/ viernes 6 de diciembre de 2019

Arte y cultura para educar mejor II parte

Tinta para un Atabal

En la primera entrega de estos dos artículos dedicados al arte y la cultura en la educación, hablé de la importancia de estos aspectos en el aprendizaje de cualquier individuo y de la necesidad de no sólo enseñar arte en materias especiales, sino incluirlas en todas las asignaturas para potenciar las capacidades de los educandos. Para lograrlo es necesario contar con profesores, tanto de arte como de asignaturas generales, altamente capacitados, lo cual requiere que las autoridades educativas y de cultura asuman su responsabilidad en el asunto.

Desafortunadamente, las políticas educativas no le conceden el valor que realmente tiene la educación artística, e ignoran o desdeñan el hecho de que a través de ella se puede conseguir un mejor aprendizaje y el desarrollo de muchas habilidades. Además, a través de la educación artística los profesores pueden abordar, de manera más efectiva, temas que hoy son problemas de urgente atención como la criminalidad, la violencia, la corrupción, la desigualdad social, económica, entre sexos, etc.

Asimismo los profesores de las asignaturas artísticas deben comprender que no basta con la enseñanza de la historia del arte y la cultura o la instrucción y práctica de las técnicas de diferentes disciplinas artísticas. Sin restar importancia a lo anterior, este tipo de educación obtendría mayor significado para el alumno –y por lo tanto mejor aprendizaje– si se aprovechan las competencias de otras disciplinas –tanto artísticas como generales–, así como los conocimientos de otros artistas y la cultura que se vive y respira a su alrededor, pues este conocimiento ya no debe quedar limitado a lo que ocurre en el interior de la escuela.

Arte de afuera hacia adentro

La relación y colaboración entre las instituciones y grupos culturales con la escuela es imprescindible. Muchas ciudades y poblaciones cuentan con algún tipo de instalación cultural o con grupos que de forma independiente y accesible presentan al público sus trabajos artísticos; si se entra en relación con ellos esto puede suscitar nuevas posibilidades pedagógicas. Las visitas a museos, galerías y exposiciones, la asistencia a conciertos o representaciones de teatro y danza abren grandes posibilidades educativas muy valiosas para los estudiantes y los docentes. Si un docente invita a artistas a su clase para hablar de las palabras y el lenguaje, del sonido, del ritmo, de las imágenes, etc. e interactúa con los alumnos, seguramente se convertirá en algo muy fructífero para profesores y alumnos. Si se lleva a cabo, por ejemplo, un proyecto en donde los alumnos entren en contacto directamente con las diferentes disciplinas artísticas, los profesores enriquecerían muchísimo sus métodos de enseñanza, sea cual sea la materia que ellos impartan.

Un ejemplo de lo anterior lo podemos encontrar en Noruega –país con el más alto nivel de aprovechamiento educativo–, con el programa denominado Mochila Cultural: “Hace unos cinco años, el gobierno noruego puso en marcha un plan denominado ‘La mochila cultural’ cuyo objetivo es que periódicamente todos los estudiantes, del primero al décimo curso, mantengan encuentros con artistas y expresiones de alta calidad artística, como parte del plan de estudios. A través de una estructura nacional financiada en colaboración entre las escuelas y las autoridades culturales del ámbito nacional, regional y local, se han establecido asociaciones entre organizaciones e instituciones artísticas y el sistema educativo. Actualmente, en el programa anual de todas las escuelas del país figuran visitas de artistas escénicos a la escuela y desplazamientos de los alumnos a museos y centros culturales. El plan también incluye representaciones y talleres artísticos en los que los estudiantes y, a veces, también el personal de la escuela trabajan con artistas profesionales. La impresión general es que el plan tiene una buena acogida en las escuelas locales…” (Conferencia Mundial sobre la Educación Artística, marzo de 2006. Anexo. Estudios monográficos, página 23).

