/ miércoles 23 de diciembre de 2020

Adiós entre aplausos, homenaje a Rabell, Smythe y Servín

Fundadores de las compañías teatrales más antiguas en la ciudad se despidieron de este mundo terrenal perpetuando así su legado, y hoy este espacio cultural los recuerda con uno de los icónicos montajes que tanto les emocionaron en vida: la pastorela

Cuando la familia de Guillermo Smythe dio a conocer que el primer actor y fundador de La Gaviota Teatro había fallecido, la noticia estremeció al gremio cultural queretano. A los pocos meses un nuevo golpe llegaría: Paco Rabell, también decano del teatro en el estado y fundador de Corral de Comedias, emprendería el vuelo seguido por su homólogo Juan Servín, junto con quien en 1959 participaría en la fundación de Cómicos de la Legua.

Los tres actores pertenecen a la misma generación de artistas que marcaron un hito en el teatro queretano, y que desde los escenarios encarnaron metáforas y alegorías sobre Querétaro y las pasiones humanas; a veces desde el drama, el teatro político y los clásicos del teatro español, y otras tantas desde la comedia.

Por ello, en BARROCO les rendimos un homenaje representando a icónicos personajes de esta temporada de pastorelas, que tantas satisfacciones les dieron y con las que perpetuaron la tradición, pero también el mensaje de esperanza.

Rindieron frutos

Su vocación como docente, convirtió a Guillermo en padre de varias generaciones de artistas que hoy se desenvuelven en esta disciplina, y que han incursionado en el cine y la televisión; mientras que Don Paco construyó su propio teatro en el patio de su casa, donde una legión de artistas emanó y algunos de ellos siguieron su ejemplo cimentando las bases de sus propios recintos. De la misma forma, Juan Servín, sin dejar nunca las leyes y el teatro universitario, acompañó a otros en su formación artística y se convirtió en fundador de la Estudiantina de la Universidad Autónoma de Querétaro.

La partida de estos tres actores se da en uno de los momentos más duros para las artes escénicas en el estado. Tanto la contingencia sanitaria por Covid-19, como la subsecuente paralización de las actividades culturales durante seis meses, que debilitó al gremio cultural, provocando el cierre definitivo de algunos recintos, el desempleo y la postergación de la reapertura de espacios culturales como Corral de Comedias.

No obstante, las compañías han encontrado la manera de homenajear la figura de tres de los padres del teatro queretano, a través de algunos de los montajes que en vida dirigieron e impulsaron los directores, y mediante pequeñas ceremonias, donde a puerta cerrada se han reunido sus compañeros de escena, miembros del gremio cultural y familiares.

Así fue como hace unos días Cómicos de la Legua despidió a Rabell y Servín, recordándolos en el acto como dos de los pilares más importantes de esta compañía universitaria, considerada la más antigua de América Latina.

“¿Cómo borrar de nuestra memoria al zapatero de la Guarda Cuidadosa. Al sastre en la Farsa del Corregidor, al labrador mostrando las cinco caperuzas en sus dedos en los Juicios de Sancho Panza..?, personajes que el licenciado Juan Servín Muñoz imprimió en sus actuaciones, dándoles el sello personal. A Paco Rabell lo vi actuar por primera vez siendo yo un niño, en la explanada principal de Cadereyta. Y siempre tengo en mente la imagen de Guillermo Tell apuntando con la ballesta a la manzana en la cabeza de su hijo. Guillermo Tell tiene los ojos tristes… hoy seguramente todos tenemos los ojos tristes”, expresó en el acto el director teatral y actor Franco Vega, quien durante su intervención pidió que no se despidiera a los decanos en silencio, si no como le corresponde a la gente de teatro: con un minuto de aplausos.

Ilustración: Alejandro Oyervides | El Sol de México

Cuando La Gaviota voló

“Hoy uno de los integrantes más importantes de nuestro teatro decidió retirarse por tiempo indefinido, le guardaremos sus personajes y su vestuario, el escenario y su legado se quedan, pues es imposible borrarlo, los espectadores hoy se ponen de pie y aplauden tu partida Guillermo Smythe, que todos los reflectores y candilejas del mundo alumbren tu camino y que te vaya bonito”, escribió La Gaviota Teatro en sus redes, aquella mañana del 3 de octubre en la que partió el director.

Tras la publicación no se hicieron esperar los mensajes del gremio teatral, quienes recordando al primer actor, inundaron las redes con anécdotas y fotografías.

