/ miércoles 23 de febrero de 2022

El amor en tiempos de Tinder

Para conocer a la pareja ideal, acordar encuentros sexuales o hacer amigos, miles de usuarios descargan diariamente esta aplicación a sus celulares. Sin embargo, ¿qué tanto funciona? ¿Suple a las formas tradicionales de ligue? Y aún más importante, ¿es seguro?

Más de lo que nos gusta reconocerlo, el ritmo acelerado de nuestras vidas y las jornadas extenuantes de trabajo nos han orillado a usar la tecnología para mejorar aspectos de nuestra vida que antes considerábamos sumamente privados, por ejemplo la búsqueda de una pareja sentimental.

Nos referimos a las aplicaciones de citas como Grindr, Happn, Badoo, Bumble y por supuesto la aplicación reina, Tinder.

En todas estas apps, los usuarios se postulan como posibles parejas, anuncian sus gustos, información social, laboral y por supuesto, muchas fotografías; de esta forma los algoritmos de cada aplicación responden a las necesidades del usuario y sugieren una infinidad de perfiles similares basados en el rango de edad, gustos afines, localidad, etc.

Si dos perfiles hacen match, es decir, que ambas personas se gusten y quieran conocerse mejor, entonces comienzan las interacciones a través del chat, y si ambos así lo quieren, se pacta una cita.

El portal de estadísticas Statista Research Department publicó en febrero del 2021 una encuesta sobre las apps de citas más usadas en México, siendo Tinder la aplicación con un mayor porcentaje de usuarios en el país (48%), seguida de Bumble (29%).

Ante la pregunta, ¿Por qué descargar una app de citas? Los usuarios señalaron como motivo principal; “para buscar una relación formal” (39.6%), otros indicaron “para tener encuentros sexuales casuales” (27.8%), buscar amigos (18.1%), buscar compañeros para una actividad determinada (9%) y otros (5.5%).

Para muchos, estas aplicaciones son un método fácil y divertido de conocer personas con gustos afines o también con preferencias completamente diferentes a las propias; para otros, son sólo una forma aburrida de interactuar a través de un chat.

Algunos se han topado con experiencias desagradables, y otros prácticamente han encontrado el amor.

A continuación, tres mujeres comparten sus testimonios a BARROCO sobre su experiencia en la app de citas Tinder.

Sara, 31 años

Para ella todo inició como una actividad terapéutica y se convirtió en un gusto adquirido por las “citas a ciegas”.

¿Durante cuánto tiempo usaste Tinder?

Usé Tinder y otras aplicaciones de citas más o menos durante cuatro años. Pero antes probé con otras aplicaciones porque había escuchado que Tinder era sólo para conseguir sexo, y sobre eso yo tenía muchos prejuicios.

¿Y por qué decidiste usarla?

Fue por una tarea de mi psicóloga, Yo acababa de tener una ruptura muy dolorosa y me sentía muy desvalorada, creía que jamás podría rehacer mi vida. La intención de mi psicóloga era postularme y ver que eso no era real, que seguro había muchas personas interesadas en mí. Y así fue, salí con muchas personas incluso sabía que siempre había un perfil mejor que otro, porque las opciones son infinitas.

¿Y entonces te gustó? ¿Fue una buena experiencia?

Debo reconocer que sí me ayudó a recobrar mi autoestima, me encantaba la sensación de las citas a "ciegas" (risas), viví experiencias muy graciosas, hice buenos amigos, también me ayudó a recobrar mi sexualidad. Salí con una diversidad de chicos y eso me permitió aprender a no juzgar. También me ilusioné y me decepcioné por el trato de algunos chicos, algunos sólo querían sexo de inmediato, incluso algunas veces me tocó pagar a mí las cuentas completas. Hubo de todo.

Foto: Donna Oliveros | Diario de Querétaro

Paula, 30 años

Usó Tinder sólo durante un mes y de inmediato se aburrió. Buscaba encuentros sexuales casuales y para sus sorpresa, conseguirlo fue prácticamente imposible. Aunque confiesa entre risas que tal vez fue un poco impaciente.

¿Por qué no lograste conseguir citas? ¿Qué te decían los chicos?

Algunos pensaban que mi forma de hablar no coincidía con el de una “mujer” y que en realidad buscaba burlarme de ellos con “supuestas citas”. Eso me lo dijo un tipo al que después del “hola” le dije que quería coger y no buscaba nada más. Que podríamos vernos en algún café y si nos gustábamos, pues ¡listo! Nos íbamos directo al hotel.

