/ viernes 19 de junio de 2020

Antígona González, de Sara Uribe

Aunque está claro que somos libres de poder leer lo que nos plazca, la lectura, al igual que la escritura, debería tomarse como un acto político que defina nuestra postura y compromiso en esta sociedad

Ellos dicen que sin cuerpo no hay delito. Yo les digo

que sin cuerpo no hay remanso, no hay paz posible

para este corazón.

Para ninguno


Cuando me invitaron a participar con esta columna, no tenía claro con qué libro iniciarla, pasé por muchas escritoras como Lucia Berlin, Verónica Gerber, Jazmina Barrera, Margo Glantz…pero entonces sucedió lo de Giovanni, y las manifestaciones en Jalisco, y la decisión fue clara y contundente, el libro no podría ser otro que “Antígona Gonzalez” de Sara Uribe. No tengo claro cómo llegué a ese texto, lo que sí tengo claro es que me impactó, y el solo recordar sus líneas me genera un sentimiento difícil de expresar. Y como en todo, una cosa lleva a la otra y “Antígona González” me llevo a Sara Uribe, una escritora contemporánea que ejerce su escritura como un acto político; en sus letras es claro que ella tiene una postura y un cuestionamiento contundente de su contexto.

Sara Uribe es Queretana, pero por mucho tiempo radicó en Tamaulipas, es Licenciada en Filosofía, poeta y crítica, ha sido colaboradora en diversas revistas y es una escritora renombrada y multipremiada. Ella ha mencionado que “Antígona Gonzalez” es un libro escrito con, por y para otros, ya que nace de la propuesta planteada por la actriz y directora teatral Sandra Muñoz para adaptar la Antígona de Sófocles a un montaje teatral y visibilizar las desapariciones forzadas y ejecuciones extraoficiales que ocurrían en Tamaulipas, y a lo largo del país, a causa de la guerra calderonista, tomando como referencia el secuestro y la desaparición del hijo de la activista Isabel Miranda de Wallace.

Aunque la intención de Sara no era publicar el libro, fue Cristina Rivera Garza quien la alentó a hacerlo, y el libro fue publicado originalmente en 2012 por la editorial oaxaqueña Sur+; quienes, a su vez, continuando esta declaración política, lo publican bajo la licencia de Creative Commons para descarga libre al público. (https://poesiamexa.files.wordpress.com/2016/06/antc3adgona-gonzc3a1lez.pdf).

Antígona Gonzalez es un texto que duele, y marca profundamente, porque narra cómo una mujer busca amorosa y desesperadamente el cuerpo de su hermano menor, contrapuesto con testimonios de familiares de desaparecidos y datos tomados del blog “Menos días aquí”. Este blog es un proyecto colectivo que cuenta las muertes violentas en nuestro país con el objetivo de mantener la memoria de nuestros muertos; porque lo que no se nombra, no existe.

¿Es entonces Antígona González una narconovela más? No, justo está lejos de serlo, este libro se aleja mucho de ser una lastimosa burla para convertirse en una poesía documental, en un texto activista, cercano y respetuoso; porque si bien narra hechos violentos, lo que hace es que humaniza y nos acerca a las víctimas con párrafos casi melódicos que enfatizan la necesidad de recuperar el cuerpo. Una vez que lo inicias, se apodera de ti y no puedes más que seguir hasta el punto final.

Lo que hace Sara a través de las líneas de Antígona es tomar la voz del otro, no para hablar por él o ella sino para que esa voz resuene en quienes lo o la leemos, nos ayuda a construir a través de palabras ese cuerpo que ya no está, a desarticular, al menos por un instante, nuestra “indiferencia militante”, que tanto menciona Rivera Garza, para reconocer nuestra relación ética con ese otro cuerpo, con esa ausencia e invocarlo a través del lenguaje, al mismo tiempo que reconocemos lo dolido que está nuestro país.

Recomiendo este libro, que pudiera sentirse lleno de desesperanza, porque lo pienso y siento como una denuncia a esta violencia sistémica que vivimos y a sus efectos sociales y de conciencia propia y colectiva. Al leer este texto uno puede experimentar el dolor y la ausencia como propios y eso nos permite, al menos por un instante, emplazarnos en el momento justo para dejar de sentirnos ajenos a esas desapariciones y abrazar el duelo de forma colectiva, porque ese cuerpo pudo ser el mío, el tuyo o el de alguno de nuestros seres queridos.

Es cierto que con leer el libro no habrá menos desaparecidos, pero es importante reconocerlos, saber que caminan entre nosotros. Y aunque está claro que somos libres de poder leer lo que nos plazca, la lectura, al igual que la escritura, debería tomarse como un acto político que defina nuestra postura y compromiso en esta sociedad.

Si eres fetichista como yo, la versión digital no basta y por fortuna, el año pasado, Cooperativa Editorial lanzó una nueva edición física del libro, muy linda y conseguible en la librería de tu preferencia. A Sara la puedes encontrar en las diferentes redes sociales como @RaraUribe

¡Nos vemos pronto para más #recomendacionesperras!

