/ miércoles 15 de enero de 2020

Una Visión Desde el Senado

En el año 2020 no te voy a fallar, ¡seguiremos legislando para ti!


En el Senado de la República los legisladores de MORENA concluimos el año 2019 con un esfuerzo sin precedentes, donde realizamos profundas reformas al marco normativo nacional, es decir, a las leyes que nos regulan a todos los mexicanos.

Nos propusimos sentar las bases para avanzar por un nuevo camino, rumbo al desarrollo sin exclusión, priorizando el bienestar, la construcción de oportunidades y el combate a la desigualdad de los que menos tienen; de más de 50 millones de mexicanos en situación de pobreza que nunca fueron alcanzados por el crecimiento prometido y a los que les impusieron infames tesis que justificaban su precarizada situación ante su falta de esfuerzo o talento.

Hoy sabemos que la meritocracia es una falacia y que la movilidad social también requiere de un componente público, pues el que nace pobre, seguramente morirá pobre, con independencia de lo inteligente y trabajador que sea; mientras que el que nace rico, con independencia de lo inteligente o trabajador que no sea, también morirá rico.

Por supuesto, las principales pruebas de que el nuevo rumbo emprendido es adecuado y mucho menos improvisado, ha sido el consenso alrededor de ellas, así como su operación con impecable suficiencia técnica, que podemos apreciar con la estabilidad económica que se ha venido manifestando en los indicadores más importantes de la economía del país, como la mínima inflación registrada durante el año que concluyó; la cada vez más competitiva tasa de interés o el atractivo tipo de cambio; ni qué decir de la inversión, que poco a poco comienza a dinamizarse, o del histórico nivel registrado de las reservas internacionales. Eventualmente el crecimiento económico retomará también su ritmo, orgánicamente, de manera incluyente, como siempre debió ser.

Después de 30 años de un modelo neoliberal que hundió en la marginalidad a medio México, nos propusimos avanzar con paso firme en reconstruir la derruida nación que nos dejaron administraciones anteriores, con un cambio de paradigma, no con un cambio cosmético como los que se dieron hace algunos años en el escenario nacional e inclusive en el de los estados.

Donde la más reciente consecuencia de aquel modelo fue el inflamable entorno social del que se alimentó en parte el inédito clima de inseguridad y violencia que sufrimos los mexicanos, el cual poco a poco vamos comprobando que también fue el resultado de una estrategia fallida donde el gobierno federal le declaró la guerra solo a ciertos bandos delincuenciales, a costa de la integridad de la población civil y de la tranquilidad en grandes porciones de nuestro territorio.

Situación que, siendo ya muy delicada, se agudizó aún más con la terrible corrupción imperante que terminó de lacerar gravemente el futuro de generaciones enteras de mexicanos.

Corrupción que obstruyó la justicia y que fomentó la impunidad; corrupción que dañó la hacienda pública; corrupción que estancó nuestro desarrollo democrático y que calumnió nuestra personalidad nacional, pues precisamente nos hicieron creer que era afín al mexicano, como buscando su justificación o la complicidad ante el robo, el dispendio y los excesos de todo tipo que generaba, siendo tolerada e impulsada desde las más altas esferas gubernamentales.

Hoy, después de tantos años de lucha de millones de mexicanos, el escenario es diferente, hemos propuesto reformas para regresarle el poder a la mayoría y promover su anhelado desarrollo sin dilación; pero bajo un entorno austero, que impulse una renovada dignidad y vocación al servicio público, herramienta fundamental en esta nueva etapa de la República que el pueblo ha denominado como la Cuarta Transformación; donde no se tolerará ni la corrupción ni las más nocivas manifestaciones del delito que nos lastimaron a todos por años, prisión de por medio.

Durante el próximo período ordinario, que inicia el 1º de febrero y concluye el 30 de abril de 2020, continuaremos con la agenda de cambio profundo, real, que nos hemos planteado, no nos detendrán, y nos da un enorme gusto saber que seguimos contando con el apoyo de la mayoría.

Durante las siguientes opiniones les compartiré con mayor detalle la agenda legislativa prioritaria que estamos construyendo desde el Senado, mientras permíteme adelantarte algunos asuntos: abordaremos una necesaria Ley de Amnistía para delitos menores; el derecho a la verdad, urgente ante la dramática desaparición de personas que sufrimos en el país; o las leyes secundarias respecto de delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa de acuerdo con la Constitución, como el uso de programas sociales para fines electorales, delitos de corrupción o de aquellos relacionados con el robo de hidrocarburos (huachicoleo).

Por mandato de la Suprema Corte, también abordaremos una reforma integral respecto del uso de la cannabis; así como tres asuntos de gran interés para todo México y para los que deseamos depurar totalmente el anquilosado y putrefacto sistema político, con una visión de largo aliento, de cambio real, con hombres públicos transparentes, que posean un verdadero respaldo popular, una genuina vocación de servicio y total convicción de un mejor México para todos: analizaremos entonces una necesaria reforma electoral, retomaremos la eliminación del fuero constitucional sin limitaciones y promoveremos la urgente reducción del financiamiento de los partidos políticos.

¡No te vamos a fallar, no te voy a fallar, y poco a poco te lo estoy demostrando! ¡En este año que iniciamos, el esfuerzo legislativo y sus frutos seguirá siendo para ti, como siempre debió ser!