La verdad me daba un poco de "hueva" todo el protocolo del: “Hola, ¿Cómo estás? ¿A qué te dedicas? ¿Qué te gusta hacer? ¿Te gusta el café?”... y prefería irme sin rodeos. Otro me dijo que prefería que mantuviéramos la interacción en la virtualidad porque “bicho” y que ya pasada la pandemia, acordáramos un encuentro: “¿Para qué chingados bajó Tinder?”, pensé, y le di vuelta a la página. Los demás matchs me llevaron a conversaciones en las que de inmediato detecté cosas que no soporto, como el sexismo entre líneas e ideas planas sin esas “curvas” que me gustan. Claro, solo quería coger, pero me prenden mucho las personas inteligentes.

¿En algún momento tuviste una experiencia negativa?

La no experiencia fue lo negativo (risas).

¿Y alguna experiencia positiva que recuerdes en particular?

Sólo la experiencia de estar ahí y ver cómo la gente se presenta ante el mundo para conseguir amor, amistad o simplemente sexo. Vi a parejas compartiendo perfil para conseguir tríos… Usuarios que incluso usan fotos con sus hijos (¿por qué lo hacen? Además de ser súper creepy, pienso que eso es una violación a la privacidad de los pequeños y una forma de ponerlos en riesgo) y personas que mienten sobre su edad y es muy evidente (risas). En suma, la experiencia de vernos a través de una vitrina como sociedad.

Jessica, 29 años

Ella literalmente encontró el amor después de sólo 4 meses de usar Tinder. Conoció a su actual esposo en esta plataforma.

Eres una historia de éxito en Tinder, pues ahí conociste a tu ahora esposo ¿no?

Es verdad que conocí a mi esposo en Tinder pero fue mera casualidad, esa no era mi intención. Usaba Tinder junto con un amigo y lo hacíamos por diversión, competíamos por ver quién conseguía más matchs (risas). Y de hecho la única cita que concreté en Tinder fue con el que ahora es mi esposo, aunque sí hablé con mucha gente, pero muchos tenían un rollo muy sexual, y no era lo que yo quería.

¿Recomendarías la experiencia de usar esta o cualquier otra app de citas?

Pues depende de lo que cada persona busque, pero sí puedo asegurar que Tinder es una herramienta que encaja con nuestro ritmo de vida actual; nuestros trabajos son muy absorbentes y cada vez es más difícil conocer a alguien distinto a tu gremio o a tu rutina.

En mi caso con mi esposo eso habría sido imposible, de hecho sin Tinder no nos habríamos conocido porque cuando nos agregamos a Facebook nos dimos cuenta que no teníamos ningún amigo en común, o sea no habría otra forma de habernos conectado. La gente no debería de descartar ese tipo de plataformas para conseguir estas experiencias; claro siempre siendo conscientes de sus límites, riesgos y usándola con responsabilidad.

El Estafador de Tinder

La plataforma de citas más famosa en el mundo, Tinder, se convirtió recientemente en tendencia no sólo en redes sociales sino también en las conversaciones “de boca a boca”, debido al reciente estreno del documental El estafador de Tinder, en Netflix.

En esta producción se cuenta la historia de un isaerlí que se hacía llamar Simon Leviev, quien se presentaba a sí mismo como un poderoso heredero de una fortuna, debido a que su supuesta familia tenía una importantísima compañía de diamantes.

Sus víctimas eran seleccionadas cuidadosamente a través de esta aplicación de citas. Ellas se sentían atraídas de inmediato por la supuesta vida de lujos que Simon proyectaba a través redes sociales, donde mostraba su día a día en restaurantes lujosos, rodeado de famosas personalidades, viajando en jets, yates y demás.

Una vez que las chicas y el falso millonario hacían match, este las llevaba a comer a lujosos restaurantes y les compraba boletos para volar en primera clase, de esta manera las mujeres caían en la mentira sobre su fortuna y posteriormente eran estafadas al prestarle cantidades exorbitantes de dinero.

Esta historia vio la luz y posteriormente se convirtió en documental, gracias a un equipo de periodistas que no sólo difundieron los testimonios de las víctimas, sino que ellos mismos encabezaron la investigación sobre dicho estafador cuyo nombre en realidad es Shimon Yehuda.

La producción puso sobre la mesa los riesgos de utilizar esta y otras aplicaciones de citas, en donde la información publicada por los usuarios no tiene ningún tipo de regulación, sino que sólo apela a la integridad de cada uno de los usuarios.

