/ jueves 30 de mayo de 2019

Tierra Adentro

In memoria de los fallecidos


La tragedia ambiental que se registra en la región serrana, pone al descubierto la indefensión de nuestra riqueza natural “protegida” ante la cíclica pero muy alarmante sequía y también la escasa planeación preventiva para este tipo de siniestros anuales.

La falta de lluvias, así como la cada vez más imparable repercusión ambiental por el cambio climático, son sin duda elementos que han influido en el daño causado por el incendio forestal en la zona norte del estado.

Sin embargo, vale la pena resaltar también la tardía actuación de las autoridades en sus tres niveles de gobierno para tratar de atender el incendio que a todas luces fue algo que contribuyo al avance del siniestro.

El incendio que afecta ya más de 3 mil hectáreas, ha contado con la atención de dependencias, gobiernos locales, instituciones y sobre todo con la solidaria participación de cientos de voluntarios de muchas partes del estado y del exterior de la región.

Se acusa que la reducción de presupuestos para algunas dependencias ha afectado el ataque directo y eficiente del citado incendio, ciertamente es innegable el señalamiento, pero por fortuna la voluntad y colaboración de la ciudadanía ha contribuido mucho en su “control”.

Es ente este contexto cuando se hace necesario, no sólo exigir presupuestos federales más congruentes, sino además una planeación estratégica de programas preventivos que busquen reducir en lo posible los daños que generan siniestros en temporada alta de esquiaje.

Queda claro que en esta como en otras desgracias como terremotos, deslaces, tormentas, etc., es la ciudadanía la que se comporta a la altura de las circunstancias, sin esperar que sean las autoridades las que actúen en consecuencia.

In memoria de los fallecidos


La tragedia ambiental que se registra en la región serrana, pone al descubierto la indefensión de nuestra riqueza natural “protegida” ante la cíclica pero muy alarmante sequía y también la escasa planeación preventiva para este tipo de siniestros anuales.

La falta de lluvias, así como la cada vez más imparable repercusión ambiental por el cambio climático, son sin duda elementos que han influido en el daño causado por el incendio forestal en la zona norte del estado.

Sin embargo, vale la pena resaltar también la tardía actuación de las autoridades en sus tres niveles de gobierno para tratar de atender el incendio que a todas luces fue algo que contribuyo al avance del siniestro.

El incendio que afecta ya más de 3 mil hectáreas, ha contado con la atención de dependencias, gobiernos locales, instituciones y sobre todo con la solidaria participación de cientos de voluntarios de muchas partes del estado y del exterior de la región.

Se acusa que la reducción de presupuestos para algunas dependencias ha afectado el ataque directo y eficiente del citado incendio, ciertamente es innegable el señalamiento, pero por fortuna la voluntad y colaboración de la ciudadanía ha contribuido mucho en su “control”.

Es ente este contexto cuando se hace necesario, no sólo exigir presupuestos federales más congruentes, sino además una planeación estratégica de programas preventivos que busquen reducir en lo posible los daños que generan siniestros en temporada alta de esquiaje.

Queda claro que en esta como en otras desgracias como terremotos, deslaces, tormentas, etc., es la ciudadanía la que se comporta a la altura de las circunstancias, sin esperar que sean las autoridades las que actúen en consecuencia.