra Adentro

Las expectativas partidarias de cara al 2021


De cara al próximo relevo gubernamental estatal, aunque faltan poco más de dos años, de acuerdo a la fecha del proceso electoral, los tres partidos con mayor presencia en el estado, PAN, MORENA y PRI, activan, unos más que otros, sus baterías para obtener el triunfo que los ratifique y fortalezca o de plano los haga a un lado de la preferencia electoral.

Sin lugar a duda, los tres partidos mencionados, por ser lo que cuentan con estructura y cargos de elección popular, serán los que se espera tengan una mayor presencia y propuesta de gobierno para el 2021.

De entrada el Partido Acción Nacional, PAN se observa como el único Instituto Político de los antes citados que se muestra estable, sólido y hasta cierto punto unido en toda su estructura y cuadros de dirección, luego de su reciente relevo en su Comité Directivo Estatal.

Bajo esta visión, se puede esperar que Acción Nacional ofrezca la oferta política más estable, no necesariamente unida, por la fuerte y hasta cierto punto ruda “competencia” que seguramente habrá por alcanzar la nominación a algún cargo de elección popular.

El Partido de Regeneración Nacional, MORENA, hoy con el mayor empoderamiento a nivel federal, ya que como se sabe encabeza el Poder Ejecutivo con Andrés Manuel López Obrador, AMLO, a nivel estatal no alcanza a cuajar como un organismos integrado y bien cimentado.

La innegable legalidad estatutaria de su dirigencia, pero carente de legitimidad social y de base coloca a este Instituto Político muy lejos de las expectativas de colocarse, al menos a corto y mediano plazo como una real fuerza representativa a nivel estatal.

La dura lucha interna en MORENA, no de ahora, que evidencia una abierta confrontación por alcanzar su verdadera legitimidad, a pesar del obvio apoyo de AMLO hacia la directiva estatal, adelanta el estancamiento, incluso su retroceso para el 2021 tomando en cuenta que para ese proceso comicial no contará “con la inercia” del voto federal que obtuvo en el 2018.

Por su parte el Partido Revolucionario Institucional, PRI, de la misma manera que MORENA, su dirigencia estatal, si bien con el aval estatutario legal, carece también a todas luces de la suficiente legitimidad ante sus militantes que le garantice su empoderamiento real.

Negado a entender que su presencia en la dirigencia estatal ha provocado una inusual e histórica “huida” de su militancia, el “líder” del PRI empuja inexorablemente al barranco más oscuro de su tradición partidaria a nivel local.

En fin, de todos los partidos mencionados, MORENA por ser la “organización partidaria” con mayor expectativa para mucha gente, encara el mayor reto de su corta vida, no sólo en su estructura de dirección estatal, sino en los 18 municipios del estado, incluyendo obviamente los de la región serrana, donde también existe una evidente dispersión de fuerzas, causada por el mismísimo error de carecer de una directiva legitima y representativa a nivel estatal. Dirigencia que por cierto se encuentra abiertamente cuestionada, por un sector de ese partido, por la opacidad de sus acciones.

Las expectativas partidarias de cara al 2021


De cara al próximo relevo gubernamental estatal, aunque faltan poco más de dos años, de acuerdo a la fecha del proceso electoral, los tres partidos con mayor presencia en el estado, PAN, MORENA y PRI, activan, unos más que otros, sus baterías para obtener el triunfo que los ratifique y fortalezca o de plano los haga a un lado de la preferencia electoral.

Sin lugar a duda, los tres partidos mencionados, por ser lo que cuentan con estructura y cargos de elección popular, serán los que se espera tengan una mayor presencia y propuesta de gobierno para el 2021.

De entrada el Partido Acción Nacional, PAN se observa como el único Instituto Político de los antes citados que se muestra estable, sólido y hasta cierto punto unido en toda su estructura y cuadros de dirección, luego de su reciente relevo en su Comité Directivo Estatal.

Bajo esta visión, se puede esperar que Acción Nacional ofrezca la oferta política más estable, no necesariamente unida, por la fuerte y hasta cierto punto ruda “competencia” que seguramente habrá por alcanzar la nominación a algún cargo de elección popular.

El Partido de Regeneración Nacional, MORENA, hoy con el mayor empoderamiento a nivel federal, ya que como se sabe encabeza el Poder Ejecutivo con Andrés Manuel López Obrador, AMLO, a nivel estatal no alcanza a cuajar como un organismos integrado y bien cimentado.

La innegable legalidad estatutaria de su dirigencia, pero carente de legitimidad social y de base coloca a este Instituto Político muy lejos de las expectativas de colocarse, al menos a corto y mediano plazo como una real fuerza representativa a nivel estatal.

La dura lucha interna en MORENA, no de ahora, que evidencia una abierta confrontación por alcanzar su verdadera legitimidad, a pesar del obvio apoyo de AMLO hacia la directiva estatal, adelanta el estancamiento, incluso su retroceso para el 2021 tomando en cuenta que para ese proceso comicial no contará “con la inercia” del voto federal que obtuvo en el 2018.

Por su parte el Partido Revolucionario Institucional, PRI, de la misma manera que MORENA, su dirigencia estatal, si bien con el aval estatutario legal, carece también a todas luces de la suficiente legitimidad ante sus militantes que le garantice su empoderamiento real.

Negado a entender que su presencia en la dirigencia estatal ha provocado una inusual e histórica “huida” de su militancia, el “líder” del PRI empuja inexorablemente al barranco más oscuro de su tradición partidaria a nivel local.

En fin, de todos los partidos mencionados, MORENA por ser la “organización partidaria” con mayor expectativa para mucha gente, encara el mayor reto de su corta vida, no sólo en su estructura de dirección estatal, sino en los 18 municipios del estado, incluyendo obviamente los de la región serrana, donde también existe una evidente dispersión de fuerzas, causada por el mismísimo error de carecer de una directiva legitima y representativa a nivel estatal. Dirigencia que por cierto se encuentra abiertamente cuestionada, por un sector de ese partido, por la opacidad de sus acciones.