Educando a los docentes

Ahora bien, los programas de formación de profesores de asignaturas generales no fomentan adecuadamente el papel de las artes en la enseñanza y el aprendizaje. Si los profesores de asignaturas generales mantuvieran una estrecha relación con las materias artísticas no sólo ayudarían a estas disciplinas a alcanzar sus objetivos, sino que ellos mismos se verían altamente beneficiados con este intercambio de actividades, ya que el arte desarrolla habilidades en los alumnos que son de gran utilidad para las disciplinas generales.

Pero para que esto funcione, es necesario que los docentes sean sensibles a los valores, beneficios y cualidades de las artes y los artistas; comprendan el valor que tiene la educación artística; tengan ciertos conocimientos sobre las manifestaciones culturales de otras épocas y sociedades; conozcan cómo analizar obras de arte y cómo producirlas o representarlas. Esto es responsabilidad, entre otros actores, de las escuelas de formación de profesores que deben revisar sus planes y programas de estudio y proporcionar a los docentes la capacitación que necesitan para poder llevar a cabo su tarea. Los artistas y su participación en los procesos de la educación artística no están suficientemente reconocidos en sus programas de formación.

Pero también los artistas de cualquier disciplina y los profesionales de la cultura deben mejorar su conocimiento sobre la educación en arte y cultura y desarrollar sus capacidades pedagógicas. Finalmente, una buena educación artística estará preparando público para las artes en los distintos sectores de la población para que estén en posibilidades de apreciar las distintas manifestaciones artísticas.

La educación artística es un proceso a largo plazo y por esa razón debe ser sistemática y llevarse a cabo a través de los años. Es importante reconocer que la educación artística desarrolla facultades físicas, intelectuales y creativas y desarrolla relaciones más fructíferas. Por supuesto que hay muchos obstáculos que vencer para tener éxito en esta tarea, pero valdrá la pena llevarlo a cabo pensando en que el desarrollo de las capacidades y habilidades artísticas son imprescindibles para enfrentar los retos que nuestra época actual nos está presentando.

En la primera entrega de estos dos artículos dedicados al arte y la cultura en la educación, hablé de la importancia de estos aspectos en el aprendizaje de cualquier individuo y de la necesidad de no sólo enseñar arte en materias especiales, sino incluirlas en todas las asignaturas para potenciar las capacidades de los educandos. Para lograrlo es necesario contar con profesores, tanto de arte como de asignaturas generales, altamente capacitados, lo cual requiere que las autoridades educativas y de cultura asuman su responsabilidad en el asunto.

Desafortunadamente, las políticas educativas no le conceden el valor que realmente tiene la educación artística, e ignoran o desdeñan el hecho de que a través de ella se puede conseguir un mejor aprendizaje y el desarrollo de muchas habilidades. Además, a través de la educación artística los profesores pueden abordar, de manera más efectiva, temas que hoy son problemas de urgente atención como la criminalidad, la violencia, la corrupción, la desigualdad social, económica, entre sexos, etc.

Asimismo los profesores de las asignaturas artísticas deben comprender que no basta con la enseñanza de la historia del arte y la cultura o la instrucción y práctica de las técnicas de diferentes disciplinas artísticas. Sin restar importancia a lo anterior, este tipo de educación obtendría mayor significado para el alumno –y por lo tanto mejor aprendizaje– si se aprovechan las competencias de otras disciplinas –tanto artísticas como generales–, así como los conocimientos de otros artistas y la cultura que se vive y respira a su alrededor, pues este conocimiento ya no debe quedar limitado a lo que ocurre en el interior de la escuela.

