El añejo oficio de anticuario se niega a desaparecer enQuerétaro, pese a que no se cuenta con un espacio público para la"empolvada" labor de comprar y vender piezas de diversa índole conla característica de haber pasado un buen rato por el camino deltiempo.
El dirigente de la Asociación de Anticuarios de Querétaro,Francisco Rabell Flores, manifestó que el número de personasdedicadas a este oficio ha ido a la baja por diversos factores,entre ellos porque no se cuenta con el espacio adecuado para lanoble labor de comprar y vender antigüedades.
Después de laborar durante años en el Jardín del Arte,ubicado en el Centro Histórico de Querétaro, los anticuarios hanido de un lugar a otro sin que logren establecerse, lo que haperjudicado el oficio al grado de correr el riesgo dedesaparecer.
"El más reciente sitio público que utilizamos fue el camellónde avenida Pasteur, frente a la Alameda Hidalgo, pero representabaun riesgo mayor para los propios anticuarios por el paso vehicular,principalmente", recordó Rabell Flores.
"Desde que inició la presente administración municipal (1 deoctubre de 2015) ya no tenemos ubicación pública, algunosanticuarios cuentan con local propio pero no todos, por lo quepretendemos contar en breve con ese espacio", agregó.
Rabell Flores manifestó que la Asociación de Anticuarios deQuerétaro está integrada por 33 comerciantes, quienes continúanen su lucha por mantener viva la tradición de enseñar cómo sevivía en la antigüedad, a través de los objetos.
Refirió que existe una remota posibilidad de ser incluidos enel proyecto de la Alameda Hidalgo, espacio histórico que pasa eneste momento por un proceso de rescate por parte de las autoridadesmunicipales: "confiamos en ser tomados en cuenta para instalarnosahí una vez a la semana".