/ miércoles 1 de abril de 2020

Una visión desde el Senado

Antes del sacrificio de perros y gatos se necesitan campañas de adopción más efectivas


La relación entre seres humanos y ciertos animales domesticados es variable entre civilizaciones; permítanme dedicarle esta opinión especialmente a perros y gatos, que lamentablemente hemos descuidado de manera significativa en materia cultural y de políticas públicas.

Nos encontramos en una época donde los perros y gatos se encuentran íntimamente ligados con nosotros y con nuestra forma de vida, pero también, nos contradecimos al existir notables áreas de oportunidad relacionadas con el desdén, el abandono y el maltrato que deberíamos minimizar para aspirar siquiera a concebirnos como sociedades modernas.

Datos del INEGI señalan que el 70% de las mascotas en nuestro país son abandonadas; realizando un simple cálculo, si en el año 2016 existía un estimado de más de 28 millones de perros en el país, los que destacan al ser el 89% de todas las mascotas, podemos concluir que existían al menos 19 millones 600 mil perros abandonados los que, por tanto, estuvieron expuestos a una situación de calle. Lamentable.

Ante esta situación, nuestro país ocupa el primer lugar a nivel Latinoamérica con dicha problemática, por lo que activistas como Alan Rozz, fundador de “ADOPTARE” en México, señaló que hacen falta más iniciativas para mejorar las condiciones de vida de los animales en la calle.

Aunado a lo anterior, ya sea porque fueron abandonados o nacieron en la calle, siendo precisamente la reproducción sin control otro problema relacionado que después abordaremos, eventualmente estos animales que en algún momento pudieron o pudieran ser mascotas, llegarán al antirrábico para ser en su mayoría sacrificados.

Nos encontramos entonces en nuestro país con la NOM-042-SSA2-2006 que tiene como objetivo establecer las especificaciones sanitarias de los centros de atención canina que permitan orientar las acciones de salud pública, para prevenir enfermedades zoonóticas y lesiones a la población en general ocasionadas por los perros y gatos.

Esta norma prevé el sacrificio de animales derivado de diversas circunstancias y aunque teóricamente prevé disposiciones para que los animales no sufran, no menos cierto resulta que estas prácticas no promueven sistemáticamente que los perros y gatos puedan ser adoptados, lo que nos permitiría maximizar la posibilidad de otorgarles el bienestar animal que se merecen.

Organizaciones pro-animales han manifestado la urgencia de que los tres niveles de gobierno implementen políticas de bienestar animal que contemplen, entre otras cosas, la promoción de una cultura de adopción, señalando además que solo de esa manera, la situación de animales en situación de calle podrá ser controlada, promoviendo al unísono la seguridad y el bienestar de los animales de compañía y de la población mexicana en general.

Durante los últimos años se han venido gestando diversos movimientos a favor de los animales domésticos. En ese sentido, en mayo de 2017, la OIE desarrolló a partir de experiencias obtenidas en distintos países alrededor del orbe, la Estrategia Mundial de Bienestar Ambiental, la cual tiene por objetivo la creación de un mundo en el que se respete y promueva la sanidad animal, el bienestar humano, así como el desarrollo socioeconómico y la sostenibilidad del medio ambiente.

En ese sentido, la estrategia señalada en líneas anteriores establece que el bienestar animal se encuentra vinculada con la sanidad animal y la sostenibilidad de los sistemas socioeconómicos y ecológicos. Señalando además que el bienestar animal debe entenderse como una política pública nacional e internacional, compleja y de múltiples matices.

Así, debe considerarse necesario y urgente que los centros de atención canina, de acuerdo con la terminología que utiliza la NOM precitada, siendo los establecimientos de servicio público que llevan a cabo cualquiera de las actividades orientadas a la prevención y control de la rabia en perros y gatos, así como atender quejas de la comunidad, captura de animales en la calle o abandonados que pueden ser una molestia y un riesgo, así como de entrega voluntaria para su eliminación; realicen campañas de adopción de animales previo al sacrificio de los perros y gatos bajo su resguardo, lo que abonará a la constitución y consolidación de una verdadera política pública de bienestar animal.

En el sentido anterior y otros relacionados, como animalista que soy, dueño de 7 perros que son parte de mi familia, es que presenté ante el Senado de la República un producto legislativo para exhortar para que estas campañas sean obligatorias. Es lo menos que podemos hacer, pero si quiero señalarlo, no será lo único que promoveremos en la materia, les pido mantenernos en comunicación por este medio y a través de mis redes sociales. Gracias de antemano por el apoyo que pudieran brindarle a esta iniciativa.