Arte de afuera hacia adentro

La relación y colaboración entre las instituciones y grupos culturales con la escuela es imprescindible. Muchas ciudades y poblaciones cuentan con algún tipo de instalación cultural o con grupos que de forma independiente y accesible presentan al público sus trabajos artísticos; si se entra en relación con ellos esto puede suscitar nuevas posibilidades pedagógicas. Las visitas a museos, galerías y exposiciones, la asistencia a conciertos o representaciones de teatro y danza abren grandes posibilidades educativas muy valiosas para los estudiantes y los docentes. Si un docente invita a artistas a su clase para hablar de las palabras y el lenguaje, del sonido, del ritmo, de las imágenes, etc. e interactúa con los alumnos, seguramente se convertirá en algo muy fructífero para profesores y alumnos. Si se lleva a cabo, por ejemplo, un proyecto en donde los alumnos entren en contacto directamente con las diferentes disciplinas artísticas, los profesores enriquecerían muchísimo sus métodos de enseñanza, sea cual sea la materia que ellos impartan.

Un ejemplo de lo anterior lo podemos encontrar en Noruega –país con el más alto nivel de aprovechamiento educativo–, con el programa denominado Mochila Cultural: “Hace unos cinco años, el gobierno noruego puso en marcha un plan denominado ‘La mochila cultural’ cuyo objetivo es que periódicamente todos los estudiantes, del primero al décimo curso, mantengan encuentros con artistas y expresiones de alta calidad artística, como parte del plan de estudios. A través de una estructura nacional financiada en colaboración entre las escuelas y las autoridades culturales del ámbito nacional, regional y local, se han establecido asociaciones entre organizaciones e instituciones artísticas y el sistema educativo. Actualmente, en el programa anual de todas las escuelas del país figuran visitas de artistas escénicos a la escuela y desplazamientos de los alumnos a museos y centros culturales. El plan también incluye representaciones y talleres artísticos en los que los estudiantes y, a veces, también el personal de la escuela trabajan con artistas profesionales. La impresión general es que el plan tiene una buena acogida en las escuelas locales…” (Conferencia Mundial sobre la Educación Artística, marzo de 2006. Anexo. Estudios monográficos, página 23).

Educando a los docentes

Ahora bien, los programas de formación de profesores de asignaturas generales no fomentan adecuadamente el papel de las artes en la enseñanza y el aprendizaje. Si los profesores de asignaturas generales mantuvieran una estrecha relación con las materias artísticas no sólo ayudarían a estas disciplinas a alcanzar sus objetivos, sino que ellos mismos se verían altamente beneficiados con este intercambio de actividades, ya que el arte desarrolla habilidades en los alumnos que son de gran utilidad para las disciplinas generales.

Pero para que esto funcione, es necesario que los docentes sean sensibles a los valores, beneficios y cualidades de las artes y los artistas; comprendan el valor que tiene la educación artística; tengan ciertos conocimientos sobre las manifestaciones culturales de otras épocas y sociedades; conozcan cómo analizar obras de arte y cómo producirlas o representarlas. Esto es responsabilidad, entre otros actores, de las escuelas de formación de profesores que deben revisar sus planes y programas de estudio y proporcionar a los docentes la capacitación que necesitan para poder llevar a cabo su tarea. Los artistas y su participación en los procesos de la educación artística no están suficientemente reconocidos en sus programas de formación.

Pero también los artistas de cualquier disciplina y los profesionales de la cultura deben mejorar su conocimiento sobre la educación en arte y cultura y desarrollar sus capacidades pedagógicas. Finalmente, una buena educación artística estará preparando público para las artes en los distintos sectores de la población para que estén en posibilidades de apreciar las distintas manifestaciones artísticas.

La educación artística es un proceso a largo plazo y por esa razón debe ser sistemática y llevarse a cabo a través de los años. Es importante reconocer que la educación artística desarrolla facultades físicas, intelectuales y creativas y desarrolla relaciones más fructíferas. Por supuesto que hay muchos obstáculos que vencer para tener éxito en esta tarea, pero valdrá la pena llevarlo a cabo pensando en que el desarrollo de las capacidades y habilidades artísticas son imprescindibles para enfrentar los retos que nuestra época actual nos está presentando.

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