Ellos dicen que sin cuerpo no hay delito. Yo les digo

que sin cuerpo no hay remanso, no hay paz posible

para este corazón.

Para ninguno


Cuando me invitaron a participar con esta columna, no tenía claro con qué libro iniciarla, pasé por muchas escritoras como Lucia Berlin, Verónica Gerber, Jazmina Barrera, Margo Glantz…pero entonces sucedió lo de Giovanni, y las manifestaciones en Jalisco, y la decisión fue clara y contundente, el libro no podría ser otro que “Antígona Gonzalez” de Sara Uribe. No tengo claro cómo llegué a ese texto, lo que sí tengo claro es que me impactó, y el solo recordar sus líneas me genera un sentimiento difícil de expresar. Y como en todo, una cosa lleva a la otra y “Antígona González” me llevo a Sara Uribe, una escritora contemporánea que ejerce su escritura como un acto político; en sus letras es claro que ella tiene una postura y un cuestionamiento contundente de su contexto.

Sara Uribe es Queretana, pero por mucho tiempo radicó en Tamaulipas, es Licenciada en Filosofía, poeta y crítica, ha sido colaboradora en diversas revistas y es una escritora renombrada y multipremiada. Ella ha mencionado que “Antígona Gonzalez” es un libro escrito con, por y para otros, ya que nace de la propuesta planteada por la actriz y directora teatral Sandra Muñoz para adaptar la Antígona de Sófocles a un montaje teatral y visibilizar las desapariciones forzadas y ejecuciones extraoficiales que ocurrían en Tamaulipas, y a lo largo del país, a causa de la guerra calderonista, tomando como referencia el secuestro y la desaparición del hijo de la activista Isabel Miranda de Wallace.

Aunque la intención de Sara no era publicar el libro, fue Cristina Rivera Garza quien la alentó a hacerlo, y el libro fue publicado originalmente en 2012 por la editorial oaxaqueña Sur+; quienes, a su vez, continuando esta declaración política, lo publican bajo la licencia de Creative Commons para descarga libre al público. (https://poesiamexa.files.wordpress.com/2016/06/antc3adgona-gonzc3a1lez.pdf).

Antígona Gonzalez es un texto que duele, y marca profundamente, porque narra cómo una mujer busca amorosa y desesperadamente el cuerpo de su hermano menor, contrapuesto con testimonios de familiares de desaparecidos y datos tomados del blog “Menos días aquí”. Este blog es un proyecto colectivo que cuenta las muertes violentas en nuestro país con el objetivo de mantener la memoria de nuestros muertos; porque lo que no se nombra, no existe.

¿Es entonces Antígona González una narconovela más? No, justo está lejos de serlo, este libro se aleja mucho de ser una lastimosa burla para convertirse en una poesía documental, en un texto activista, cercano y respetuoso; porque si bien narra hechos violentos, lo que hace es que humaniza y nos acerca a las víctimas con párrafos casi melódicos que enfatizan la necesidad de recuperar el cuerpo. Una vez que lo inicias, se apodera de ti y no puedes más que seguir hasta el punto final.

Lo que hace Sara a través de las líneas de Antígona es tomar la voz del otro, no para hablar por él o ella sino para que esa voz resuene en quienes lo o la leemos, nos ayuda a construir a través de palabras ese cuerpo que ya no está, a desarticular, al menos por un instante, nuestra “indiferencia militante”, que tanto menciona Rivera Garza, para reconocer nuestra relación ética con ese otro cuerpo, con esa ausencia e invocarlo a través del lenguaje, al mismo tiempo que reconocemos lo dolido que está nuestro país.

Recomiendo este libro, que pudiera sentirse lleno de desesperanza, porque lo pienso y siento como una denuncia a esta violencia sistémica que vivimos y a sus efectos sociales y de conciencia propia y colectiva. Al leer este texto uno puede experimentar el dolor y la ausencia como propios y eso nos permite, al menos por un instante, emplazarnos en el momento justo para dejar de sentirnos ajenos a esas desapariciones y abrazar el duelo de forma colectiva, porque ese cuerpo pudo ser el mío, el tuyo o el de alguno de nuestros seres queridos.

Es cierto que con leer el libro no habrá menos desaparecidos, pero es importante reconocerlos, saber que caminan entre nosotros. Y aunque está claro que somos libres de poder leer lo que nos plazca, la lectura, al igual que la escritura, debería tomarse como un acto político que defina nuestra postura y compromiso en esta sociedad.

Si eres fetichista como yo, la versión digital no basta y por fortuna, el año pasado, Cooperativa Editorial lanzó una nueva edición física del libro, muy linda y conseguible en la librería de tu preferencia. A Sara la puedes encontrar en las diferentes redes sociales como @RaraUribe

¡Nos vemos pronto para más #recomendacionesperras!

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