“Cómicos de la Legua de la Universidad Autónoma de Querétaro se une a la pena que embarga a la familia Smythe, por el sensible fallecimiento del maestro Guillermo Smythe, quien fuera por muchos años integrante activo de Cómicos de la Legua y gran amigo de nuestro grupo”, publicó esta agrupación en su página oficial de Facebook.

Tras su partida, La Gaviota Teatro rindió un homenaje póstumo a su fundador, a través de un altar monumental colocado en el Centro de las Artes de Querétaro. Su inauguración fue acompañada por un espectáculo collage con escenas de varias obras que Smythe dirigió a lo largo de su trayectoria –como “La appassionata” de Héctor Azar; “Mi fiel y gentil amigo” de Román Calvo; “El relevo” de Gabriel Celaya, y “Las tremendas aventuras de la Capitana Gazpacho–, así como la proyección de un videodocumental de “Instrucciones para abrazar el aire”, proyecto con el cual el maestro fue acreedor al Apoyarte 2020.

Guillermo Smythe (1945- 2020) fundó La Gaviota teatro junto a su esposa, la actriz, Lupita Smythe, en 1996, como resultado de su labor docente en el ámbito teatral desde 1990.

Actor en más de 40 puestas en escena, dirigió una veintena de obras, incluyendo “Viaje a Pueblo Feliz” y “Fauna Rock”; ambas ganadoras del primer lugar en el Concurso Estatal de Teatro Infantil convocado por CONACULTA y la Universidad Autónoma de Querétaro en 1996 y 1997.

Además de participar en “El burlador de Sevilla” de Tirso de Molina, en el marco del VII Festival Internacional de Teatro Clásico –celebrado en 1984 en el Corral de Comedias de Almagro España–, junto a La Gaviota Teatro realizó giras nacionales e internacionales a países como España, Costa Rica y Colombia.

Poco antes de fallecer, el también ganador del Premio Emérito a la Producción Artística en 2015, deleitó a su público con su última actuación en “Desde el olvido”; una obra de objetos y títeres –estrenada en plataformas por la contingencia sanitaria de Covid-19–, en la que compartió reflectores con Lupita, Jorge Smythe y Raúl Ángeles Flores.

Ilustración: Alejandro Oyervides | El Sol de México

“¡Y aquí ilustre senado, termina la vida y comienza el teatro!”

La historia de los dos cómicos de la legua comenzó con un grupo universitario de oratoria en la Facultad de Derecho de la UAQ. Ahí don Paco Rabell (1934- 2020) y Juan Servín (1940- 2020) coincidirían con otros jóvenes estudiantes que, bajo la guía del poeta y escritor Hugo Gutiérrez Vega, fundarían Cómicos de la Legua en 1959.

“En esos cursos un día surgió el tema sobre las misiones pedagógicas de Manuel Cossío, que se realizaron durante la Segunda República de España. Él junto con otros artistas e intelectuales de la época como Alejandro Casona, estaban preocupados por el alto nivel de analfabetismo de la población; así que, a través de diferentes artes, asumieron la misión de llevar la cultura a los lugares más recónditos. El teatro fue una de estas herramientas, que adoptaron también inspirados en La Barraca de Federico García Lorca –compañía de teatro universitario, que tenía como objetivo llevar el teatro clásico español a lugares de la península ibérica, con poco acceso a esta expresión cultural–, (…) andaban por todos lados a manera de los Cómicos de la Legua del siglo XVI”, relató en una entrevista anterior la actual directora de la compañía, Patricia Corral Campuzano.

Inspirados en estas gestas culturales que se desarrollaron en España en la década de 1930, Gutiérrez Vega instó a los estudiantes a encabezar uno propio en Querétaro, adoptando el estilo de los “cómicos de la legua”; nombre que fue adjudicado a los grupos de comediantes nómadas que de manera itinerante se movían en circuitos rurales durante el Renacimiento y el Siglo de Oro Español, y que, a causa de los dimes y diretes de los lugareños, por ley debían acampar a una legua de la zona donde iban a actuar.

Tras su primera presentación en el atrio de Santa Rosa de Viterbo, la agrupación siguió el ejemplo de sus predecesores, llevando el teatro a espacios públicos de la ciudad y a los lugares más recónditos de Querétaro.

Fiel a esta misión, a lo largo de 61 años Servín se mantuvo en las filas de esta compañía, y aunque Paco decidió irse para probar suerte en la Ciudad de México como actor, y crear en 1980 su propio linaje teatral con el Corral de Comedias, siempre se mantuvo fiel a los preceptos y perspectiva social de los Cómicos.