El estafador de Tinder sigue disponible en Netflix, y es una buena oportunidad para reflexionar no solo en el amor en tiempos de Tinder, sino también en el papel que juega el amor romántico y los mitos lo rodean, para sacar provecho


Más de lo que nos gusta reconocerlo, el ritmo acelerado de nuestras vidas y las jornadas extenuantes de trabajo nos han orillado a usar la tecnología para mejorar aspectos de nuestra vida que antes considerábamos sumamente privados, por ejemplo la búsqueda de una pareja sentimental.

Nos referimos a las aplicaciones de citas como Grindr, Happn, Badoo, Bumble y por supuesto la aplicación reina, Tinder.

En todas estas apps, los usuarios se postulan como posibles parejas, anuncian sus gustos, información social, laboral y por supuesto, muchas fotografías; de esta forma los algoritmos de cada aplicación responden a las necesidades del usuario y sugieren una infinidad de perfiles similares basados en el rango de edad, gustos afines, localidad, etc.

Si dos perfiles hacen match, es decir, que ambas personas se gusten y quieran conocerse mejor, entonces comienzan las interacciones a través del chat, y si ambos así lo quieren, se pacta una cita.

El portal de estadísticas Statista Research Department publicó en febrero del 2021 una encuesta sobre las apps de citas más usadas en México, siendo Tinder la aplicación con un mayor porcentaje de usuarios en el país (48%), seguida de Bumble (29%).

Ante la pregunta, ¿Por qué descargar una app de citas? Los usuarios señalaron como motivo principal; “para buscar una relación formal” (39.6%), otros indicaron “para tener encuentros sexuales casuales” (27.8%), buscar amigos (18.1%), buscar compañeros para una actividad determinada (9%) y otros (5.5%).

Para muchos, estas aplicaciones son un método fácil y divertido de conocer personas con gustos afines o también con preferencias completamente diferentes a las propias; para otros, son sólo una forma aburrida de interactuar a través de un chat.

Algunos se han topado con experiencias desagradables, y otros prácticamente han encontrado el amor.

A continuación, tres mujeres comparten sus testimonios a BARROCO sobre su experiencia en la app de citas Tinder.

Sara, 31 años

Para ella todo inició como una actividad terapéutica y se convirtió en un gusto adquirido por las “citas a ciegas”.

¿Durante cuánto tiempo usaste Tinder?

Usé Tinder y otras aplicaciones de citas más o menos durante cuatro años. Pero antes probé con otras aplicaciones porque había escuchado que Tinder era sólo para conseguir sexo, y sobre eso yo tenía muchos prejuicios.

¿Y por qué decidiste usarla?

Fue por una tarea de mi psicóloga, Yo acababa de tener una ruptura muy dolorosa y me sentía muy desvalorada, creía que jamás podría rehacer mi vida. La intención de mi psicóloga era postularme y ver que eso no era real, que seguro había muchas personas interesadas en mí. Y así fue, salí con muchas personas incluso sabía que siempre había un perfil mejor que otro, porque las opciones son infinitas.

¿Y entonces te gustó? ¿Fue una buena experiencia?

Debo reconocer que sí me ayudó a recobrar mi autoestima, me encantaba la sensación de las citas a "ciegas" (risas), viví experiencias muy graciosas, hice buenos amigos, también me ayudó a recobrar mi sexualidad. Salí con una diversidad de chicos y eso me permitió aprender a no juzgar. También me ilusioné y me decepcioné por el trato de algunos chicos, algunos sólo querían sexo de inmediato, incluso algunas veces me tocó pagar a mí las cuentas completas. Hubo de todo.

Foto: Donna Oliveros | Diario de Querétaro

Paula, 30 años

Usó Tinder sólo durante un mes y de inmediato se aburrió. Buscaba encuentros sexuales casuales y para sus sorpresa, conseguirlo fue prácticamente imposible. Aunque confiesa entre risas que tal vez fue un poco impaciente.

¿Por qué no lograste conseguir citas? ¿Qué te decían los chicos?

Algunos pensaban que mi forma de hablar no coincidía con el de una “mujer” y que en realidad buscaba burlarme de ellos con “supuestas citas”. Eso me lo dijo un tipo al que después del “hola” le dije que quería coger y no buscaba nada más. Que podríamos vernos en algún café y si nos gustábamos, pues ¡listo! Nos íbamos directo al hotel.