Antes del sacrificio de perros y gatos se necesitan campañas de adopción más efectivas


La relación entre seres humanos y ciertos animales domesticados es variable entre civilizaciones; permítanme dedicarle esta opinión especialmente a perros y gatos, que lamentablemente hemos descuidado de manera significativa en materia cultural y de políticas públicas.

Nos encontramos en una época donde los perros y gatos se encuentran íntimamente ligados con nosotros y con nuestra forma de vida, pero también, nos contradecimos al existir notables áreas de oportunidad relacionadas con el desdén, el abandono y el maltrato que deberíamos minimizar para aspirar siquiera a concebirnos como sociedades modernas.

Datos del INEGI señalan que el 70% de las mascotas en nuestro país son abandonadas; realizando un simple cálculo, si en el año 2016 existía un estimado de más de 28 millones de perros en el país, los que destacan al ser el 89% de todas las mascotas, podemos concluir que existían al menos 19 millones 600 mil perros abandonados los que, por tanto, estuvieron expuestos a una situación de calle. Lamentable.

Ante esta situación, nuestro país ocupa el primer lugar a nivel Latinoamérica con dicha problemática, por lo que activistas como Alan Rozz, fundador de “ADOPTARE” en México, señaló que hacen falta más iniciativas para mejorar las condiciones de vida de los animales en la calle.

Aunado a lo anterior, ya sea porque fueron abandonados o nacieron en la calle, siendo precisamente la reproducción sin control otro problema relacionado que después abordaremos, eventualmente estos animales que en algún momento pudieron o pudieran ser mascotas, llegarán al antirrábico para ser en su mayoría sacrificados.

Nos encontramos entonces en nuestro país con la NOM-042-SSA2-2006 que tiene como objetivo establecer las especificaciones sanitarias de los centros de atención canina que permitan orientar las acciones de salud pública, para prevenir enfermedades zoonóticas y lesiones a la población en general ocasionadas por los perros y gatos.

Esta norma prevé el sacrificio de animales derivado de diversas circunstancias y aunque teóricamente prevé disposiciones para que los animales no sufran, no menos cierto resulta que estas prácticas no promueven sistemáticamente que los perros y gatos puedan ser adoptados, lo que nos permitiría maximizar la posibilidad de otorgarles el bienestar animal que se merecen.

Organizaciones pro-animales han manifestado la urgencia de que los tres niveles de gobierno implementen políticas de bienestar animal que contemplen, entre otras cosas, la promoción de una cultura de adopción, señalando además que solo de esa manera, la situación de animales en situación de calle podrá ser controlada, promoviendo al unísono la seguridad y el bienestar de los animales de compañía y de la población mexicana en general.

Durante los últimos años se han venido gestando diversos movimientos a favor de los animales domésticos. En ese sentido, en mayo de 2017, la OIE desarrolló a partir de experiencias obtenidas en distintos países alrededor del orbe, la Estrategia Mundial de Bienestar Ambiental, la cual tiene por objetivo la creación de un mundo en el que se respete y promueva la sanidad animal, el bienestar humano, así como el desarrollo socioeconómico y la sostenibilidad del medio ambiente.

En ese sentido, la estrategia señalada en líneas anteriores establece que el bienestar animal se encuentra vinculada con la sanidad animal y la sostenibilidad de los sistemas socioeconómicos y ecológicos. Señalando además que el bienestar animal debe entenderse como una política pública nacional e internacional, compleja y de múltiples matices.

Así, debe considerarse necesario y urgente que los centros de atención canina, de acuerdo con la terminología que utiliza la NOM precitada, siendo los establecimientos de servicio público que llevan a cabo cualquiera de las actividades orientadas a la prevención y control de la rabia en perros y gatos, así como atender quejas de la comunidad, captura de animales en la calle o abandonados que pueden ser una molestia y un riesgo, así como de entrega voluntaria para su eliminación; realicen campañas de adopción de animales previo al sacrificio de los perros y gatos bajo su resguardo, lo que abonará a la constitución y consolidación de una verdadera política pública de bienestar animal.

En el sentido anterior y otros relacionados, como animalista que soy, dueño de 7 perros que son parte de mi familia, es que presenté ante el Senado de la República un producto legislativo para exhortar para que estas campañas sean obligatorias. Es lo menos que podemos hacer, pero si quiero señalarlo, no será lo único que promoveremos en la materia, les pido mantenernos en comunicación por este medio y a través de mis redes sociales. Gracias de antemano por el apoyo que pudieran brindarle a esta iniciativa.