/ miércoles 14 de abril de 2021

Una visión desde Querétaro | Que la transformación beneficie a la niñez

Cada 12 de abril se celebra el Día Internacional de las Niñas y Niños de la Calle con el fin de seguir creando conciencia entre la humanidad y alzando la voz para ayudar a cambiar las condiciones adversas que enfrentan todos los días millones de menores de edad que han nacido en una situación negativa condicionada, en gran medida, por el olvido y el desinterés de una gran mayoría de los sectores sociales en muchos países.

En nuestro país, durante el aciago periodo neoliberal que durante 30 años se dedicó a generar riqueza para unos cuantos mientras que una enorme mayoría de ciudadanos sufría de pobreza, el aumento en el número de niñas y niños en situación de calle se volvió un dolorosísimo recordatorio de todo lo que se estaba haciendo mal y motivó, en muchos sentidos, a quienes siempre buscamos un cambio integral en la manera en que se dirigían los destinos de México, a sumarnos a la lucha política de Andrés Manuel López Obrador y de las mujeres y hombres que, junto a él, buscan, hoy desde la actividad gubernamental, derrumbar las viejas estructuras para construir otras en las que esas niñas y niños, y los grupos más vulnerables del país, estén siempre por delante.

Así, el actual gobierno de la República y los poderes legislativos nacional y estatales, encabezados por militantes o simpatizantes de la Cuarta Transformación, han tomado la palabra al primer mandatario, quien entendió que la mejor manera de garantizar el cambio total de las condiciones impuestas por el régimen anterior, había que atacar los problemas de raíz, buscando brindar igualdad de condiciones a todos, con apoyos directos a las familias y a los menores de edad, para lograr garantizarles este derecho elemental.

Sin duda, aún falta mucho por hacer desde la labor pública para lograr que la intervención oficial se note claramente en la reducción de los índices de menores de edad en situación de calle, pero es seguro que los primeros pasos ya se han dado y, conforme avance la consolidación de los programas sociales y de acceso a la educación y a la alimentación para las niñas y niños, se podrá garantizar que se empezarán a revertir las consecuencias que dejaron, deshonrosamente, quienes preferían repartir los recursos entre sus amistades y cómplices, antes de pensar en la niñez mexicana en todos los niveles.

A nivel mundial, las niñas y niños deberían y deben gozar de una serie de derechos fundamentales, tipificados en diversos acuerdos internacionales y en las legislaciones de gran número de países.

El Derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo; el Derecho a la educación; el Derecho a la alimentación; el Derecho a la protección; el Derecho a la identidad, el Derecho al juego y el Derecho a la libre expresión y a la familia, son temas que hoy más que nunca deben estar en las agendas nacionales, estatales y locales, para que buscar su cumplimiento por parte de las autoridades, pero sobre todo, su disfrute por parte de todas y todos los infantes, sea cada vez más una realidad que permita decretar que se ha ido cambiando a favor de quienes más lo merecen y necesitan.

En México, en 2018, se dio inicio la mayor transformación de la vida pública nacional que se haya dado en casi un siglo y eso nos ha marcado el camino a seguir para lograr que todos los derechos de la niñez y de otros grupos vulnerables, sean respetados y formen parte de la vida cotidiana como un logro social del que no se puede retroceder nunca más. Aprovechemos la celebración de este día, para recordarlo y seguir trabajando con todas nuestras fuerzas para lograrlo.

Cada 12 de abril se celebra el Día Internacional de las Niñas y Niños de la Calle con el fin de seguir creando conciencia entre la humanidad y alzando la voz para ayudar a cambiar las condiciones adversas que enfrentan todos los días millones de menores de edad que han nacido en una situación negativa condicionada, en gran medida, por el olvido y el desinterés de una gran mayoría de los sectores sociales en muchos países.

En nuestro país, durante el aciago periodo neoliberal que durante 30 años se dedicó a generar riqueza para unos cuantos mientras que una enorme mayoría de ciudadanos sufría de pobreza, el aumento en el número de niñas y niños en situación de calle se volvió un dolorosísimo recordatorio de todo lo que se estaba haciendo mal y motivó, en muchos sentidos, a quienes siempre buscamos un cambio integral en la manera en que se dirigían los destinos de México, a sumarnos a la lucha política de Andrés Manuel López Obrador y de las mujeres y hombres que, junto a él, buscan, hoy desde la actividad gubernamental, derrumbar las viejas estructuras para construir otras en las que esas niñas y niños, y los grupos más vulnerables del país, estén siempre por delante.

Así, el actual gobierno de la República y los poderes legislativos nacional y estatales, encabezados por militantes o simpatizantes de la Cuarta Transformación, han tomado la palabra al primer mandatario, quien entendió que la mejor manera de garantizar el cambio total de las condiciones impuestas por el régimen anterior, había que atacar los problemas de raíz, buscando brindar igualdad de condiciones a todos, con apoyos directos a las familias y a los menores de edad, para lograr garantizarles este derecho elemental.

Sin duda, aún falta mucho por hacer desde la labor pública para lograr que la intervención oficial se note claramente en la reducción de los índices de menores de edad en situación de calle, pero es seguro que los primeros pasos ya se han dado y, conforme avance la consolidación de los programas sociales y de acceso a la educación y a la alimentación para las niñas y niños, se podrá garantizar que se empezarán a revertir las consecuencias que dejaron, deshonrosamente, quienes preferían repartir los recursos entre sus amistades y cómplices, antes de pensar en la niñez mexicana en todos los niveles.

A nivel mundial, las niñas y niños deberían y deben gozar de una serie de derechos fundamentales, tipificados en diversos acuerdos internacionales y en las legislaciones de gran número de países.

El Derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo; el Derecho a la educación; el Derecho a la alimentación; el Derecho a la protección; el Derecho a la identidad, el Derecho al juego y el Derecho a la libre expresión y a la familia, son temas que hoy más que nunca deben estar en las agendas nacionales, estatales y locales, para que buscar su cumplimiento por parte de las autoridades, pero sobre todo, su disfrute por parte de todas y todos los infantes, sea cada vez más una realidad que permita decretar que se ha ido cambiando a favor de quienes más lo merecen y necesitan.

En México, en 2018, se dio inicio la mayor transformación de la vida pública nacional que se haya dado en casi un siglo y eso nos ha marcado el camino a seguir para lograr que todos los derechos de la niñez y de otros grupos vulnerables, sean respetados y formen parte de la vida cotidiana como un logro social del que no se puede retroceder nunca más. Aprovechemos la celebración de este día, para recordarlo y seguir trabajando con todas nuestras fuerzas para lograrlo.