María Estela Vizcaya Valencia, se jubila en medio de la pandemia por Covid-19, y lo hace con la frente en alto pues cumplió uno de sus mayores retos, enfrentarse a la tecnología con la que no estaba familiarizada, a sus 34 años de servicio como docente dijo, nunca se había visto un hecho como el de hoy, donde se dejó de acudir a las aulas y se cambió el borrador por un mouse sin la presencia de los alumnos, por eso ella quiso quedarse hasta el final como un reto personal y seguir compartiendo con sus alumnos de tercer grado en la escuela Josefa Ortiz de Domínguez.
Nació en Querétaro, es alegre, entusiasta y muy jovial, es como se define a la profesora Vizcaya, quien en amena plática contó lo que ha sido su recorrido en una de las más bellas profesiones como es la docencia, además compartió que su padre don Luis Vizcaya fue un asiduo lector de Diario de Querétaro y cada mañana salía a comprarlo para enterarse de todo el acontecer noticioso del estado.
Fue en la comunidad de Los Azogues donde inicia la travesía de la educción en 1986 y de ahí siguió todo un recorrido, donde conoció niños y niñas que hoy ya son ciudadanos de bien, profesionistas que hoy agradecen a su maestra las enseñanzas al comienzo de su educación. Las historias que se tejieron en este tiempo son demasiadas pero hay una en particular que la dejó marcada con una sensación agridulce, pero que ella la llevará por siempre, cuenta “tenía un alumno en primero de primaria, al que veía decaído, veía el pizarrón pero como que se quedaba su mirada perdida y abría mucho su boquita, hablé con su mamá para decirle que debía llevarlo al médico, la señora se molestó diciéndome – qué tiene contra mi hijo maestra- por desgracia el pequeño fue detectado con cáncer de cerebro, cuando supimos, toda la escuela se volcó en ayuda para apoyar con los gastos, incluso se hizo un evento musical donde el papá de otro de mis alumnos se ofreció a cantar, desafortunadamente el chiquito falleció y lo más impactante fue que el señor que regaló su voz para la recaudación de fondos, también dejó de existir, una semana después que Angelito se fuera”.
Así como este episodio hay demasiados que quedarán grabados en su memoria y en la de todos quienes tienen la oportunidad de conocerla. Para la docente estos últimos 10 años fueron de un cambio radical en la educación.
La maestra disfrutó de una convivencia que le organizó su esposo Juan Manuel Oviedo Ortiz, sus hijos Mariela y Luis Manuel Oviedo Vizcaya, su sobrina Sol Vizcaya, su director Gaspar Reyes García, así como compañeros, alumnos y amigos.