/ miércoles 21 de marzo de 2018

Estoicos del siglo XXI

¿Es posible que el pensamiento de un hombre pueda tener vigencia durante casi 2000 años? Ni siquiera tenemos una noción muy clara de lo que puede significar tanto tiempo. Se nos hace demasiado, y para quien haya vivido intensamente los años están tan llenos de eventos que son difícilmente recordados en su cabalidad. ¿Cómo es posible que un pensamiento pueda trascender tanto en el tiempo? Pues sí, es posible, y sin duda esto se debe al valor y vigencia de tal pensamiento. Hay varios autores que hablan de la importancia del pensamiento estoico en la actualidad. Uno es el libro A Guide to the Good Life: The Ancient Art of Stoic Joy (Guía para la buena vida), de William B Irvine. También está el texto Cómo ser un estoico. Utilizar la filosofía antigua para vivir una vida moderna, de Massimo Pigliucci. Estos libros subrayan lo importante que es tener una filosofía de vida para no caminar a ciegas, a tontas y a locas, y señalan las aplicaciones concretas que pueden tener en la vida actual.

La vigencia de la filosofía estoica es tal que anualmente se celebra la Semana del estoico. Se trata de una reunión filosófica organizada por la Universidad de Exeter, en Inglaterra, en donde se aprende estoicismo, se lleva a la vida diaria, y se evalúa si la práctica de estos preceptos logran un cambio concreto en el acontecer de las personas. Dicha semana propone esta filosofía como un “… sistema operativo mental para una vida más completa y feliz”. Estos acontecimientos son prueba palpable de que el estoicismo ha trascendido en el tiempo y sigue vigente. Vale la pena preguntarse por qué y cómo lo ha logrado.

Concentrémonos en la obra del filósofo Marco Aurelio. ¿Qué sigue siendo válido de su obra y por qué? De entrada podemos apuntar que desde que el humano es humano, siempre las nuevas generaciones se han alimentado, en todos los sentidos, de las que les precedieron. Si cada nueva generación tuviera que comenzar de nuevo, el humano no sería lo que es: un ser pensante, que puede pensarse a sí mismo, con historia y cultura, tecnología y ciencia, arte y filosofía. Es por estas razones que el pensamiento de los prohombres sigue vigente. Son fuente, manantial del que se puede abrevar permanentemente para seguir creando. Entonces, revisemos, desde la cotidianidad de nuestra vida, qué es lo que hace vigente el pensamiento de Marco Aurelio. Una cosa parece clara: en contra de quienes quieren relativizar todo, encontramos que hay verdades que son aplicables a cualquier cultura y contexto.

Para el posmodernismo la era de las grandes narrativas ha terminado, pero la realidad, la terca realidad, los desmiente. Hay verdades que no son relativas, cuando menos hasta ahora. Son grandes verdades aun en su simpleza, son verdades que encontramos entre los sabios de todas las latitudes. Es lo que se ha denominado sabiduría perenne, se puede recurrir a ella una y otra vez sin el menor desgaste, siempre nutre, siempre guía.

Aunque aparentemente pequeño, el libro Meditaciones, de Marco Aurelio, no puede juzgarse por su tamaño. Es rico en ideas, contenidos. Sólo con un ensayo muy amplio se podrían analizar todos los libros que lo componen. Únicamente tomaremos algunos conceptos que nos han parecido relevantes por su vigencia y veracidad.

La importancia del concepto Presente para Marco Aurelio y para la filosofía estoica tiene un valor capital. El presente es lo único que tenemos en la vida, en el universo; no debe desperdiciarse en tonterías, al contrario, hay que hacerlo brillar, resplandecer. El pasado ya no existe. Se pude regresar a él para enriquecerse con la reflexión, nunca para vivir en el reproche. El futuro no existe, todo está por construirse, y se forja en el presente. “Aun en medio de los accidentes y del pesar queda un resquicio: el de la felicidad sin ataduras por apreciar la vida presente” (Libro cuarto), “Goza pues el presente” (Libro octavo), “Únicamente contamos con el presente para vivirlo y perderlo al instante” (Libro doceavo).

Otro concepto clave en la filosofía aureliana es el de la brevedad de la vida. Al estar vivos creemos que estaremos siempre aquí, que tendremos todo el tiempo del mundo. No alcanzamos a comprender ese mundo de muertos al que tarde o temprano llegaremos. Muchos incluso evitan hablar del tema. Marco Aurelio es contundente: “¿Sabemos acaso cuánto dura la vida? No dura más que un destello en el universo.” (Libro segundo).

Muchas veces pensamos “luego lo hago, luego pido perdón, luego le digo cuánto lo quiero, luego lo voy a ver, luego le demuestro mi cariño, mañana le doy las gracias”, pero el filósofo nos dice que “No te levantes a diario con la falsa idea de contar con todo el tiempo del mundo. La muerte puede acechar en cualquier esquina, en consecuencia aprovecha la vida para trabajar con energía haciendo el bien.” (Libro cuarto).