En el año 2020 no te voy a fallar, ¡seguiremos legislando para ti!


En el Senado de la República los legisladores de MORENA concluimos el año 2019 con un esfuerzo sin precedentes, donde realizamos profundas reformas al marco normativo nacional, es decir, a las leyes que nos regulan a todos los mexicanos.

Nos propusimos sentar las bases para avanzar por un nuevo camino, rumbo al desarrollo sin exclusión, priorizando el bienestar, la construcción de oportunidades y el combate a la desigualdad de los que menos tienen; de más de 50 millones de mexicanos en situación de pobreza que nunca fueron alcanzados por el crecimiento prometido y a los que les impusieron infames tesis que justificaban su precarizada situación ante su falta de esfuerzo o talento.

Hoy sabemos que la meritocracia es una falacia y que la movilidad social también requiere de un componente público, pues el que nace pobre, seguramente morirá pobre, con independencia de lo inteligente y trabajador que sea; mientras que el que nace rico, con independencia de lo inteligente o trabajador que no sea, también morirá rico.

Por supuesto, las principales pruebas de que el nuevo rumbo emprendido es adecuado y mucho menos improvisado, ha sido el consenso alrededor de ellas, así como su operación con impecable suficiencia técnica, que podemos apreciar con la estabilidad económica que se ha venido manifestando en los indicadores más importantes de la economía del país, como la mínima inflación registrada durante el año que concluyó; la cada vez más competitiva tasa de interés o el atractivo tipo de cambio; ni qué decir de la inversión, que poco a poco comienza a dinamizarse, o del histórico nivel registrado de las reservas internacionales. Eventualmente el crecimiento económico retomará también su ritmo, orgánicamente, de manera incluyente, como siempre debió ser.

Después de 30 años de un modelo neoliberal que hundió en la marginalidad a medio México, nos propusimos avanzar con paso firme en reconstruir la derruida nación que nos dejaron administraciones anteriores, con un cambio de paradigma, no con un cambio cosmético como los que se dieron hace algunos años en el escenario nacional e inclusive en el de los estados.

Donde la más reciente consecuencia de aquel modelo fue el inflamable entorno social del que se alimentó en parte el inédito clima de inseguridad y violencia que sufrimos los mexicanos, el cual poco a poco vamos comprobando que también fue el resultado de una estrategia fallida donde el gobierno federal le declaró la guerra solo a ciertos bandos delincuenciales, a costa de la integridad de la población civil y de la tranquilidad en grandes porciones de nuestro territorio.

Situación que, siendo ya muy delicada, se agudizó aún más con la terrible corrupción imperante que terminó de lacerar gravemente el futuro de generaciones enteras de mexicanos.

Corrupción que obstruyó la justicia y que fomentó la impunidad; corrupción que dañó la hacienda pública; corrupción que estancó nuestro desarrollo democrático y que calumnió nuestra personalidad nacional, pues precisamente nos hicieron creer que era afín al mexicano, como buscando su justificación o la complicidad ante el robo, el dispendio y los excesos de todo tipo que generaba, siendo tolerada e impulsada desde las más altas esferas gubernamentales.

Hoy, después de tantos años de lucha de millones de mexicanos, el escenario es diferente, hemos propuesto reformas para regresarle el poder a la mayoría y promover su anhelado desarrollo sin dilación; pero bajo un entorno austero, que impulse una renovada dignidad y vocación al servicio público, herramienta fundamental en esta nueva etapa de la República que el pueblo ha denominado como la Cuarta Transformación; donde no se tolerará ni la corrupción ni las más nocivas manifestaciones del delito que nos lastimaron a todos por años, prisión de por medio.

Durante el próximo período ordinario, que inicia el 1º de febrero y concluye el 30 de abril de 2020, continuaremos con la agenda de cambio profundo, real, que nos hemos planteado, no nos detendrán, y nos da un enorme gusto saber que seguimos contando con el apoyo de la mayoría.

Durante las siguientes opiniones les compartiré con mayor detalle la agenda legislativa prioritaria que estamos construyendo desde el Senado, mientras permíteme adelantarte algunos asuntos: abordaremos una necesaria Ley de Amnistía para delitos menores; el derecho a la verdad, urgente ante la dramática desaparición de personas que sufrimos en el país; o las leyes secundarias respecto de delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa de acuerdo con la Constitución, como el uso de programas sociales para fines electorales, delitos de corrupción o de aquellos relacionados con el robo de hidrocarburos (huachicoleo).

Por mandato de la Suprema Corte, también abordaremos una reforma integral respecto del uso de la cannabis; así como tres asuntos de gran interés para todo México y para los que deseamos depurar totalmente el anquilosado y putrefacto sistema político, con una visión de largo aliento, de cambio real, con hombres públicos transparentes, que posean un verdadero respaldo popular, una genuina vocación de servicio y total convicción de un mejor México para todos: analizaremos entonces una necesaria reforma electoral, retomaremos la eliminación del fuero constitucional sin limitaciones y promoveremos la urgente reducción del financiamiento de los partidos políticos.

¡No te vamos a fallar, no te voy a fallar, y poco a poco te lo estoy demostrando! ¡En este año que iniciamos, el esfuerzo legislativo y sus frutos seguirá siendo para ti, como siempre debió ser!