A lo largo de la historia, el arte ha sido vandalizado, ya sea de manera anónima o bajo la bandera de alguna causa, para llevar la vista del público hacia un acto de rebeldía, y así llamar la atención de las autoridades o bien, de un sector específico de la sociedad.
El pasado 4 de abril, una de las piezas del artista queretano Jonatán Olvera fue vandalizada. De acuerdo con el testimonio de las cámaras, dos personas –un hombre y una mujer– entraron a la sala y al ver los materiales que se encontraban, comenzaron a pintar con colores sobre su obra, durante aproximadamente 15 minutos.
La pieza de Jonatán Olvera formó parte de la segunda muestra del MACQ titulada “Plástica Contemporánea Queretana”, en la que más de 80 artistas participaron con su obra, atendiendo a la propuesta de Sanger de traspasar sus propias fronteras creativas, considerando el espacio del edificio y sus características.
Al ser un pintor figurativo, Olvera resolvió pintar en vivo al estilo de los impresionistas, retomando “El vaso de agua medio lleno” del artista contemporáneo Wilfredo Prieto, para generar un diálogo entre el arte clásico y el arte conceptual.
Un par de meses después de este hecho, el artista fue invitado por el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro, al espacio Conversaciones con el MACQ; donde el autor abordó los hechos ocurridos y develó una nueva pieza, que ocupará su lugar en este recinto.
Con el humor que lo caracteriza, Olvera hizo una representación del momento justo en que dos ignotos trasgreden su pieza en la sala de exposiciones.
“Tuve acceso a las cámaras de seguridad, tomé algunas imágenes e hice esta obra, reinterpretando el suceso. Representa el momento en el cual los que entraron están pintando, y entonces los que están repintando la obra los pinto yo”, detalla Jonatán, quien además de visibilizar la experiencia a través del pincel, levantó una denuncia en la fiscalía.
“Pero no es que quiera encontrar un culpable, simplemente quiero saber por qué lo hicieron; esa es mi gran duda. No los quiero denunciar por nada más, quiero conocer su punto de vista. Ese encuentro me atrae mucho, y si algún día se llega a dar, haré otra obra a partir de ello, y seguirá la telenovela”, afirmó el autor, seguido por las risas del auditorio.
En la charla, el director del MACQ, Papús Von Saenger destacó la forma en que la propuesta del artista se fue desdoblando a partir de lo sucedido, y con la injerencia de otros actores.
“Me parece muy chistoso que tú, al proponer una obra procesual es como si hubieras abierto una ventana que cambió completamente lo que pensabas que ibas a hacer; que forma parte de la idea de una obra procesual, en donde nunca sabes a dónde te va a llevar (…) Además, pasaste también por una serie de sucesos que van mucho más allá de lo que es arte, como tener que ir a la policía, denunciar lo que pasó y salir del museo, y como en estas nuevos procesos dentro de la obra, aparecen los medios de comunicación, que permiten ver cómo la recepción de la obra ha ido cambiando, por las redes sociales”, puntualizó.
Unión de los contrarios
“Es muy simpático que llevo en la pintura 20 años y cuando hago un guiño al arte conceptual se causa todo este revuelo”, dice con tono irónico el autor, quien además de tener 12 exposiciones en su haber, fue acreedor al Premio Arte Joven de Aguascalientes en su edición XXII.
Luego de que su obra fuera vandalizada, el Museo de Arte Contemporáneo retiró la parte afectada, dejando sólo a la vista el vaso de agua medio lleno, con el que Jonatán referenció al artista cubano.
Al poco tiempo, su trabajo fue cuestionado en las redes de manera viral, bajo la creencia de que el autor había presentado solo un vaso de agua como pieza en la exposición del MACQ.
“El mundo se nos presenta como una serie de opuestos: los artistas, los que no son artistas; los conceptuales, los pintores; los comerciales, los más puros, y así se va desarrollando nuestra vida con divisiones y fronteras. Si nosotros quitamos la demarcación, nos daríamos cuenta de que existe simplemente la unidad. Esto que sucedió con el vaso vacío, déjenme decirles, que es algo que me acerca a esa unidad porque (…) los espectadores se convirtieron en artistas, y yo pasé a ser observador”, afirmó Jonatán, detallando que la “unidad” y el “vacío” son dos símbolos que aparecen de manera continua en su obra, y que en esta experiencia, se salieron del bastidor y trascendieron el espacio.
¡Atentados!
Los ataques al arte se convierten en atentados perpetrados directamente contra el artista o bien, su legado, y en ocasiones traen graves consecuencias. En 1972, el húngaro Laszlo Toth se lanzó contra la escultura de la Piedad, de Miguel Ángel con mazo en mano, mientras gritaba “¡Soy Jesucristo!”
El saldo fue la pérdida de un brazo, un ojo y parte de la nariz, aunque posteriormente fue reconstruida, él fue declarado –por la corte de Roma– como una persona peligrosa para la sociedad y fue condenado a vivir confinado en una hospital psiquiátrico por al menos dos años.
Actualmente la Mona Lisa, de da Vinci está resguardada detrás de un vidrio a prueba de balas, sin embargo, esta protección surgió años después de haber recibido ácido y del atentado de un hombre, al lanzarle una piedra, en 1956, lo que alteró el pigmento de la zona cercana al codo izquierdo, que posteriormente fue restaurado.
Las protestas sociales también tienen en la mira a destacadas obras, tal fue la suerte de “La Venus del espejo, de Diego Velázquez, que en 1914 fue acuchillada siete veces por Mary Richardson, integrante del movimiento suffragettes, para manifestarse por el arresto de Emmeline Pankhurst, una de las líderes del movimiento.
Pese a que los recintos mantienen resguardadas y bajo vigilancia la mayoría de sus obras, hay algunas que invaden el espacio público y se exhiben con arrogancia al paso de los transeúntes, como los Bansky, que envueltos en ese aire de misticismo emiten sus críticas sociales en cualquier espacio público, siendo constantemente borrados o pintados encima –con o sin intención–.
