por Sol Kuri
La capacidad de reconocer y respetar al otro es lo que nos identifica como únicos e irrepetibles, aceptando la diversidad.
En 1950 Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, explora la noción de la otredad, en el 2018 otro mexicano reconocido, ganando dos Premios Óscar, identifica su razón como la constrcucción de elementos sociales, culturales e individuales de lo que es ser mexicano. Más que a la ruptura, invita a que lo desconocido también es lo deseado pues es aquello que nunca fuimos, no somos, ni seremos, pero que en esta ocasión, admiramos y aspiramos.
La verdad es que los unos y los otros cuando desbloqueamos la verdadera versión de nosotros mismos, nos admitimos mortales y nos aceptamos construyendo un “yo” desinhibido y fusionado con nuestro cuerpo y alma, nos convertimos en nuestra propia salvación y la del otro, dejamos de proyectar nuestras frustraciones en el imaginario de cada uno, permitiéndonos realizar aquello que no nos atrevíamos a hacer y construyendo un mejor mundo con la personalidad del “todos”.
Grandes ejemplos tenemos como mexicanos en la construcción de la otredad como algo significativo que marca una nueva concepción de lo que queremos ser, no lo contrario, habría que conocernos a fondo a través de la mirada del otro, en esa otredad que está presente en el día a día, practiando la empatía, la paciencia, el amor, la simpatía y el respeto.
La relación con el otro, más actual que nunca, nos invita a redescubrirnos y reinventarnos ya que coexistir no es solo estar con el otro, es una actividad consciente, ahora digital, con nuestra condición de persona desde nuestra soledad y en comunidad, el encuentro entre el hombre y los demás en una construcción común y la mayoría de las veces poco cercana, pero siempre con un impulso de “ser”, en este caso, mexicano.
Instragram @SolKuri