Cuántos no caemos bajo el dominio de la ira, y hacemos de nuestra vida y la de los demás un campo de amargura. Frustración, desánimo, depresión son los síntomas de estos tiempos. La rabia, el desquite, el coraje. Podemos ver con que odio responden muchos en las redes sociales o en el hogar ante la más mínima critica. La ira es la negación del amor. Para Marco Aurelio la ira es un desperdicio del tiempo tan valioso y corto que tenemos para vivir. No vale la pena estar enojados. Mejor resuelve tus frustraciones y no te amargues ni amargues a los demás. Es un trabajo permanente, nadie está exento de caer en el enojo, lo importante es recapacitar y ser capar de perdonar, perdonarse, y otra vez a recomenzar. “Antes de experimentar cualquier ira, recapacita sobre la brevedad de la vida, ya que en instantes todos los hombres bajaran a la sepultura” (Libro décimo primero).

Hay quienes creen que se puede vivir la vida, el día a día, a como salga, sin ningún plan y menos una guía. Por eso estamos como estamos. Para los estoicos la vida debe vivirse con intensidad y claridad, y para ello es necesario tener objetivos, planear y ejecutar, llevarlos al terreno de la acción. La generación nini es la negación de estos preceptos, gente que ni estudia ni trabaja ni nada de nada. “Organiza acción tras acción de tu vida, y si lo consigues podrás quedar satisfecho” (Libro octavo) Esa es la respuesta de Marco Aurelio.

La filosofía no es cosa de viejitos exóticos aislados en una cueva en la montaña. La filosofía no es pensar en abstracto en la inmortalidad del cangrejo. No, la filosofía es una lámpara para caminar en la oscuridad, es una antorcha para andar el camino. Aterriza en actos y actitudes concretas en el acontecer diario. Acercarse a ella no significa ser especial ni sabio ni loco, significa pensar para actuar en el mundo. A pesar de las contradicciones, a pesar de los errores y caídas. No importa, una y otra vez hay que volver a la sabiduría para nutrirse y regresar a caminar en el mundo corrigiéndose siempre, evolucionando, construyendo desde nuestro entorno a la sociedad.

Sabemos lo difícil que es corregir una conducta, a veces siquiera darse cuenta. Se hace el intento de cambiar, para a las primeras de cambio volver a tropezar con la misma piedra, volver a caer en el mismo error. Por eso es importante la crítica y la autocrítica, escuchar a los otros, volver a repasar nuestra filosofía, volver a meditarla, revisar bajo su luz nuestros actos, y otra vez intentar nuestra transformación. Nuestro cambio es el cambio de nuestro entorno.

https://escritosdeaft.blogspot.mx

¿Es posible que el pensamiento de un hombre pueda tener vigencia durante casi 2000 años? Ni siquiera tenemos una noción muy clara de lo que puede significar tanto tiempo. Se nos hace demasiado, y para quien haya vivido intensamente los años están tan llenos de eventos que son difícilmente recordados en su cabalidad. ¿Cómo es posible que un pensamiento pueda trascender tanto en el tiempo? Pues sí, es posible, y sin duda esto se debe al valor y vigencia de tal pensamiento. Hay varios autores que hablan de la importancia del pensamiento estoico en la actualidad. Uno es el libro A Guide to the Good Life: The Ancient Art of Stoic Joy (Guía para la buena vida), de William B Irvine. También está el texto Cómo ser un estoico. Utilizar la filosofía antigua para vivir una vida moderna, de Massimo Pigliucci. Estos libros subrayan lo importante que es tener una filosofía de vida para no caminar a ciegas, a tontas y a locas, y señalan las aplicaciones concretas que pueden tener en la vida actual.

La vigencia de la filosofía estoica es tal que anualmente se celebra la Semana del estoico. Se trata de una reunión filosófica organizada por la Universidad de Exeter, en Inglaterra, en donde se aprende estoicismo, se lleva a la vida diaria, y se evalúa si la práctica de estos preceptos logran un cambio concreto en el acontecer de las personas. Dicha semana propone esta filosofía como un “… sistema operativo mental para una vida más completa y feliz”. Estos acontecimientos son prueba palpable de que el estoicismo ha trascendido en el tiempo y sigue vigente. Vale la pena preguntarse por qué y cómo lo ha logrado.

Concentrémonos en la obra del filósofo Marco Aurelio. ¿Qué sigue siendo válido de su obra y por qué? De entrada podemos apuntar que desde que el humano es humano, siempre las nuevas generaciones se han alimentado, en todos los sentidos, de las que les precedieron. Si cada nueva generación tuviera que comenzar de nuevo, el humano no sería lo que es: un ser pensante, que puede pensarse a sí mismo, con historia y cultura, tecnología y ciencia, arte y filosofía. Es por estas razones que el pensamiento de los prohombres sigue vigente. Son fuente, manantial del que se puede abrevar permanentemente para seguir creando. Entonces, revisemos, desde la cotidianidad de nuestra vida, qué es lo que hace vigente el pensamiento de Marco Aurelio. Una cosa parece clara: en contra de quienes quieren relativizar todo, encontramos que hay verdades que son aplicables a cualquier cultura y contexto.