La verdad me daba un poco de "hueva" todo el protocolo del: “Hola, ¿Cómo estás? ¿A qué te dedicas? ¿Qué te gusta hacer? ¿Te gusta el café?”... y prefería irme sin rodeos. Otro me dijo que prefería que mantuviéramos la interacción en la virtualidad porque “bicho” y que ya pasada la pandemia, acordáramos un encuentro: “¿Para qué chingados bajó Tinder?”, pensé, y le di vuelta a la página. Los demás matchs me llevaron a conversaciones en las que de inmediato detecté cosas que no soporto, como el sexismo entre líneas e ideas planas sin esas “curvas” que me gustan. Claro, solo quería coger, pero me prenden mucho las personas inteligentes.

¿En algún momento tuviste una experiencia negativa?

La no experiencia fue lo negativo (risas).

¿Y alguna experiencia positiva que recuerdes en particular?

Sólo la experiencia de estar ahí y ver cómo la gente se presenta ante el mundo para conseguir amor, amistad o simplemente sexo. Vi a parejas compartiendo perfil para conseguir tríos… Usuarios que incluso usan fotos con sus hijos (¿por qué lo hacen? Además de ser súper creepy, pienso que eso es una violación a la privacidad de los pequeños y una forma de ponerlos en riesgo) y personas que mienten sobre su edad y es muy evidente (risas). En suma, la experiencia de vernos a través de una vitrina como sociedad.

Jessica, 29 años

Ella literalmente encontró el amor después de sólo 4 meses de usar Tinder. Conoció a su actual esposo en esta plataforma.

Eres una historia de éxito en Tinder, pues ahí conociste a tu ahora esposo ¿no?

Es verdad que conocí a mi esposo en Tinder pero fue mera casualidad, esa no era mi intención. Usaba Tinder junto con un amigo y lo hacíamos por diversión, competíamos por ver quién conseguía más matchs (risas). Y de hecho la única cita que concreté en Tinder fue con el que ahora es mi esposo, aunque sí hablé con mucha gente, pero muchos tenían un rollo muy sexual, y no era lo que yo quería.

¿Recomendarías la experiencia de usar esta o cualquier otra app de citas?

Pues depende de lo que cada persona busque, pero sí puedo asegurar que Tinder es una herramienta que encaja con nuestro ritmo de vida actual; nuestros trabajos son muy absorbentes y cada vez es más difícil conocer a alguien distinto a tu gremio o a tu rutina.

En mi caso con mi esposo eso habría sido imposible, de hecho sin Tinder no nos habríamos conocido porque cuando nos agregamos a Facebook nos dimos cuenta que no teníamos ningún amigo en común, o sea no habría otra forma de habernos conectado. La gente no debería de descartar ese tipo de plataformas para conseguir estas experiencias; claro siempre siendo conscientes de sus límites, riesgos y usándola con responsabilidad.

El Estafador de Tinder

La plataforma de citas más famosa en el mundo, Tinder, se convirtió recientemente en tendencia no sólo en redes sociales sino también en las conversaciones “de boca a boca”, debido al reciente estreno del documental El estafador de Tinder, en Netflix.

En esta producción se cuenta la historia de un isaerlí que se hacía llamar Simon Leviev, quien se presentaba a sí mismo como un poderoso heredero de una fortuna, debido a que su supuesta familia tenía una importantísima compañía de diamantes.

Sus víctimas eran seleccionadas cuidadosamente a través de esta aplicación de citas. Ellas se sentían atraídas de inmediato por la supuesta vida de lujos que Simon proyectaba a través redes sociales, donde mostraba su día a día en restaurantes lujosos, rodeado de famosas personalidades, viajando en jets, yates y demás.

Una vez que las chicas y el falso millonario hacían match, este las llevaba a comer a lujosos restaurantes y les compraba boletos para volar en primera clase, de esta manera las mujeres caían en la mentira sobre su fortuna y posteriormente eran estafadas al prestarle cantidades exorbitantes de dinero.

Esta historia vio la luz y posteriormente se convirtió en documental, gracias a un equipo de periodistas que no sólo difundieron los testimonios de las víctimas, sino que ellos mismos encabezaron la investigación sobre dicho estafador cuyo nombre en realidad es Shimon Yehuda.

La producción puso sobre la mesa los riesgos de utilizar esta y otras aplicaciones de citas, en donde la información publicada por los usuarios no tiene ningún tipo de regulación, sino que sólo apela a la integridad de cada uno de los usuarios.

El estafador de Tinder sigue disponible en Netflix, y es una buena oportunidad para reflexionar no solo en el amor en tiempos de Tinder, sino también en el papel que juega el amor romántico y los mitos lo rodean, para sacar provecho


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