Elizabeth Estrada Flores se considera una persona divertida, creativa e incluso introvertida en algunas ocasiones, la danza la ayudado a escapar de sus inseguridades y temores.
“Empecé a bailar desde pequeña, a los 8 años y a partir de eso participé en concursos de jazz y presentaciones, hasta entrar a la universidad, apliqué en danza contemporánea y me entrené en otras disciplinas como técnica Graham, Reléase, jazz, teatro entre otras”, platicó.
Mientras crecía, a pesar de desempeñarse solamente en la disciplina de Jazz, pronto adquirió nuevos conocimientos y habilidades y cada vez se sentía más atraída por concursos y vestuarios ostentosos. “Aunque la gente no lo crea, inspirarse para hacer danza es algo que se entrena, yo busco que mi manera de inspiración sea orgánica, un movimiento, sonido, canción, pensamiento o imagen, si alguno de estos genera algo internamente, busco moverme y externarlo, o si en el momento no se posible, tampoco es como que vaya bailando aleatoriamente por la calle, busco palabras y formas claves, que queden en mi memoria, a partir de esto puedo guardarlas y utilizarlas cuando el momento sea apropiado”, expresó.
Elizabeth ha participado en distintos concursos, “COP BRANDS International Championship”, “ONP”, “Somos UAQ”, “Somos Universidades”, en varios estados de la República como, León, San Luis Potosí, Xalapa, Puerto Vallarta y Querétaro.
“Las temporadas de concurso se resumen a encontrar cada momento libre de tu día para ensayar y ensayar hasta conseguir el resultado, atesoro esa presión y adrenalina de subir a escenarios, sonreír hasta que te duelan las mejillas, gritar y sacar lo mejor para conseguir el primer lugar”, aseguró.
En el último año de la licenciatura en Artes Escénicas en la Universidad Autónoma de Querétaro, logró un intercambio nacional en “Hope College”, universidad privada en la ciudad de Holland, Michigan Estados Unidos, dentro del programa “Dance Department”; al terminar la escuela, Elizabeth comenzó a impartir clases de danza.
“Doy clase de baile a nivel primaria con niñas de 7 a 12 años, nunca me vi a mí misma dando clases, sin embargo encontré en la docencia una forma de crecimiento personal, cuando mis alumnos comprendían la indicación, cuando veía su crecimiento, que después de unos meses podían dominar una habilidad, era un logro tanto para los alumnos como para mí”, dijo.
La joven bailarina espera que como docente pueda compartir su experiencia y conocimiento, haciendo de este mundo una sociedad más humana. “El arte en general es importante porque dentro de su habilidad visual y creativa puede impulsar muchas más habilidades que aunque el individuo no se desarrolle en el ámbito artístico, desarrollará a nivel social o laboral, en mis clases busco antes de la pierna a 180° o un split completo, que quien sea mi alumno desarrolle tolerancia, constancia, disciplina y trabajo en equipo”, finalizó.