Para el posmodernismo la era de las grandes narrativas ha terminado, pero la realidad, la terca realidad, los desmiente. Hay verdades que no son relativas, cuando menos hasta ahora. Son grandes verdades aun en su simpleza, son verdades que encontramos entre los sabios de todas las latitudes. Es lo que se ha denominado sabiduría perenne, se puede recurrir a ella una y otra vez sin el menor desgaste, siempre nutre, siempre guía.

Aunque aparentemente pequeño, el libro Meditaciones, de Marco Aurelio, no puede juzgarse por su tamaño. Es rico en ideas, contenidos. Sólo con un ensayo muy amplio se podrían analizar todos los libros que lo componen. Únicamente tomaremos algunos conceptos que nos han parecido relevantes por su vigencia y veracidad.

La importancia del concepto Presente para Marco Aurelio y para la filosofía estoica tiene un valor capital. El presente es lo único que tenemos en la vida, en el universo; no debe desperdiciarse en tonterías, al contrario, hay que hacerlo brillar, resplandecer. El pasado ya no existe. Se pude regresar a él para enriquecerse con la reflexión, nunca para vivir en el reproche. El futuro no existe, todo está por construirse, y se forja en el presente. “Aun en medio de los accidentes y del pesar queda un resquicio: el de la felicidad sin ataduras por apreciar la vida presente” (Libro cuarto), “Goza pues el presente” (Libro octavo), “Únicamente contamos con el presente para vivirlo y perderlo al instante” (Libro doceavo).

Otro concepto clave en la filosofía aureliana es el de la brevedad de la vida. Al estar vivos creemos que estaremos siempre aquí, que tendremos todo el tiempo del mundo. No alcanzamos a comprender ese mundo de muertos al que tarde o temprano llegaremos. Muchos incluso evitan hablar del tema. Marco Aurelio es contundente: “¿Sabemos acaso cuánto dura la vida? No dura más que un destello en el universo.” (Libro segundo).

Muchas veces pensamos “luego lo hago, luego pido perdón, luego le digo cuánto lo quiero, luego lo voy a ver, luego le demuestro mi cariño, mañana le doy las gracias”, pero el filósofo nos dice que “No te levantes a diario con la falsa idea de contar con todo el tiempo del mundo. La muerte puede acechar en cualquier esquina, en consecuencia aprovecha la vida para trabajar con energía haciendo el bien.” (Libro cuarto).

Cuántos no caemos bajo el dominio de la ira, y hacemos de nuestra vida y la de los demás un campo de amargura. Frustración, desánimo, depresión son los síntomas de estos tiempos. La rabia, el desquite, el coraje. Podemos ver con que odio responden muchos en las redes sociales o en el hogar ante la más mínima critica. La ira es la negación del amor. Para Marco Aurelio la ira es un desperdicio del tiempo tan valioso y corto que tenemos para vivir. No vale la pena estar enojados. Mejor resuelve tus frustraciones y no te amargues ni amargues a los demás. Es un trabajo permanente, nadie está exento de caer en el enojo, lo importante es recapacitar y ser capar de perdonar, perdonarse, y otra vez a recomenzar. “Antes de experimentar cualquier ira, recapacita sobre la brevedad de la vida, ya que en instantes todos los hombres bajaran a la sepultura” (Libro décimo primero).

Hay quienes creen que se puede vivir la vida, el día a día, a como salga, sin ningún plan y menos una guía. Por eso estamos como estamos. Para los estoicos la vida debe vivirse con intensidad y claridad, y para ello es necesario tener objetivos, planear y ejecutar, llevarlos al terreno de la acción. La generación nini es la negación de estos preceptos, gente que ni estudia ni trabaja ni nada de nada. “Organiza acción tras acción de tu vida, y si lo consigues podrás quedar satisfecho” (Libro octavo) Esa es la respuesta de Marco Aurelio.

La filosofía no es cosa de viejitos exóticos aislados en una cueva en la montaña. La filosofía no es pensar en abstracto en la inmortalidad del cangrejo. No, la filosofía es una lámpara para caminar en la oscuridad, es una antorcha para andar el camino. Aterriza en actos y actitudes concretas en el acontecer diario. Acercarse a ella no significa ser especial ni sabio ni loco, significa pensar para actuar en el mundo. A pesar de las contradicciones, a pesar de los errores y caídas. No importa, una y otra vez hay que volver a la sabiduría para nutrirse y regresar a caminar en el mundo corrigiéndose siempre, evolucionando, construyendo desde nuestro entorno a la sociedad.

Sabemos lo difícil que es corregir una conducta, a veces siquiera darse cuenta. Se hace el intento de cambiar, para a las primeras de cambio volver a tropezar con la misma piedra, volver a caer en el mismo error. Por eso es importante la crítica y la autocrítica, escuchar a los otros, volver a repasar nuestra filosofía, volver a meditarla, revisar bajo su luz nuestros actos, y otra vez intentar nuestra transformación. Nuestro cambio es el cambio de nuestro entorno.

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