/ jueves 15 de febrero de 2018

Tierra Adentro

Precampaña de simulación  más ruido y contaminación electiva = a abstencionismo electoral.

Hartos de tantos mensajes de difusión partidista, dizque de  promoción interna partidaria, los ciudadanos en general ya muestran  rasgos de empacho político, luego de casi dos meses de la falsamente llamada precampaña de los aspirantes a la Presidencia de la República.

Y es que, del 14 de diciembre del 2017 al 11 de febrero  del 2018, cientos de horas tiempo-aire de radio y televisión, los partidos y sus alianzas, bajo el ardid de supuestamente convencer a sus correligionarios de ser su mejor carta, saturaron con ataques, descalificaciones, verdades a medias, engaños, contradicciones, falsedades-pero sobre todo mucha  ignominia-  los medios de comunicación masiva.

Todavía no inicia formalmente el tiempo de la campaña electoral y ya se vive un sentimiento de hartazgo, frustración y cansancio ciudadano a causa de este triste proceso y/o ejercicio de “precampaña”, auspiciada por la “democrática legislación electoral” vigente. Una legislación, que permite que la publicidad sea dirigida a “los militantes, dirigentes y miembros de los partidos”, pero también recauda los recursos públicos de todo ciudadano que “no es, ni forma parte” de esos partidos.

Es de imaginar que la mal llamada precampaña, colmó a propios y a extraños, todo bajo una legislación electoral que pretende argumentar un torpe e incapaz sistema “vestido” de democracia; como si la democracia que reclama y a la que aspira nuestro  país se pudiera medir  simplemente “repartiendo” spots o anuncios propagandísticos en los medios de comunicación electrónicos.

Sólo bastó  una precampaña de los aspirantes presidenciales para darnos cuenta de lo que viene en camino del 30 de marzo al 27 de junio  (a nivel federal)  y del 14 de mayo al 27 de junio(a nivel estatal), en cuanto a saturación  político-electoral auditiva y visual; el panorama electoral 2018 resulta de verdad vergonzoso.

En este contexto, se puede prever -contrario a los que justifica la mega promoción político-electoral-, un alto rango de abstencionismo electoral, basado en hartazgo que generan los aspirantes a “gobernar el país”. México no necesita la mejor mercadotecnia, ni a los embaucadores profesionales,  ni mucho menos a los simuladores que se ofertan con cara de “yo no fui”,  sino verdaderos patriotas que  respondan  al momento a una nación debilitada, empobrecida y saqueada largamente.

Precampaña de simulación  más ruido y contaminación electiva = a abstencionismo electoral.

Hartos de tantos mensajes de difusión partidista, dizque de  promoción interna partidaria, los ciudadanos en general ya muestran  rasgos de empacho político, luego de casi dos meses de la falsamente llamada precampaña de los aspirantes a la Presidencia de la República.

Y es que, del 14 de diciembre del 2017 al 11 de febrero  del 2018, cientos de horas tiempo-aire de radio y televisión, los partidos y sus alianzas, bajo el ardid de supuestamente convencer a sus correligionarios de ser su mejor carta, saturaron con ataques, descalificaciones, verdades a medias, engaños, contradicciones, falsedades-pero sobre todo mucha  ignominia-  los medios de comunicación masiva.

Todavía no inicia formalmente el tiempo de la campaña electoral y ya se vive un sentimiento de hartazgo, frustración y cansancio ciudadano a causa de este triste proceso y/o ejercicio de “precampaña”, auspiciada por la “democrática legislación electoral” vigente. Una legislación, que permite que la publicidad sea dirigida a “los militantes, dirigentes y miembros de los partidos”, pero también recauda los recursos públicos de todo ciudadano que “no es, ni forma parte” de esos partidos.

Es de imaginar que la mal llamada precampaña, colmó a propios y a extraños, todo bajo una legislación electoral que pretende argumentar un torpe e incapaz sistema “vestido” de democracia; como si la democracia que reclama y a la que aspira nuestro  país se pudiera medir  simplemente “repartiendo” spots o anuncios propagandísticos en los medios de comunicación electrónicos.

Sólo bastó  una precampaña de los aspirantes presidenciales para darnos cuenta de lo que viene en camino del 30 de marzo al 27 de junio  (a nivel federal)  y del 14 de mayo al 27 de junio(a nivel estatal), en cuanto a saturación  político-electoral auditiva y visual; el panorama electoral 2018 resulta de verdad vergonzoso.

En este contexto, se puede prever -contrario a los que justifica la mega promoción político-electoral-, un alto rango de abstencionismo electoral, basado en hartazgo que generan los aspirantes a “gobernar el país”. México no necesita la mejor mercadotecnia, ni a los embaucadores profesionales,  ni mucho menos a los simuladores que se ofertan con cara de “yo no fui”,  sino verdaderos patriotas que  respondan  al momento a una nación debilitada, empobrecida y saqueada largamente.