/ sábado 3 de abril de 2021

El Gran Hotel de Querétaro

Fue parte del Convento Grande de San Francisco, durante el siglo XIX, en la época del Virreinato, hoy es un cómodo lugar donde se alojan los turistas que gustan de recorrer las céntricas calles de la capital

Clavado en el corazón de Santiago de Querétaro, su construcción colonial ha visto pasajes importantes de la historia acontecida en la ciudad. Según refiere Karina Lázaro actual encargada del lugar el edificio que fue remodelado para convertirlo en “El Gran Hotel” retomando el nombre de antaño e inaugurado el 12 de junio de 2006.

En la historia, este majestuoso edificio fue adquirido por quien fuera gobernador del estado Benito Zenea para convertirlo en Palacio de Gobierno, obra que deja inconclusa y al no contar con los recursos para su adaptación su sucesor Francisco Villaseñor, lo vende a don Cipriano Bueno en 1875, quien tenía intenciones de convertirlo en una fábrica tabacalera, pero tuvo que cambiarle el giro ante la negativa del nuevo mandatario del estado Francisco González de Cosio, de otorgarle los permisos y lo remodeló para ser el “El Gran Hotel”, donde se alojaron importantes personalidades de la época como los presidentes de México, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, toreros de la talla de Manolete, Armillita, Arruza, Silverio Pérez, Calesero, el Soldado y personalidades del medio artístico que se presentaban en el Teatro de la República con óperas, operetas y zarzuelas como Ángela Peralta.

Quien fungía como encargado del hotel era su sobrino Celestino Roiz Bueno, casado con Soledad González, que a su muerte tomó las riendas de la administración junto a sus hijos Lupe, Ana, José, Marina, Paquita y Luis. Al deceso de la señora Sol como la llamaban cariñosamente, su hijo Pepé Roiz representante de sus hermanos vende el lugar a un grupo de inversionistas en 1985, que fue cuando se convirtió también en centro comercial.

Según refiere Francisco Ramírez coordinador técnico de Protección Civil en el estado, este edificio fue el causante que existieran los bomberos en la ciudad, pues en 1947 Miguel Alemán Valdés, Presidente de la República, realizó una gira por algunos estados incluidos Querétaro, donde inauguró el Palacio de Gobierno en la calle de Madero 70, con el entonces gobernador Agapito Pozo Balbás, en medio del festejo se escuchó un grito ¡se quema el Gran Hotel”, todos alarmados salieron presurosos, cuando Alemán Valdés pregunta a don Agapito ¿ya avisaron a los bomberos?, Pozo respondió “Señor aquí no hay bomberos. Con el permiso de usted voy a coordinar los trabajos de sofocamiento. Le dejo unos momentos en tan grata compañía.”

Ante tal acontecimiento don Agapito junto a selecto grupo de empresarios quien en conjunto con Miguel Alemán adquirieron el equipo necesario para levantar una estación de bomberos que le dieran el servicio a la ciudadanía y tras varios esfuerzos finalmente el 30 de agosto de 1949, por sugerencia de Eduardo Luque Loyola, se presentaron ante Alberto Fernández Riveroll, Notario Público Nº 7, César Miravé Alonso, Manuel Pesquera García, José Ma. Hernández Morelos, Roberto Ruiz Obregón entre otros más, para firmar la escritura constitutiva de la sociedad civil “Previsión y Protección”, patronato del H. Cuerpo de Bomberos.

Hoy “El Gran Hotel” sigue albergando a sus visitantes que gustan de su exquisita decoración y su arquitectura colonial donde en muchos aspectos pareciera que el tiempo se detuvo y te hace viajar al pasado, con un presente maravilloso.

Clavado en el corazón de Santiago de Querétaro, su construcción colonial ha visto pasajes importantes de la historia acontecida en la ciudad. Según refiere Karina Lázaro actual encargada del lugar el edificio que fue remodelado para convertirlo en “El Gran Hotel” retomando el nombre de antaño e inaugurado el 12 de junio de 2006.

En la historia, este majestuoso edificio fue adquirido por quien fuera gobernador del estado Benito Zenea para convertirlo en Palacio de Gobierno, obra que deja inconclusa y al no contar con los recursos para su adaptación su sucesor Francisco Villaseñor, lo vende a don Cipriano Bueno en 1875, quien tenía intenciones de convertirlo en una fábrica tabacalera, pero tuvo que cambiarle el giro ante la negativa del nuevo mandatario del estado Francisco González de Cosio, de otorgarle los permisos y lo remodeló para ser el “El Gran Hotel”, donde se alojaron importantes personalidades de la época como los presidentes de México, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, toreros de la talla de Manolete, Armillita, Arruza, Silverio Pérez, Calesero, el Soldado y personalidades del medio artístico que se presentaban en el Teatro de la República con óperas, operetas y zarzuelas como Ángela Peralta.

Quien fungía como encargado del hotel era su sobrino Celestino Roiz Bueno, casado con Soledad González, que a su muerte tomó las riendas de la administración junto a sus hijos Lupe, Ana, José, Marina, Paquita y Luis. Al deceso de la señora Sol como la llamaban cariñosamente, su hijo Pepé Roiz representante de sus hermanos vende el lugar a un grupo de inversionistas en 1985, que fue cuando se convirtió también en centro comercial.

Según refiere Francisco Ramírez coordinador técnico de Protección Civil en el estado, este edificio fue el causante que existieran los bomberos en la ciudad, pues en 1947 Miguel Alemán Valdés, Presidente de la República, realizó una gira por algunos estados incluidos Querétaro, donde inauguró el Palacio de Gobierno en la calle de Madero 70, con el entonces gobernador Agapito Pozo Balbás, en medio del festejo se escuchó un grito ¡se quema el Gran Hotel”, todos alarmados salieron presurosos, cuando Alemán Valdés pregunta a don Agapito ¿ya avisaron a los bomberos?, Pozo respondió “Señor aquí no hay bomberos. Con el permiso de usted voy a coordinar los trabajos de sofocamiento. Le dejo unos momentos en tan grata compañía.”

Ante tal acontecimiento don Agapito junto a selecto grupo de empresarios quien en conjunto con Miguel Alemán adquirieron el equipo necesario para levantar una estación de bomberos que le dieran el servicio a la ciudadanía y tras varios esfuerzos finalmente el 30 de agosto de 1949, por sugerencia de Eduardo Luque Loyola, se presentaron ante Alberto Fernández Riveroll, Notario Público Nº 7, César Miravé Alonso, Manuel Pesquera García, José Ma. Hernández Morelos, Roberto Ruiz Obregón entre otros más, para firmar la escritura constitutiva de la sociedad civil “Previsión y Protección”, patronato del H. Cuerpo de Bomberos.

Hoy “El Gran Hotel” sigue albergando a sus visitantes que gustan de su exquisita decoración y su arquitectura colonial donde en muchos aspectos pareciera que el tiempo se detuvo y te hace viajar al pasado, con un presente maravilloso.

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