/ lunes 12 de agosto de 2019

Día Internacional del Disco de Vinil: El regreso de las tornamesas

Sonidos de diferentes épocas y géneros musicales atraviesan la pequeña puerta de un modesto establecimiento comercial

Sonidos de diferentes épocas y géneros musicales atraviesan la pequeña puerta de un modesto establecimiento comercial, ubicado sobre la céntrica calle de Venustiano Carranza. “Ruido de Fondo” es su nombre, y al igual que este, su presencia causa estrépito y curiosidad entre los peatones que lo merodean por casualidad.

El espacio es una tienda de discos de vinilo a cargo de Juan Carlos Leandro, o “Charly”, como le dicen sus amigos y clientes más frecuentes, quienes además de curiosear entre los miles de títulos que integran su catálogo, sostienen con él largas e interesantes pláticas sobre cultura musical.

Poseedor de un gran bagaje, desde hace más de tres años se dedica a comercializar acetatos. Cada visita en su tienda representa para él una nueva recomendación que acompaña siempre con una explicación técnica de los discos y datos curiosos sobre las bandas, los conciertos, e incluso el arte de las portadas.

Mientras sostiene una edición japonesa de “Electric Ladyland” de Jimmy Hendrix Experience, el melómano comparte con DIARIO DE QUERÉTARO que su afición comenzó cuando tenía apenas 12 años.

“Mi primer disco fue Body Wishes de Rod Stewart, mi mamá me lo compró en un tianguis sobre ruedas de la Ciudad de México porque sabía que me gustaba mucho la canción de Baby Jane, y así fue como empecé coleccionando acetatos y enriqueciendo mi acervo con gente que escuchaba blues, rock progresivo … y bandas como Jethro Tull, King Crimson y Muddy Waters”.

Confiesa que no estaba entre sus planes convertirse en comerciante de vinilos, pero a falta de espacio en casa, tuvo que depurar su colección, que para entonces ascendía a más de 7 mil ejemplares.

Actualmente lleva más de tres años dedicándose a la compra- venta de acetatos, que van desde rock, heavy metal, jazz, punk, soul, blues, funk, hasta música disco, trova, tropical, bossa nova, electrónica y mexicana.

En su tienda, el público podrá encontrar viniles que oscilan entre los 100 y 1,500 pesos, de bandas y artistas como Patti Smith, Clash, Led Zeppelin, Queen, The doors, Queen, Black Sabath, Kiss, John Coltrane, David Bowie, Depeach Mode, The Smiths, The Vevelt Underground, King Crimson y Frank Zappa.

Con 33 años como coleccionista y amante de la música, Charly asegura que la compra de acetatos es otra forma de coleccionismo de arte. De hecho, afirma que su negocio está encaminado principalmente a este nicho de mercado, así como a expertos y gustosos del rock progresivo.

Regresar a la experiencia estética del vinilo

“Mi fascinación por los vinilos está directamente ligada con el gusto por la música”, dice Gerardo Argüelles, melómano y docente en la Universidad Autónoma de Querétaro, quien a propósito del Día Internacional del Disco de Vinil, recuerda aquella época en la que escuchar música era todo un ritual.

“Escuchar vinilos con los amigos era lo que hacíamos los fines de semana, cada quien traía cinco, seis acetatos y los compartíamos; esas eran nuestras fiestas”, rememora con una sonrisa el coleccionista, quien asegura poseer cerca de mil títulos en su acervo personal.

Pese a que a que vivió la transición del disco de vinil, al cd y luego al formato mp3, Gerardo asevera que es poca la música que escucha a través de esos formatos.

Tiene “que ver con una actitud de vida. Cuando escuchas el vinilo generas un espacio especial, te entregas al momento, y cada 20 o 30 minutos cambias el disco (…) La ritualidad es diferente, tienes que dejar todo lo que estás haciendo para escuchar …”.

A la pregunta ¿por qué en las últimas fechas ha resurgido el interés por este formato clásico?, el también investigador responde que se debe a la necesidad que tienen las nuevas generaciones de aproximarse y experimentar la música de manera más profunda y completa; de dejar de hablar de temas y sencillos, para regresar a la complejidad del álbum compleyo.

“Con la sobre información causada por plataformas digitales como Youtube, Spotify, Itunes se ha perdido la conexión con la parte mística de la música (…) Por el contrario, el vinilo permite acceder más fácilmente al concepto y la materialidad de una obra artística (el álbum), pues también son eso, unidades de arte", apuntó.