Ilustración: Alejandro Oyervides | El Sol de México

Oriundo de Cadereyta, Querétaro, Paco Rabell cursó la carrera de derecho y fue director de Cómicos de la Legua de 1975 a 1979.

Tras su salida de esta compañía, en la que duró 20 años, abrió las puertas de su propio recinto en su casa, ubicada en el barrio de La Cruz, calle Venustiano Carranza no. 39; donde desde entonces permanece.

Con un repertorio de más de 98 obras, y giras por México y Europa, este año la compañía celebraría su 40 aniversario, sin embargo los festejos fueron aplazados por la muerte de su fundador y los trabajos de remodelación de su recinto, que ha permanecido cerrado desde el inicio de la pandemia y volverá a abrir sus puertas hasta el 15 de marzo de 2021.

Por su parte, Juan Servín Muñoz nació el 15 de marzo de 1940 en Querétaro, fue el tercero de diez hijos. Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Querétaro y siempre fue un amante de la literatura, la música y el teatro. Su amor por la escena le fue heredado de su padre Antonio Servín Lozada, quien colaboró en el Heraldo de Navidad

Cofundador de Cómicos de la Legua, también participó en la creación de la Estudiantina de la UAQ, labor que le fue encomendada por el entonces rector Fernando Díaz Ramírez en 1963. Fue miembro activo del grupo Tradición y Cultura y del Consejo Directivo Editorial del Heraldo de Navidad.

Los homenajes a Servín trascendieron el teatro para tomar el Tribunal Superior de Justicia y el Consejo de la Judicatura, que en sesión y con la presencia de su hijo Marco Antonio Servín Yáñez, se pusieron de pie para brindar un minuto de silencio, con el que despidieron al integrante de la Segunda Sala Civil.

“El tiempo implacable sigue su curso; unos se van, otros llegan, los árboles crecen, los dragones de la fuente siguen lanzando agua entre los grandes colmillos de sus fauces, la banda sigue tocando los domingos de 7 a 9 de la noche. Es hora de regresar a casa, el jardín se va quedando solo, pero su soledad es relativa. Se queda en el aire que se respira el acompasado sonido de las notas de cada instrumento, el murmullo de la gente y la dulce risa de los niños”, fue la lectura con la que se recordaron las letras de Servín.

Cuando la familia de Guillermo Smythe dio a conocer que el primer actor y fundador de La Gaviota Teatro había fallecido, la noticia estremeció al gremio cultural queretano. A los pocos meses un nuevo golpe llegaría: Paco Rabell, también decano del teatro en el estado y fundador de Corral de Comedias, emprendería el vuelo seguido por su homólogo Juan Servín, junto con quien en 1959 participaría en la fundación de Cómicos de la Legua.

Los tres actores pertenecen a la misma generación de artistas que marcaron un hito en el teatro queretano, y que desde los escenarios encarnaron metáforas y alegorías sobre Querétaro y las pasiones humanas; a veces desde el drama, el teatro político y los clásicos del teatro español, y otras tantas desde la comedia.

Por ello, en BARROCO les rendimos un homenaje representando a icónicos personajes de esta temporada de pastorelas, que tantas satisfacciones les dieron y con las que perpetuaron la tradición, pero también el mensaje de esperanza.

Rindieron frutos

Su vocación como docente, convirtió a Guillermo en padre de varias generaciones de artistas que hoy se desenvuelven en esta disciplina, y que han incursionado en el cine y la televisión; mientras que Don Paco construyó su propio teatro en el patio de su casa, donde una legión de artistas emanó y algunos de ellos siguieron su ejemplo cimentando las bases de sus propios recintos. De la misma forma, Juan Servín, sin dejar nunca las leyes y el teatro universitario, acompañó a otros en su formación artística y se convirtió en fundador de la Estudiantina de la Universidad Autónoma de Querétaro.

La partida de estos tres actores se da en uno de los momentos más duros para las artes escénicas en el estado. Tanto la contingencia sanitaria por Covid-19, como la subsecuente paralización de las actividades culturales durante seis meses, que debilitó al gremio cultural, provocando el cierre definitivo de algunos recintos, el desempleo y la postergación de la reapertura de espacios culturales como Corral de Comedias.