Sonidos de diferentes épocas y géneros musicales atraviesan la pequeña puerta de un modesto establecimiento comercial, ubicado sobre la céntrica calle de Venustiano Carranza. “Ruido de Fondo” es su nombre, y al igual que este, su presencia causa estrépito y curiosidad entre los peatones que lo merodean por casualidad.

El espacio es una tienda de discos de vinilo a cargo de Juan Carlos Leandro, o “Charly”, como le dicen sus amigos y clientes más frecuentes, quienes además de curiosear entre los miles de títulos que integran su catálogo, sostienen con él largas e interesantes pláticas sobre cultura musical.

Poseedor de un gran bagaje, desde hace más de tres años se dedica a comercializar acetatos. Cada visita en su tienda representa para él una nueva recomendación que acompaña siempre con una explicación técnica de los discos y datos curiosos sobre las bandas, los conciertos, e incluso el arte de las portadas.

Mientras sostiene una edición japonesa de “Electric Ladyland” de Jimmy Hendrix Experience, el melómano comparte con DIARIO DE QUERÉTARO que su afición comenzó cuando tenía apenas 12 años.

“Mi primer disco fue Body Wishes de Rod Stewart, mi mamá me lo compró en un tianguis sobre ruedas de la Ciudad de México porque sabía que me gustaba mucho la canción de Baby Jane, y así fue como empecé coleccionando acetatos y enriqueciendo mi acervo con gente que escuchaba blues, rock progresivo … y bandas como Jethro Tull, King Crimson y Muddy Waters”.

Confiesa que no estaba entre sus planes convertirse en comerciante de vinilos, pero a falta de espacio en casa, tuvo que depurar su colección, que para entonces ascendía a más de 7 mil ejemplares.

Actualmente lleva más de tres años dedicándose a la compra- venta de acetatos, que van desde rock, heavy metal, jazz, punk, soul, blues, funk, hasta música disco, trova, tropical, bossa nova, electrónica y mexicana.

En su tienda, el público podrá encontrar viniles que oscilan entre los 100 y 1,500 pesos, de bandas y artistas como Patti Smith, Clash, Led Zeppelin, Queen, The doors, Queen, Black Sabath, Kiss, John Coltrane, David Bowie, Depeach Mode, The Smiths, The Vevelt Underground, King Crimson y Frank Zappa.

Con 33 años como coleccionista y amante de la música, Charly asegura que la compra de acetatos es otra forma de coleccionismo de arte. De hecho, afirma que su negocio está encaminado principalmente a este nicho de mercado, así como a expertos y gustosos del rock progresivo.

Regresar a la experiencia estética del vinilo

“Mi fascinación por los vinilos está directamente ligada con el gusto por la música”, dice Gerardo Argüelles, melómano y docente en la Universidad Autónoma de Querétaro, quien a propósito del Día Internacional del Disco de Vinil, recuerda aquella época en la que escuchar música era todo un ritual.

“Escuchar vinilos con los amigos era lo que hacíamos los fines de semana, cada quien traía cinco, seis acetatos y los compartíamos; esas eran nuestras fiestas”, rememora con una sonrisa el coleccionista, quien asegura poseer cerca de mil títulos en su acervo personal.

Pese a que a que vivió la transición del disco de vinil, al cd y luego al formato mp3, Gerardo asevera que es poca la música que escucha a través de esos formatos.

Tiene “que ver con una actitud de vida. Cuando escuchas el vinilo generas un espacio especial, te entregas al momento, y cada 20 o 30 minutos cambias el disco (…) La ritualidad es diferente, tienes que dejar todo lo que estás haciendo para escuchar …”.

A la pregunta ¿por qué en las últimas fechas ha resurgido el interés por este formato clásico?, el también investigador responde que se debe a la necesidad que tienen las nuevas generaciones de aproximarse y experimentar la música de manera más profunda y completa; de dejar de hablar de temas y sencillos, para regresar a la complejidad del álbum compleyo.

“Con la sobre información causada por plataformas digitales como Youtube, Spotify, Itunes se ha perdido la conexión con la parte mística de la música (…) Por el contrario, el vinilo permite acceder más fácilmente al concepto y la materialidad de una obra artística (el álbum), pues también son eso, unidades de arte", apuntó.

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