No obstante, las compañías han encontrado la manera de homenajear la figura de tres de los padres del teatro queretano, a través de algunos de los montajes que en vida dirigieron e impulsaron los directores, y mediante pequeñas ceremonias, donde a puerta cerrada se han reunido sus compañeros de escena, miembros del gremio cultural y familiares.

Así fue como hace unos días Cómicos de la Legua despidió a Rabell y Servín, recordándolos en el acto como dos de los pilares más importantes de esta compañía universitaria, considerada la más antigua de América Latina.

“¿Cómo borrar de nuestra memoria al zapatero de la Guarda Cuidadosa. Al sastre en la Farsa del Corregidor, al labrador mostrando las cinco caperuzas en sus dedos en los Juicios de Sancho Panza..?, personajes que el licenciado Juan Servín Muñoz imprimió en sus actuaciones, dándoles el sello personal. A Paco Rabell lo vi actuar por primera vez siendo yo un niño, en la explanada principal de Cadereyta. Y siempre tengo en mente la imagen de Guillermo Tell apuntando con la ballesta a la manzana en la cabeza de su hijo. Guillermo Tell tiene los ojos tristes… hoy seguramente todos tenemos los ojos tristes”, expresó en el acto el director teatral y actor Franco Vega, quien durante su intervención pidió que no se despidiera a los decanos en silencio, si no como le corresponde a la gente de teatro: con un minuto de aplausos.

Ilustración: Alejandro Oyervides | El Sol de México

Cuando La Gaviota voló

“Hoy uno de los integrantes más importantes de nuestro teatro decidió retirarse por tiempo indefinido, le guardaremos sus personajes y su vestuario, el escenario y su legado se quedan, pues es imposible borrarlo, los espectadores hoy se ponen de pie y aplauden tu partida Guillermo Smythe, que todos los reflectores y candilejas del mundo alumbren tu camino y que te vaya bonito”, escribió La Gaviota Teatro en sus redes, aquella mañana del 3 de octubre en la que partió el director.

Tras la publicación no se hicieron esperar los mensajes del gremio teatral, quienes recordando al primer actor, inundaron las redes con anécdotas y fotografías.

“Cómicos de la Legua de la Universidad Autónoma de Querétaro se une a la pena que embarga a la familia Smythe, por el sensible fallecimiento del maestro Guillermo Smythe, quien fuera por muchos años integrante activo de Cómicos de la Legua y gran amigo de nuestro grupo”, publicó esta agrupación en su página oficial de Facebook.

Tras su partida, La Gaviota Teatro rindió un homenaje póstumo a su fundador, a través de un altar monumental colocado en el Centro de las Artes de Querétaro. Su inauguración fue acompañada por un espectáculo collage con escenas de varias obras que Smythe dirigió a lo largo de su trayectoria –como “La appassionata” de Héctor Azar; “Mi fiel y gentil amigo” de Román Calvo; “El relevo” de Gabriel Celaya, y “Las tremendas aventuras de la Capitana Gazpacho–, así como la proyección de un videodocumental de “Instrucciones para abrazar el aire”, proyecto con el cual el maestro fue acreedor al Apoyarte 2020.

Guillermo Smythe (1945- 2020) fundó La Gaviota teatro junto a su esposa, la actriz, Lupita Smythe, en 1996, como resultado de su labor docente en el ámbito teatral desde 1990.

Actor en más de 40 puestas en escena, dirigió una veintena de obras, incluyendo “Viaje a Pueblo Feliz” y “Fauna Rock”; ambas ganadoras del primer lugar en el Concurso Estatal de Teatro Infantil convocado por CONACULTA y la Universidad Autónoma de Querétaro en 1996 y 1997.

Además de participar en “El burlador de Sevilla” de Tirso de Molina, en el marco del VII Festival Internacional de Teatro Clásico –celebrado en 1984 en el Corral de Comedias de Almagro España–, junto a La Gaviota Teatro realizó giras nacionales e internacionales a países como España, Costa Rica y Colombia.

Poco antes de fallecer, el también ganador del Premio Emérito a la Producción Artística en 2015, deleitó a su público con su última actuación en “Desde el olvido”; una obra de objetos y títeres –estrenada en plataformas por la contingencia sanitaria de Covid-19–, en la que compartió reflectores con Lupita, Jorge Smythe y Raúl Ángeles Flores.

Ilustración: Alejandro Oyervides | El Sol de México

“¡Y aquí ilustre senado, termina la vida y comienza el teatro!”

La historia de los dos cómicos de la legua comenzó con un grupo universitario de oratoria en la Facultad de Derecho de la UAQ. Ahí don Paco Rabell (1934- 2020) y Juan Servín (1940- 2020) coincidirían con otros jóvenes estudiantes que, bajo la guía del poeta y escritor Hugo Gutiérrez Vega, fundarían Cómicos de la Legua en 1959.

“En esos cursos un día surgió el tema sobre las misiones pedagógicas de Manuel Cossío, que se realizaron durante la Segunda República de España. Él junto con otros artistas e intelectuales de la época como Alejandro Casona, estaban preocupados por el alto nivel de analfabetismo de la población; así que, a través de diferentes artes, asumieron la misión de llevar la cultura a los lugares más recónditos. El teatro fue una de estas herramientas, que adoptaron también inspirados en La Barraca de Federico García Lorca –compañía de teatro universitario, que tenía como objetivo llevar el teatro clásico español a lugares de la península ibérica, con poco acceso a esta expresión cultural–, (…) andaban por todos lados a manera de los Cómicos de la Legua del siglo XVI”, relató en una entrevista anterior la actual directora de la compañía, Patricia Corral Campuzano.

Inspirados en estas gestas culturales que se desarrollaron en España en la década de 1930, Gutiérrez Vega instó a los estudiantes a encabezar uno propio en Querétaro, adoptando el estilo de los “cómicos de la legua”; nombre que fue adjudicado a los grupos de comediantes nómadas que de manera itinerante se movían en circuitos rurales durante el Renacimiento y el Siglo de Oro Español, y que, a causa de los dimes y diretes de los lugareños, por ley debían acampar a una legua de la zona donde iban a actuar.

Tras su primera presentación en el atrio de Santa Rosa de Viterbo, la agrupación siguió el ejemplo de sus predecesores, llevando el teatro a espacios públicos de la ciudad y a los lugares más recónditos de Querétaro.

Fiel a esta misión, a lo largo de 61 años Servín se mantuvo en las filas de esta compañía, y aunque Paco decidió irse para probar suerte en la Ciudad de México como actor, y crear en 1980 su propio linaje teatral con el Corral de Comedias, siempre se mantuvo fiel a los preceptos y perspectiva social de los Cómicos.

Ilustración: Alejandro Oyervides | El Sol de México

Oriundo de Cadereyta, Querétaro, Paco Rabell cursó la carrera de derecho y fue director de Cómicos de la Legua de 1975 a 1979.

Tras su salida de esta compañía, en la que duró 20 años, abrió las puertas de su propio recinto en su casa, ubicada en el barrio de La Cruz, calle Venustiano Carranza no. 39; donde desde entonces permanece.

Con un repertorio de más de 98 obras, y giras por México y Europa, este año la compañía celebraría su 40 aniversario, sin embargo los festejos fueron aplazados por la muerte de su fundador y los trabajos de remodelación de su recinto, que ha permanecido cerrado desde el inicio de la pandemia y volverá a abrir sus puertas hasta el 15 de marzo de 2021.

Por su parte, Juan Servín Muñoz nació el 15 de marzo de 1940 en Querétaro, fue el tercero de diez hijos. Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Querétaro y siempre fue un amante de la literatura, la música y el teatro. Su amor por la escena le fue heredado de su padre Antonio Servín Lozada, quien colaboró en el Heraldo de Navidad

Cofundador de Cómicos de la Legua, también participó en la creación de la Estudiantina de la UAQ, labor que le fue encomendada por el entonces rector Fernando Díaz Ramírez en 1963. Fue miembro activo del grupo Tradición y Cultura y del Consejo Directivo Editorial del Heraldo de Navidad.

Los homenajes a Servín trascendieron el teatro para tomar el Tribunal Superior de Justicia y el Consejo de la Judicatura, que en sesión y con la presencia de su hijo Marco Antonio Servín Yáñez, se pusieron de pie para brindar un minuto de silencio, con el que despidieron al integrante de la Segunda Sala Civil.

“El tiempo implacable sigue su curso; unos se van, otros llegan, los árboles crecen, los dragones de la fuente siguen lanzando agua entre los grandes colmillos de sus fauces, la banda sigue tocando los domingos de 7 a 9 de la noche. Es hora de regresar a casa, el jardín se va quedando solo, pero su soledad es relativa. Se queda en el aire que se respira el acompasado sonido de las notas de cada instrumento, el murmullo de la gente y la dulce risa de los niños”, fue la lectura con la que se recordaron las letras de Servín.

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